¿Alguien lo checa campeón?
Si el fútbol se sostuviera únicamente en números, República Checa sería un rival temible. Con un favoritismo en las apuestas que se coronaba hasta con estudios estadísticos previos al torneo, sacó un resultado fabuloso en el estreno: triunfo 0-1 sobre Suiza, uno de los anfitriones. Futbolísticamente, sin embargo, dejó una deuda que disiparía los mejores vaticinios.
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Fotos: EMPICS
Hay quienes dicen que la alta competencia está matando el fútbol. No es trabajo de esta nota discutir si quienes lo afirman tienen o no razón; hay lugares y momentos más propicios para hacerlo. Pero lo que ha quedado claro es que existen partidos que rápida y fácilmente se convierten en argumentos para tal hipótesis. El encuentro inaugural de la Eurocopa, por ejemplo, ha encajado perfecto en este rubro.
LOS GUARISMOS DE UN CANDIDATO
Combinando cifras históricas, tendencias competitivas, rankings y hasta el valor de cada jugador en el mercado, un banco europeo, que se arroga una precisión absoluta en vaticinios futbolísticos, entregó un estudio estadístico afirmando que República Checa tendría todo para ser el campeón de la Eurocopa.
Naturalmente, esto despertó la fiebre de muchos apostadores que, después del partido de hoy, deben confiar más en el azar que en el fútbol. Decir que hoy los checos ganaron de suerte no es blasfemia. Habrá quienes argumenten que hizo un trabajo defensivo impecable, que los equipos modernos se ordenan de atrás para adelante, etc. Y puede que tengan razón, ¿pero es lo único que pueden ofrecer? Sin Nedved, sin Rosicky y sin Baros, todos ausentes por distintas razones, pareciera que sí. Porque hoy ni sus automatismos funcionaron bien. Rifaban el balón en recorridos demasiado largos. Zozobraban cuando algún suizo arremetía cerca del área. Se jugaban la vida con pelotazos dirigidos a la trajinada pelada de Koller. Y en una jugada aislada, en un rebote, encontraron el gol con una impecable definición de su delantero suplente, Sverkos.
Para ser claros y no dejar espacio a los malos entendidos: hay equipos que campeonan jugando así. Son los equipos que solo hacen felices a las casas de apuestas.
LA LEVEDAD SUIZA
Los suizos tienen una cruz. No la de su bandera, sino la de las buenas formas. Son un equipo demasiado educado. Por decirlo de otra forma, demasiado suizo. No se cuestiona su empuje, sus ganas, su intención de respetar el juego. Se reconoce que sus figuras no cotizan en el Top-5 de jugadores más caros del mundo, por lo que peras al olmo no se le van a pedir.
Acaso lo mejor con lo que cuentan sea su goleador Alexander Frei (35 goles con su selección), el espejo en el que Pizarro debió mirarse, el asesino que el Perú no tiene: su lesión al borde del entretiempo le cambió no solo el funcionamiento, sino también los ánimos a un equipo modesto que en esta circunstancia coyuntual -es uno de los anfitriones- está obligado a jugar como grande. Suiza cuenta, además, con la desventaja de que los grupos en Europa no los arman como en Sudamérica, donde se busca a dedo la mayor comodidad posible para el local. Entonces, tiene que verse con equipos que son colectivamente superiores a ellos, como República Checa, Portugal y hasta el mismo Turquía, y ven su misión cuesta arriba, condecorada con la impotencia.
Para colmo, acaban perdiendo un partido en el que la justicia, si no en su triunfo, viraba hacia un salomónico empate sin goles. No fue así. En apuestas, no siempre la casa gana.
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