De la mano del equipo
¿Será esta la Euro de Portugal? La eterna pregunta se sigue respondiendo a sí misma con triunfos como el 3-1 sobre República Checa. Vibrante cotejo definido por las genialidades lusas, pero que se siguió labrando mediante la sincronización planteada por Scolari. Que a los checos, en cambio, es algo que siempre les funciona, pero no siempre con la misma fortuna.
¿Desde cuándo no anotaba Deco con Portugal?
Fotos: EMPICS
Primer acto: Deco engancha, lleva y conduce; firuletea delante del arco, elude a Cech y hace un golazo. Segundo acto: recibe bien y aquieta el pequeño volante del Barca; ve a Ronaldo libre y se la suelta para que, como golpe franco de Winning Eleven, la clave con remate bajo desde el borde del área. Tercer acto: es ahora Ronaldo el que arranca tras pase largo de Bosingwa; está solo para definir ante el arco checo, pero al ver entrando a Quaresma por el medio se la cede y para que él asegure el tanto.
Empero,
el anterior no es el guion de la obra teatral típica en la que uno o dos héroes
se roban el protagonismo. Sí: Deco y Ronaldo fueron las figuras portuguesas en
Ginebra. Pero por encima de ellos, como contra Turquía, siguió estando el
equipo, ese que Scolari sabe que debe afianzar si no quiere que el libreto
acabe escribiéndose con el mismo desenlace triste para tanta expectativa -léase
cuotas de fútbol- previa.
EL EQUILIBRIO PORTUGUÉS
Se funda, primero, en la solvencia de Ricardo para resolver situaciones de peligro. Luego del tanto de Sionko -mortífero cabezazo-, sus intervenciones fueron claves cuando los checos tocaron la puerta. Porque si bien lo hicieron con algo de rutina, vía centros cruzados que buscaban la cabeza de Baros y luego de Koller, es sabido que su último toque es siempre potente. Allí estuvo impecable el golero.
Luego,
en la excelente combinación entre Pepe y Carvalho. El primero hoy no tuvo tanto
espacio para subir como contra Turquía; pero cuando lo hace es decisivo, y
cuando marca también. Sin dejar de lucir, se come el trabajo sucio y deja que
Carvalho mantenga el aura de último hombre que está para el último rechazo.
Y
sobre todo, en la labor de la primera línea. Si contra Turquía destacó sobre
todo Joao Moutinho, hoy lo hizo el inconmensurable Petit, con velocidad y
fuerza para que Portugal lo construyera todo a partir de su eje. Con un volante
central que no solo quita sino que también empuja a los demás a ir adelante y
da el ejemplo con continuos intentos de larga distancia, la brecha entre el ‘6’
del fútbol moderno y ese hombre de contención antiguo que solo roba balones
para ver qué hace el resto se hace enorme. Por decirlo de otro modo, Petit,
indirectamente, envía al retiro a toda la escuela del ‘León’ Martín Rodríguez,
blasfemia futbolera disculpada.
CARENCIAS GENIALES
Todo lo anterior no quiere decir que Deco o Ronaldo no pesen en Portugal. De hecho, las genialidades definen partidos; sino el 2-1 difícilmente habría llegado, o quizá, visto desde el otro lado, con Rosicky -fuera de la convocatoria para la Euro por una lesión en la rodilla- en la cancha la historia de los de Karel Brückner podría haber sido distinta. República Checa extraña horrores a su conductor: no tiene un hombre de similares características en el plantel, y si ya ante Suiza su fútbol había pecado de anodino pese al triunfo por ese factor, hoy el tema se acentuó.
Por
supuesto, sería un desacierto decir que los checos hicieron un mal partido. No
lucen, que es distinto, pero eso que a Portugal tanto le ha costado
históricamente que se llama sincronizar, los rojos lo tienen de sobra. Por eso,
aun cuando estaban equivocadamente concentrando la marca al medio (con casi un
triple pivote formado por Galasek, Matejovsky y Polak), debido a que los lusos
son más fuertes por los lados, llegaron al empate con un libreto basado en
buscar la cabeza del peligroso Sionko, que sufrió con Ronaldo tirado a su lado
por momentos pero causó peligro cada vez que se lanzó al ataque.
Quizá al veteranísimo Brückner, en su campaña de despedida de la selección checa, le convenga volver a sus fuentes y tirar dos delanteros desde el saque, máxime ahora que Rosicky no está. Cuando Koller y sus 2.02 mts. pisaron el campo, la presencia en el área portuguesa fue más frecuente, porque si un arma de desequilibrio ha tenido este equipo en los últimos años es la combinación de estilos entre el rústico atacante y el más bien dribleador Milan Baros. Algo así como lo que hace el Portugal de estos tiempos: unir con fuerza de conjunto sus talentos individuales. Y por eso, aun para el más conservador, ahora sí es candidato.
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¿Desde cuándo no anotaba Deco con Portugal?
