Foreplay: Manyas con yayas
Cuando los equipos uruguayos llegan a jugar a nuestro país, el conductor de las ambulancias, al costado del gramado, suele tener un pie en el acelerador. No es un mito la garra uruguaya, acaso la más representativa del continente; no es un mito tampoco que, a veces, cae en confusiones y se transforma en violencia explícita. Lo raro, en estos casos, es que el equipo peruano responda. Y esto ocurrió el 20 de enero de 2002, cuando, por la Copa El Gráfico Perú, Cristal empató 2-2 con Peñarol en un partido que no tuvo nada de amistoso.
El terrible arranque
Tres días antes, el 17 de enero, Peñarol había ganado a Alianza Lima el primer partido del certamen por 1-2. Los ‘manyas’, dirigidos por Gregorio Pérez, tenían como símbolo al hoy asistente técnico de nuestra selección, Pablo Bengoechea. Otras de sus figuras eran Gabriel Cedrés, Fabián Canobbio, Darío Rodríguez y Robert Lima (defensor que, en 2004, ficharía por el cuadro rimense).
Cristal, dirigido por Paulo Autuori, se preparaba para jugar la Copa Libertadores. Los presagios fueron los peores al terminar el primer tiempo. En realidad, lo fueron desde el comienzo: apenas a los dos minutos, Daniel Jiménez abrió la cuenta para la visita, que aumentó a los 36’ con un remate bajo de Canobbio que superó a Miguel Miranda.
El 0-2 obedeció, en gran parte, a la desidia del cuadro rimense, que Autuori se proponía combatir (como lo hizo con las purgas posteriores). No por ello, no hubo pierna fuerte: los temperamentales sí reaccionaron. A poco de concluir el primer tiempo, Gabriel Cedrés recibió una fuerte infracción de Jean Ferrari; el uruguayo le increpó y se desató uno de los clásicos tumultos de los entretiempos. Lo que nadie esperaba es que Autuori se metiera en la bronca.
La bronca y la reacción
El descanso no tuvo nada de reparador. Camino a vestuarios, Cedrés no dejaba de increpar a Ferrari, cuando, de pronto, una mano lo jaloneó: el uruguayo no lo podía creer cuando comprobó que el ‘agresor’ era nada menos que el técnico rival. Viendo la escena, el entrenador uruguayo también reaccionó: Gregorio Pérez metió cuerpo en la turbamulta y lanzó un puñete que, por suerte, no le cayó a nadie, pero que iba destinado a Autuori. El entrenador brasileño no se quedó callado y le gritó a su colega: “Estoy dispuesto al diálogo, pero también a pelear”.
Sin embargo, quienes sí fueron víctimas del brasileño fueron sus propios jugadores. En camarín rimense, Autuori no podía con su furia: “¡No pueden ganarnos así!”, les gritó, pateando una puerta.
Cristal salió al segundo tiempo con otro temperamento, pero también con los ánimos crispados. A los 54’, el árbitro Albert Caballero expulsó a Percy Olivares y Daniel Jiménez por agresión mutua. Al instante, llegó el descuento rimense: David Soria lanzó un centro desde la izquierda y Jorge Soto, en la otra punta, hizo una extraña bolea, de abajo hacia arriba, que dejó sin chance al arquero Berbia.
A los 59’, explotó el estadio Nacional: Renzo Sheput hizo un enganche por derecha, sacó la zurda y mandó un centro al palo opuesto, donde el goleador Luis Alberto Bonnet solo tuvo que añadir de cabeza. Autuori celebró gritando y golpeándose el pecho.
A los 85’, vieron la roja Jean Ferrari y Darío Rodríguez. Dos minutos más tarde, fue echado Jorge Casanova. Por suerte, no corrió más sangre y ambos técnicos solo prosiguieron su disputa ante los micrófonos. “Lo que me molestó fue que (Autuori) mandó a sus futbolistas a golpear”, declaró Pérez. “La casa se respeta y les respondimos de la misma manera que ellos vinieron a jugar”, contraatacó Autuori.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: revista El Gráfico Perú; Video: usuario guerramarcelo84
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