Foreplay: Aguas de marzo

En el verano de 1950, el fútbol todavía permitía ardorosas discusiones sobre si la táctica mermaba el talento futbolístico y la espontaneidad, si los esquemas significaban un progreso o un retroceso. Eran tiempos en que los looks más audaces de nuestros futbolistas consistían en peinarse con lamida de vaca y usar un bigote recortado. Eran tiempos, asimismo, en que grandes equipos podían visitarnos durante un mes completo; eso ocurrió en la pretemporada de 1950: Fluminense, con el legendario técnico uruguayo Ondino Viera y la presencia de Didí en sus filas, llegó a jugar cuatro partidos los cuatro fines de semana de marzo.
Voto a Toto
El domingo 5 de marzo de 1950, Fluminense debutó en tierras limeñas: su primer rival fue el campeón peruano, Universitario. Los cremas no contaban con Lolo Fernández, lesionado, pero sí con Toto Terry. También fueron reforzados por un futbolista que disputó los cuatro encuentros contra Flu: la estrella del Sucre FBC, Justo Villalobos.
La U sorprendió notablemente y se despachó con un inobjetable 3-0. A los 16, Terry eludió al defensor Joao Pinheiro, su remate fue bloqueado por el arquero Castilho y el rebote lo tomó Jorge Alcalde, que venció la valla carioca. El segundo fue a los 2 del reinicio: Terry desbordó por la raya derecha, sacó un centro al ras y Ernesto Morales, de atropellada, solo tuvo que añadir. Toto se consagró a los 68: tras magnífico pase de Villalobos, metió un taponazo que selló la goleada crema.
Sucre fue un póster
Siete días más tarde, Flu enfrentó al subcampeón, Sucre FBC., dirigido por el histórico Alfonso Huapaya, quien fue criticado por aplicar la marca hombre a hombre en este partido. Ciertamente, fue un desastre para Sucre: los inspirados cariocas, con Didí, Orlando Viana y Silas como baluartes, propinaron un contundente 2-6 a los dinamiteros.
Si Villalobos había reforzado a la U en el primer partido, Terry lo hizo para Sucre en el segundo. Toto anotó los dos goles victorianos. Según la prensa, el nivel de Fluminense fue tan notable que, con algo más de puntería, los seis goles hubieran sido doce.
Didí se llevó los aplausos. Tanto así, que una marca de zapatillas lo usó en un afiche publicitario: ¿Quiere usted hacer apiladas como Didí? Use botines Player. Difícil saber si le pagaron por derechos de imagen.
Barrida con aplausos
El tercer rival de los cariocas fue Deportivo Municipal. El 19 de marzo, Villalobos y Terry, que habían reforzado mutuamente a sus equipos, también jugaron por los ediles. La Academia ganó con menos brillo que la U, pero con una defensa muy sólida, donde César Brush se destacó como figura y Germán Colunga estuvo impecable. Quien anduvo algo apagado fue Luis Caricho Guzmán.
Terry fue bautizado como la pesadilla del arquero Castilho, pues volvió a anotarle; esta vez, sin embargo, su gol fue anulado. Muni ganó 2-1 con goles del arequipeño Eduardo Somocurcio (de pecho) y de Augusto Alvarado; en el primero, los cariocas reclamaron mano y en el segundo, off side. Didí descontó con un golazo que vulneró la valla de Luis Suárez.
Los jugadores brasileños se fueron enojados del campo. Su capitán, Santo Cristo, se retiró con irónicos aplausos y felicitaciones al árbitro Grau.
Lo Justo, Justo
La despedida de Fluminense fue el 29 de marzo ante Alianza Lima, que recién había iniciado su pretemporada cinco días antes. El consenso periodístico fue que el estado de muchos jugadores blanquiazules era indebido: Félix Fuentes y Willy Barbadillo lucían un evidente sobrepeso, mientras que Cornelio Heredia se mostraba falto de ubicación. En ese contexto, el arquero Teódulo Legario y el volante Lorenzo Pacheco fueron los mejores de Alianza.
Flu no presentó a todas sus figuras: el arquero Castilho, Santo Cristo y Didí se lesionaron. Terry esta vez no jugó como refuerzo; Villalobos sí lo hizo, convirtiéndose en el único que disputó los cuatro encuentros.
Fue un encuentro brusco y acabó con empate 1-1, con goles en el primer tiempo. Villalobos adelantó para Alianza con un cabezazo y Silas igualó de inmediato, vía tiro libre.
Fluminense dejó Lima cuando acababa el verano, pero apuntó un nombre en su agenda: en 1951, Justo Villalobos fue fichado por el tricolor, convirtiéndose en el primer pase de un peruano al fútbol brasileño.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: revista Equipo
