Luis Figo: La gran transformación
Habrá pasado la mayor parte de su vida jugando fútbol, pero vaya si Luís Filipe Madeira Caeiro (Lisboa, 4 de noviembre de 1972) sabe de política. El portugués ha lanzado una candidatura con todas las luces de redistribución y demagogia. No se entienda por ello que la intención de Figo es mala o similar a las que estamos acostumbrados a escuchar por estos lares, pero sí se entiende que hay una clara intención de ganar votos que rodea sus propuestas, las cuales, aparentemente, están pensadas para lograr verdadero desarrollo. Pásese a verlas
El nuevo Mundial
Si no entiende, siga leyendo, es una idea un poco enrevesada. Figo quiere que el Mundial pase a jugarse con 48 equipos. Este se jugaría en dos torneos paralelos de 24 equipos en dos continentes distintos. Un número hasta ahora indeterminado de finalistas pasaría a jugar una ronda final en una sola sede. Según el exvolante, un Mundial como este no duraría más de tres o cuatro días adicionales.
El lector perspicaz ya se habrá percatado de que las naciones que se verán beneficiadas son las asiáticas y las africanas por la extensión de cupos. Esto se traduce directamente en votos para Figo. Para quien escribe, el Mundial de 32 equipos es el modelo perfecto, tanto por cuestiones de logística como por cantidad de países participantes. Un torneo que se juega cada cuatro años es el certamen más exclusivo que hay. Si de por sí con 32 países ya hay una clara diferencia entre unos 10 ó 12 y el resto, la brecha puede abrirse más si se agregan 16 selecciones más. Como quiera que sea, esta propuesta le hace un frente interesante a Blatter en lo que a votos se refiere.
Pan para el pueblo
No era broma lo de la redistribución. Figo quiere que 300 millones de dólares se repartan entre las federaciones que más lo necesitan para que puedan desarrollar proyectos de infraestructura. Un paso interesante para que pueda incrementarse la competencia y la formación de menores, pero que antes tiene que revisarse con indicadores económicos para analizar la viabilidad del caso.
Como si lo anterior fuera poco, Figo propuso que la mitad de los ingresos de la FIFA -que bordean los 2,500 millones de dólares anuales- se repartan entre todas las federaciones miembros para programas de solidaridad. Ello significará un aumento de los 375,000 dólares que hoy reciben aproximadamente a 2 millones por año. Nuevamente, suena muy bonito, pero no hay que ser escéptico para desconfiar de una medida como esta. Cualquier lector que bordee la base cuatro recordará cómo intenciones similares implementadas en este país se probaron equivocadas.
Balance
Se hace difícil dudar que Figo tenga malas intenciones. Sin embargo, las propuestas que ha hecho levantan no pocas suspicacias por su aparente inviabilidad. A quienes les gusta el Mundial como está, también verán con ojos raros modificar el torneo de tal manera que pierda la esencia que tiene hoy -y que le reduzca competitividad- con la inclusión de un número alto de selecciones que, a priori, uno pensaría no estarán a la altura de las circunstancias.
De cualquier manera, Figo ha lanzado una candidatura que tiene lo necesario para asustar a Blatter. De la mano de propuestas sumamente populistas, el portugués podría reunir los votos necesarios para ganar la elección y dejar su marca en el fútbol, esta vez desde el lado dirigencial.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: AFP, redesdesolidaridad.wordpress.com