Que el idilio perdure siempre

![]() |
Daniel Orrego | @dorrego1411 Redactor |
El rendimiento de la selección peruana en los dos amistosos jugados en Estados Unidos no se puede explicar a partir de rendimientos individuales descollantes o en deficiencias del rival. Es momento de que el aficionado se convenza, así como parece estar la mayoría de los jugadores de la blanquirroja, de que Perú es capaz de pelear palmo a palmo con cualquier rival y si hay que asumir el protagonismo, como contra Islandia, ya no huye de ese papel.
Ricardo Gareca ubicó ante el cuadro nórdico, una vez más, a Jefferson Farfán detrás de Raúl Ruidíaz y la Foquita aprovechó ese talento innato que tiene para crear peligro en área rival. La versatilidad del delantero del Lokomotiv le permite utilizar su velocidad, como en el primer tiempo tras pase de André Carrillo en el que remató por encima del arco; su visión de juego, para habilitar a Ruidíaz en el segundo tanto de Perú; o su búsqueda incansable del gol, como en la anotación final.
Farfán ha encontrado su lugar, a pesar de que puede ubicarse en otras posiciones, detrás del punta. Paolo Guerrero, si no se da un fallo en contra del delantero en el proceso de apelación que sigue, será a quien tenga más cerca en la Copa del Mundo. En los Bolivarianos 2001 ambos alcanzaron, quizá, el mejor rendimiento en conjunto vistiendo la bicolor; ya es hora de repetir esa historia.
Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com
