Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comDeChalaca coincidió con la selección peruana en La Cascada de Maturín. El combinado nacional llegó a la sede de su partido contra Venezuela y se encontró con un hotel lleno de camisetas blanquirrojas.
Adrián Cabrejo | @adriancabp
Director periodístico

Maturín no es el destino ideal para planificar un viaje por las Eliminatorias. La ciudad se encuentra a aproximadamente siete horas en auto desde la capital Caracas y eso dificulta la llegada de los aficionados, pero también de los periodistas que acuden fecha a fecha a los distintos partidos que afronta el combinado nacional.

Por eso quizás sorprendió un poco el hecho de que la selección llegue al Hotel La Cascada y se tope con una cantidad de hinchas nada despreciable para un partido de estas características, con una ciudad lejana y que no tiene vuelos diarios. Si a eso se le suma el nivel de inseguridad y los múltiples problemas que afronta Venezuela, entonces el viaje adquiere un grado de dificultad aún mayor.

Pero al margen del jolgorio inicial y de las fotos que los hinchas se sacaron con los jugadores, la selección arribó sobre las 19:00 en horario venezolano, una hora más que Lima, y subió directamente a las habitaciones sin atender a la prensa. Cuando se relajaron los controles y los hinchas pasaron a comer en el restaurante del hotel, algunos futbolistas como Sergio Peña y Pedro Aquino bajaron al lobby en busca de lo que se ha convertido en un bien de primera necesidad para gran parte de la población mundial: el wifi. Peña y Aquino estuvieron 10 minutos buscando internet y, al no encontrarlo por la deficiente red con la que cuenta el hotel, optaron por retornar a sus habitaciones.

El que sí se quedó unos 20 minutos observando el ambiente en el lobby del hotel fue Juan Carlos Oblitas. Lo mismo sucedió con Alberto Rodríguez y André Carrillo, quienes bajaron un momento para respirar y relajarse un rato mientras se tomaban fotos con los hinchas que así lo requerían. Sobre las 22:00 horas ya no quedaba nadie de la delegación en los pisos inferiores del hotel. Todos partieron a descansar y solo quedaron algunos aficionados haciendo la habitual sobremesa acompañados de algunos tragos.

Así recibió Maturín a la selección peruana. Un recibimiento mucho más cálido del que quizás se esperaba y que dejó claro que el aficionado aún cree en una posible clasificación al Mundial. Aún resta que llegue el grueso de aficionados que arribarán desde distintos puntos de Venezuela. Y eso seguramente le dará un color interesante a un estadio colosal que se llenará para alentar a una Venezuela que afronta un recambio generacional que esperan pueda llevarlos al éxito en el proceso clasificatorio venidero.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com

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