Bolivia - Uruguay: Mata y muere
¿Y por qué no? Esa fue la pregunta que rondó en el Hernando Siles y en las cabezas de quienes seguían este partido por televisión. ¿Por qué Bolivia no podría ser candidato si se estaba llevando un 2-0 en el primer tiempo, si se venía otra goleada, si por fin aprendía de sus errores? La respuesta, también de cabeza, la dio Sebastián Abreu al minuto 88.
¿Bolivia se alivia?
Que ha mejorado, no cabe duda. Ha encontrado hombres fijos para puestos que antes debían turnarse muchos: Raldés, Abdón Reyes, Ronald García, Robles y Joselito Vaca son nombres que destacan sobre el promedio de las últimas versiones bolivianas. Y arriba tiene una dupla que ya supera lo interesante: si no aparece Botero, está Marcelo Martins. Forman dueto indiscutible.
No es lo mismo
Un zurdazo y un cabezazo de Martins parecían cerrar un partido que Uruguay, con muchas variantes por lesiones y suspensiones, no había planteado mal. Muy distinto de lo que hizo Perú. Tuvo a tres volantes de marca muy pegados a su línea de cuatro y los goles recibidos llegaron, respectivamente, por un mal rechazo y por un pelotazo lanzado desde una banda que Martins aprovechó para dar un certero cabezazo. Fueron errores individuales, no de sistema.
No es igual
Habrán los que afirmen que Uruguay encontró lo que Perú no pudo: el descuento. Sería una mala lectura. A diferencia de la bicolor, los charrúas no quedaron desprotegidos por las enormes distancias entre defensa y volante, estuvieron atentos en los balones parados, propusieron variantes ofensivas y tuvieron recambios mucho más interesantes. Hernán Rengifo no es Abreu, por dar la comparación más sencilla.
Uruguay no triqueó
Es cierto que Bolivia pudo lograr el 3-0, que Botero y Martins se comieron un gol cantado, que las diagonales de Abdón Reyes fueron letales. Pero no por ello el esquema de Uruguay fue oscilante; sufrió la altura, eso sí, en la justa medida. Pero hilvanó jugadas de peligro y no se “encontró” el gol, sino que lo buscó con métodos ofensivos que ya tenía trabajados. La pegada de Bruno Silva era uno de ellos. Y de los pies del lateral salió el centro que Bueno cabeceó (en una jugada muy similar al segundo gol de Martins) para poner el descuento.
Y Bolivia biqueó
Vicente Sánchez estuvo todo el partido corriendo y sacando centros desde la izquierda. No había más que inventar, solo mandar al campo a un asesino como Abreu. Con ello, la fórmula se refrescaba. Otro cabezazo y 2-2. Bolivia quedó aturdido por los errores de ‘Platiní’ Sánchez en los cambios (apuró la salida de Vaca y Botero), pudo recibir el tercer gol tras una corrida del mismo Abreu, y pudo llegar al triunfo con una pelotera en los descuentos. Y así, confiado como nunca debe hacerlo un equipo chico, hizo reaccionar a todos los que, por un momento, pensaron en hacerlo candidato.
Fotos: FIFA.com / AFP
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