Perú - Bolivia: La huelga no continúa
Roberto Castro | @rcastrolizarbe Director General |
¿Por qué Perú sufrió tanto para imponerse a un rival impetuoso pero claramente inferior y con serias limitaciones?
Por diversos motivos que empiezan y terminan en el mismo punto: esta es la Eliminatoria Sudamericana, ese reino de lo posible en el que un equipo que está fuera de combate puede de un rapto quedarse a milímetros de amargar a otro con chances, como con ese violento remate de Raúl Justiniano en la jugada final del encuentro.
En la enumeración lógica, primero estará que así como Bolivia se equivocó y bastante en los rechazos de su trío de zagueros centrales -al punto que permitió a la blanquirroja gracias a dos de esos errores anotar sus goles-, Perú falló recurrentemente en el primer pase: ese servicio limpio en salida que ha caracterizado la construcción de la idea de juego de Ricardo Gareca. Se habló mucho del buen estado de la cancha del Monumental, pero el gramado -y no por culpa de jardinero alguno sino de los futbolistas- pareció pesarles a ratos.
Luego, puede contarse el factor táctico, por el que Perú erró al regalar casi una hora de juego con la incorrecta ubicación de Édison Flores como volante de primera línea. La realidad del rival invitaba a un mayor atrevimiento: a jugar con cuatro lanzadores netos. Y así lo ratificó la propia disposición de los de Mauricio Soria, con un líbero neto y cuatro hombres delante de él -a lo selección boliviana de 1994-, que se convirtieron en un bosque de piernas difícil de sobrepasar. No por proljiidad vistante, sino meramente por volumen.
Por último, se combinaron los dos aspectos anteriores en el hecho de que el punto más flaco de Perú estuviera justamente en la primera línea, con un Pedro Aquino que no transmitió confianza como ancla único al resto del colectivo. Es solo una actuación floja que no discute sus méritos para cumplir la función, pero a Renato Tapia se lo extrañó con creces.
¿Y entonces, por qué se ganó?
Centralmente, por la madurez del proceso. Porque cuando tienes un proyecto construido una mala noche no lo arruina todo. Lo de Perú fue una jornada de entrega incuestionable y energías derrochadas a mil, pero flojito en el balance futbolístico. Entonces, en partidos así, cuando tus individualidades tampoco aparecen demasiado, ganas solo porque ya sabes a qué juegas y porque simplemente, así y todo, eres mejor. Por default.
Luego, porque el Ratón de Hemeroteca tiene trabajo para encontrar la última vez que Perú ganó con dos goles desde fuera del área. En el país de las huelgas y el fulbito, el equipo de Gareca no protestó para disparar desde lejos cuando tuvo que apelar a eso por no poder encontrar los espacios para ingresar al área. Es válido y está en el reglamento; y los goles se consiguen si y solo si se dispara al arco. Lo hicieron Flores primero y luego Christian Cueva. Por eso también ganamos.
Y por último, porque así como los tiros de 'Oreja' y 'Aladino' invocaron al Monumental el espíritu de Roberto Palacios y sus chorrigolazos, el disparo ulterior de Justiniano jugó a la ouija con Pablo Bengoechea y su disparo de hace casi veinte años en arco Sur del Nacional, cuando el hoy DT de Alianza pudo haber liquidado a Perú ante Uruguay. Todo muy 97, todo muy oblitista; todo muy equipo que con lo poco que tiene hace más que lo que puede. Que por eso se mete en el corazón de su gente, que camina cuadras extensas para verlo a costa incluso de desadaptados urbanos que cierran calles. Y que con 21 puntos, hace que la matemática que por desgracia hoy no se dicta en algunos colegios sea una ciencia atractiva y viva a tres fechas del final de estas competitivas e impredecibles Eliminatorias.
Fotos: Pedro Monteverde / DeChalaca.com
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La ficha del Perú 2 - Bolivia 1