Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comUn detalle que golpea especialmente dentro de todo lo negativo de la derrota peruana: que los dos goles bolivianos hayan sido anotados por futbolistas que estaban, hasta hace muy poco, retirados de su selección.

 

    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Mal sempiterno peruano es jugar las Eliminatorias mirándose al ombligo. Esto es, reduciendo todo análisis a lo que sucede en el campo propio y haciendo nula la visión sobe lo que el rival hace o deja de hacer. Error grave, pues el fútbol, para ser tal, requiere que lo jueguen dos equipos.

Perú no jugó, pues, solo en La Paz. Perdió ante una Bolivia que le ganó, y lo hizo bien. Un 2-0 con un detalle que hace un poco más doloroso todo: que los dos goles llegaron por obra de futbolistas que hasta hace muy poco tiempo eran exjugadores de su selección. No retirados del fútbol, pero sí gente muy madura (38 y 35 años) y que ya tenía un ciclo cumplido con camiseta verde.

Pablo Daniel Escobar Olivetti (Asunción, Paraguay, 12 de julio de 1978) es el 'Patrón' del gol y no del mal en Bolivia, aunque a Perú sí le haya hecho mucho daño. Su tiro libre, incrustado en el arco de Gallese con la complicidad de una endeble barrera, sumergió a Perú en un pozo anímico y por ende futbolístico -o si se quiere, al revés-. Significativo para un jugador que en agosto de 2012, de manera intempestiva y cuando vivía su mejor momento con camiseta verde, entonces como delantero de punta, anunció su renuncia al seleccionado que dirigía Xabier Azkargorta por problemas aparentemente familiares que le impedían concentrarse.

Pablo Escobar fue el patrón de los males peruanos en La Paz. (Foto: Reuters) 

El alejamiento de Escobar coincidió con el hundimiento de Bolivia en Eliminatorias; solo retornó a mediados de 2015, cuando Mauricio Soria asumió la conducción del seleccionado, aunque desde entonces apenas jugó un amistoso y cuatro encuentros en la Copa América de Chile. Ante Perú, volvió luego de más de un año de no ser llamado y lo hizo con creces.

En tanto, Ronald Raldés Balcázar (Santa Cruz de la Sierra, 20 de abril de 1981) ha sido el líder visible de una defensa boliviana cada vez más endeble a lo largo del siglo XXI. Su temperamento y caudillaje, afianzados en su larga etapa jugando fuera de su país -entre 2003 y 2014 pasó por las ligas de Argentina, Arabia Saudita, México e Israel-, lo volvieron el depositario de un liderazgo que luego de la generación dorada boliviana de los noventa quedó acéfalo.

Sin embargo, en agosto de 2015, Raldés convocó a una conferencia de prensa para anunciar que renunciaba a ser parte de la selección que, en ese momento, ya había estrenado como nuevo técnico a Julio César Baldivieso. Ocurrió que el exvolante, luego de perder 7-0 en su debut en un amistoso ante Argentina, anunció que Marcelo Martins sería el nuevo capitán, lo cual al parecer tocó mucho a Raldés y le hizo sentir que era el momento del adiós. Despedido Baldivieso luego de la Copa América Centenario y reemplazado por Ángel Hoyos, a inicios de julio Raldés anunció estar dispuesto a volver, y lo hizo con un cabezazo mortal que selló el 2-0.

Raldés volvió a su selección tras más de un año de ausencia y lo hizo por todo lo alto. (Foto: AFP) 

Así, Bolivia nos ganó no solo con lo poco que tenía. Lo hizo gracias a lo mejor de lo que ya no tenía. Y eso duele el doble.

Fotos: AFP; Reuters

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