Colombia - Perú: Que no nos sofoque de más
TEMAS PRESUPUESTALES. Pártase de una premisa clara: la parada en Barranquilla es una de las más difíciles de las Eliminatorias Sudamericanas. Por ambiente y clima, pero sobre todo por rival: hoy Colombia, aun con altibajos, es un equipo top ten mundial. Esto significa más que nombres individuales de rutilantes figuras: quiere decir que se trata de un conjunto sólido, con automatismos al margen de actores ocasionales -esta vez le faltó su director de orquesta, James Rodríguez, e igual funcionó- y por ende con capacidad de sustitución.
En esa línea, sin decir que este era para Perú un partido perdible o algo así -ninguno debería serlo-, sí es uno que no forma parte del presupuesto de cálculos de cualquier DT en estas Eliminatorias. No obstante, cuando otros resultados como los producidos en esta fecha 1 en La Paz o Buenos Aires destruyen presupuestos, jugadas como el tiro al palo de Guerrero o la desafortunada definición de Reyna se lamentan especialmente.
TEMAS MENTALES. Sí debe preocupar, más bien, que en las selecciones peruanas se observe un patrón repetido al cambio brusco de carácter ante una situación adversa. De la última Sub-20 de Víctor Rivera, por ejemplo, se escribió en esta misma sección de DeChalaca que era un equipo de comportamiento muy adolescente, con tendencia al abandono ante el primer gran golpe de parte del rival. Y con esta selección mayor, en cierto modo, pasa algo parecido.
Golpeó tanto a Perú el primer gol colombiano que el que era un partido manejado con serenidad se comenzó a perder con claridad. Acaso la forma tuvo mucho que ver: Colombia no había llegado con claridad al arco de Gallese, pero en el primer centro que lanzó, aprovechó y capitalizó el consabido peor defecto de la zaga peruana: el juego aéreo. Es tan consciente el equipo de Gareca de que ese es su punto flaco que recibir un gol la primera vez lo que tocaron allí le resultó traumático. De modo muy parecido a cuando en Santiago, en la semifinal de Copa América, la roja de Zambrano hizo pasar al equipo del día a la noche. Esa vez, no obstante, la inferioridad numérica ejercía un efecto táctico tangible; ahora, visto lo que ocurrió tras el gol de 'Teo', queda la impresión de que en Chile la blanquirroja no sufrió solo por el efecto del jugador menos, sino especialmente por el mismo trauma mental de ver trastocado el plan inicial. Y si no se trabaja en superar eso, será difícil plantar pelea sostenida en la Eliminatoria más reñida del planeta.
TEMAS ZONALES. El partido tenía, como había analizado DeChalaca Radio en Los Previos, dos zonas críticas de definición. Una era los costados, el espacio en que Colombia había hecho la diferencia respecto de Perú en 2013. En ese aspecto hubo dos duelos puntuales: Cuadrado versus Céspedes, en una orilla, y Fabra ante Advíncula, en la otra. El primero fue parejo, sobre todo porque Pékerman tardó en darse cuenta de que retroceder al hombre de la Juventus era la clave para sacar a Céspedes de su posición y ganarle metros. El otro fue más para el peruano, porque el novel Fabra, aun potente y vertiginoso, pecó de apresurado cuando quiso encarar.
Entonces, si en el balance de los lados ganó Perú, ¿dónde hizo la diferencia Colombia? Pues claramente en la otra zona crítica: el centro del campo. Entre la zaga central y la primera línea, el otro espacio en el que Perú era débil. Y en el que se apostó por Lobatón y Ballón antes que por un trío que permitiera controlar a Cardona, el enganche en quien reposaba la creación colombiana. 'Loba' no estuvo en su jornada más feliz: aun cuando su nivel de entrega no está en discusión, el golpe que sufrió en el arranque del partido lo condicionó físicamente para el resto. Y Ballón se ocupó más de complementar la tarea de los centrales para cuidar que no nos molieran a centros. En suma, Cardona tuvo tiempo y espacio: por eso fue la figura del campo y acabó ovacionado tras su golazo.
TEMAS PUNTUALES. Gareca tomó dos decisiones especiales para este partido. La primera, quién cubriría el lateral izquierdo: está dicho que fue Jair Céspedes, quien dentro de todo aprobó el examen. Será un reto para él mantener posición competitiva y hacer frente a rivales que lo irán calibrando como un lateral que llega más que lo que marca una vez que lo conozcan mejor -como ayer ya conocían a Advíncula perfectamente los colombianos, por ejemplo-.
La otra decisión pasó por ubicar a Claudio Pizarro como segundo punta, detrás del '9' neto (Guerrero). No fue casual, no solo porque ya en procesos anteriores el capitán de la selección haya cumplido esa función, sino especialmente porque en su reentré al Werder Bremen viene yéndole mejor allí, de asistidor. En Barranquilla, para ser un futbolista que no ha hecho pretemporada y tener tanta edad como grados de temperatura se sentían en la cancha, físicamente respondió: quien no quiera darse cuenta de esto debería tomarse una Coca-Cola para el calor. Su problema fue más táctico: estuvo en una posición muy neutralizada por el excelente trabajo de Guarín, arquetipo del sistema defensivo colombiano mientras el impecable Murillo se encargaba de tapar a Guerrero. Quizá habiendo ido más de punta, Pizarro podría haber exigido más a una zaga que iba bien por alto pero habría tenido que multiplicarse.
TEMAS CLIMATOLÓGICOS. Está dicho que el clima hizo su parte en el Roberto Meléndez, pero no como a la distancia podría creerse. En Barranquilla, en el primer tiempo cayó mucho sol sobre el campo, pero a la vez corrió un aire que refrescó de alguna manera el ambiente. Desde el entretiempo, en cambio, si bien se redujeron los rayos solares, dejó de circular ese viento y así la sensación de vapor fue intensa e insoportable. Si así lo sintieron los enviados especiales de DeChalaca en tribunas, imagíneselo en cancha.
Especialmente por eso, cuando se lean en conjunto las estadísticas de clima y de este partido a futuro, llamará la atención que Perú haya ejecutado su primer cambio recién al minuto 73. Suena a ventaja excesiva concedida al rival, pero puede leerse la determinación de Gareca de dos modos: o confiaba demasiado en poder empatarlo con lo que tenía o más bien no contaba con mucho para renovar. Sin Farfán apto, lo segundo cobra peso. Pero en términos de oxígeno fue, posiblemente, un lujo exagerado, tanto como perder un gol hecho como el que tuvo Reyna. Cosas que no pueden perdonarse en este nivel de competencia pero que sí son inherentes al fútbol y le ocurren al más pintado.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: Mario Azabache / DeChalaca.com, enviado especial a Barranquilla