Foto: Prensa FPFPerú regresaba a jugar Eliminatorias tras una Copa América que sugirió mejores cosas, pero en el regreso del público al Nacional apenas pudo sacar un 1-1 frente a un Uruguay alejado de su mejor nivel. Un notable gol de chalaca de Tapia fue rápidamente aplacado por un error en salida que permitió el tanto de empate de De Arrascaeta.
Jimmy Balarezo | @jbalarezo_
Redactor

En las horas previas al partido entre Perú y Uruguay, el sentir generalizado era de que los de Ricardo Gareca estaban a puertas de una nueva remontada en las Eliminatorias. Y es que las sensaciones dejadas en la Copa América disputada en Brasil invitaban a soñar. Para ello, el duelo frente a los charrúas era trascendental de cara a conseguir un punto de inflexión para la blanquirroja.

Se sabía que, por lo menos para este partido, Perú iba a contar con una ausencia importante: Gianluca Lapadula, por acumulación de tarjetas amarillas, estaba suspendido. Y su lugar era tomado por Paolo Guerrero, quien si bien siempre es duro de soportar e imponente en el juego aéreo incluso ante una zaga de tamaño respetable, está claramente lejos de su mejor forma técnica y física.

De hecho, la última vez que Guerrero había disputado 90' con la blanquirroja databa del Perú 0-3 Colombia de hacía tres meses, y ya entonces se lo veía fuera de ritmo. Desde ese punto hasta acá, el capitán de la selección apenas ha podido alternar desde la banca con el Internacional de Porto Alegre. Más allá del peso natural de su apellido, no era demasiado lo que objetivamente podía esperarse de él y por eso fue poco lo que pudo ofrecer.

Flores busca contener a Nández. 'Oreja' pululó entre el centro y la izquierda de la volante y no pudo entrar en sintonía con sus compañeros. (Foto: AFP) 

Pero el cambio más inesperado llegó por otro lado: después de haber mutado a un 4-1-4-1 en la Copa América con un Renato Tapia más cercano a la defensa y un medio mucho más móvil, que permitió ver versiones más desenfadadas y una desenvoltura más natural tanto de André Carrillo como de Christian Cueva -partiendo desde los lados pero pisando el carril central constantemente-, el 'Tigre' Gareca apeló esta vez por volver al 4-2-3-1. Un sistema que en cierto aspecto limita a Yoshimar Yotún y sobre todo a los mencionados Cueva y Carrillo, pero que facultaba incluir a Édison Flores en el extremo izquierdo.

Desde el pitazo inicial en el coloso de José Díaz, el cambio de dibujo dejó notoriamente retratado que en esta nueva versión de Perú, mientras más poblado esté el carril central, más cómodo se siente el resto. Y es que los medios en la bicolor se percibían acotados, delimitados, limitados; por ende, incómodos. Eso, sumado al poco nivel de precisión (atípico) en jugadores normalmente mucho más duchos con el balón en los pies, llevó a que el encuentro se tornara más bien espeso.

Aún en aquel escenario incómodo, el siempre desequilibrante Carrillo -dicho sea de paso, el mejor del equipo- consiguió un tiro de esquina en una jugada que parecía muerta. Así, tras la ejecución de Cueva desde el rincón y del pivoteo de Guerrero, Tapia se encontró en una posición ideal para ensayar un remate de chalaca, que si bien se ensució por el desvío en un defensor, no se permitió el lujo de dejar de ser llamado un golazo por la impronta de la acción. Perú conseguía así el primero y parecía que iba a ser capaz de controlar la ventaja.

Guerrero es aguantado en el salto entre Giménez y Valverde. Al capitán se lo notó lejos de su mejor forma. (Foto: AFP) 

El tema es que no hubo tiempo para hacerlo. Cuando se estaban reacomodando las piezas en ambos equipos después del tanto inaugural, un terrible error en salida de Anderson Santamaría, quien arriesgó con un pase cuando estaba presionado en su propio campo, condujo a que -con Alexander Callens también fallando, al ser incapaz de rechazar la pelota- Uruguay dejara en apenas un par de toques libre a Giorgian de Arrascaeta para enganchar y rematar de zurda. Habían pasado solo 5 minutos del gol de Tapia y con el 1-1, más que volver a empezar, parecía que se venía la noche.

Pero nada más lejos de la realidad. Si bien el equipo de Óscar Washington Tabárez consiguió bloquear todos los canales de asociación peruanos a partir de la buena actuación del trío medular compuesto por Federico Valverde, Matías Vecino y Rodrigo Bentancur, los atacantes uruguayos no estuvieron a la misma altura. Por eso, a pesar de que la defensa peruana concedía licencias, ni Brian Rodríguez o Maximiliano Gómez o Jonathan Rodríguez -que ingresó en la segunda parte- supieron aprovecharlas.

Es cierto que Uruguay se sentía más cómodo en el campo, pero no fue realmente dominador del juego. Así, cuando ya en el tramo final Wilder Cartagena y Sergio Peña ingresaron al campo y empezaron a aparecer las conocidas transiciones blanquirroja sobre la base de toques, movilidad y desmarques, el segundo tanto estuvo a punto de llegar en unas cuantas ocasiones. Las más claras estuvieron en los pies de Cueva y de Carrillo: el primero hizo un amague de más cuando había quedado a tiro de gol y el segundo definió con excesiva potencia cuando tras una larga combinación se encontró de cara al arco de Fernando Muslera.

Vecino frena a Yotún. El volante del Inter fue el más parejo del campo. (Foto: AFP) 

Y así fue muriendo el partido. Con Perú insistiendo, Uruguay replegado y esperando de contragolpe -de hecho, la celeste pudo terminar ganándolo con un remate al poste de Joaquín Piquerez en los descuentos-, pero ambos inconformes con el resultado. La blanquirroja perdió una buena oportunidad de reubicarse en una situación expectante en la tabla y ahora enfrentará a Venezuela, ya con Lapadula de vuelta y algunas lecciones aprendidas en este partido. Y por supuesto, cada vez con menor margen de error.

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La ficha del Perú 1 - Uruguay 1

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