El primer triunfo de Perú en unas eliminatorias y el debut de Venezuela en esta competencia coincidieron el 16 de mayo de 1965. Ganó Perú 1-0, un score que ayer parecía derrota y que hoy sería milagro. Fue un partido que tuvo de todo: una barra extravagante en tribuna, un árbitro que jamás llegó y el debut con la blanquirroja de un grande del fútbol peruano, Héctor Chumpitaz.

Composición fotográfica: Sandro Mena / DeChalaca.com

Tres más y no nos vamos: 'Chemo' sigue probando gente

Recortes: diarios Expreso y La Crónica

En días como estos, en los que no hay de dónde aferrar al optimismo, es que se extraña su mensaje positivo. Los sombreritos, los bailes, las hurras. La pica pica, el espectáculo multicolor. Dado que la Caravana del Triunfo es ya una institución extinta, urge dar con el paradero de los viejos símbolos de alegría que aún pudieran rescatarse del olvido: hay que buscar al ‘Pecoso’ Ramírez. Porque nadie como él quiso tanto a la selección para vapulear tanto su individualidad a base de una prédica tan empalagosa como estrafalaria.

 

La barra ¡VAMOS PERÚ! conformada por el 'Pecoso' Ramírez antes del Perú-Venezuela de 1965 (Recorte: diario Expreso)¡VAMOS PERÚ!

Y tanto optimismo viene a colación por el recuerdo del primer triunfo eliminatorio de una selección peruana. Fue el 16 de mayo de 1965 y precisamente ante el rival de turno, Venezuela, que ese año jugaba por primera vez el Premundial.

Fue en tal contexto que Ramírez, visionario, decidió fundar ¡VAMOS PERÚ!, barra que, con mayúsculas, se encargaría de darle apoyo incondicional al seleccionado. Conformada por 700 buenos hombres, y respaldada desinteresadamente por Muebles Viola y Pantalones Laredo, ¡VAMOS PERÚ! se apostaría en tribuna Sur siguiendo las indicaciones de su líder. Este, antes de iniciar el duelo, se encargaría de contagiar, micrófono en mano, a los miles de parroquianos apostados en las cuatro tribunas del estadio Nacional. Urgía reclutarlos para su causa.

 

La posible inclusión de Juan Joya en la selección uruguaya acaparó las noticias en la previa a las Eliminatorias de 1965 (Recorte: diario Expreso)SHOCK NOTICIOSO

La semana previa a aquel debut eliminatorio estuvo más colorida que la indumentaria del ‘Pecoso’. Las redacciones bullían de novedades. La Crónica, por ejemplo, informaba sobre una posible venta (a la postre frustrada) de Alberto ‘Jet’ Gallardo al Milan de Italia. Y el diario Expreso, por su lado, le hacía una extensa entrevista al presidente del Cienciano del Cusco, que exigía que los equipos provincianos fueran incluidos en un campeonato doméstico a nivel nacional, hecho que se consumaría al año siguiente y sin la presencia del cuadro cusqueño. Como escalofriante coincidencia, vale acotarse que el dirigente, de apellido Mendoza, se llamaba Juvenal.

Pero fue un cable desde Montevideo el que se convirtió en la comidilla de aquellos días. Textualmente, este reseñaba que “la Asociación Uruguaya de Fútbol había considerado la posibilidad de que (Alberto) Spencer y (Juan) Joya, en mérito de sus relevantes condiciones futbolísticas y morales” integraran la selección de este país. Con ello, Joya habría enfrentado a la selección peruana en aquella eliminatoria. Pero la FIFA denegó el pedido y 'Negro el Once' apenas alineó con la celeste en un par de encuentros no oficiales.

Chumpitaz en las horas previas a su debut con la blanquirroja que lo haría tan famoso años después (Recorte: diario La Crónica)En medio de tal coyuntura, una noticia que años después podría ser cincelada como placa conmemorativa pasaba absolutamente desapercibida. Era el debut oficial con la bicolor de un pundonoroso defensa de Deportivo Municipal, al que Expreso llamaba “Héctor Chumpitazi (sic)”.

 

CUANDO EL CAPITÁN ERA ALFÉREZ

Veintitrés años, es la primera vez que actuará en una selección profesional. Fue al Suramericano de Ascenso en Buenos Aires el año pasado. Pertenece a los registros de Municipal y solo ha jugado un año en Primera. Antes jugaba por Vecinal”, decía una breve reseña del diario La Crónica, que sí sabía escribir su apellido. La foto de Chumpitaz aparecía al lado de los otros diez seleccionados que Marcos Calderón haría arrancar contra Venezuela: Luis Rubiños, Eloy Campos (quien, además, era preparado como eventual arquero ante una posible lesión de Rubiños, pues no había suplente), José Fernández, Rodolfo Guzmán, Manuel Grimaldo, Luis Zavala, Víctor Calatayud, ‘Perico’ León, ‘Pitín’ Zegarra y Nemesio Mosquera.

Todo estaba listo, salvo por un mínimo detalle. No había árbitro.

 

Sale Venezuela al campo del Nacional portando su bandera (Recorte: diario Expreso)¿DÓNDE ESTÁ EL JUEZ?

Ecuatoriano o chileno. El periodismo no podía responder tamaña indecisión. El sábado por la noche había arribado de emergencia al Jorge Chávez una terna arbitral encabezada por el chileno Adolfo Reginato. El avión del juez ecuatoriano García, inicialmente programado, no llegaba a la capital. Una comunicación al límite del tiempo y papeleos vertiginosos permitieron el concurso de Reginato como comodín. Finalmente, fue él quien dio el pitazo inicial.

 

NOVILLEROS

El partido congregó a 43 mil almas pese a la férrea competencia que se hizo en Acho por desviar la atención futbolera. Faltaba un mes para la Feria del Señor de los Milagros, pero en el coso taurino una presencia azuzaba las miradas limeñas: Mario Moreno ‘Cantinflas’, ya entrado en sus cincuenta, hacía gala de la impericia y remedaba los célebres quiebres de su recordada “Ni Sangre ni Arena” (1941), aunque con un becerro. No fue suficiente para obviar al fútbol.

Perú caricaturizado antes de su partido contra la 'Vinotinto'. Arriba: Campos, Guzmán, Rubiños, Fernández, Grimaldo y Chumpitaz. Abajo: Calatayud, Zavala, León, Zegarra y Mosquera (Recorte: diario Expreso)Venezuela no era un rival atractivo: tenía un equipo joven y más modesto que el de versiones futuras, incluyendo las más lamentables. En defensa sobresalía Freddy Ellie, quien en la década siguiente recaló en José Gálvez (1972) y Alianza Lima (1973). Su figura, predeciblemente, era el arquero Felipe Mirabal.

 

GUANTES Y LÁGRIMAS

Perú ganó con un penal anotado por ‘Pitín’ Zegarra, luego de un foul dentro del área de Motta a Nemesio Mosquera, delantero del Defensor Arica que fue el mejor de la selección en dicho encuentro. En líneas generales, fue un flojo partido. Para Expreso, la defensa peruana no se exigió, aunque resaltó que “Chumpitazi (bis en el sic) se mostró como el más firme valor en un trabajo que resultó de alivio”. Arriba, la cosa no funcionó tan bien.

El golero Mirabal, la figura del lance, despeja el balón apoyado por su defensa Zarzalejo (Recorte: diario Expreso)A ‘Perico’ no le salió una. ‘Pitín’ no caminó. Zavala solo estuvo regular y Calatayud se complicó el fútbol”: las mortíferas frases lo dijeron todo. Las únicas palmas se las llevó Mirabal. El arquero venezolano tapó de todo. En camarín visitante, donde había más alegría que en el del rival por la gesta de no haber salido goleados, el entrenador argentino de la ‘Vinotinto’, Rafael Franco, felicitaba al guardavallas. “Tú nos salvaste”, le dijo. Quizá exagerando, las crónicas de la época relataron que a Mirabal se le humedecieron los ojos de la emoción.

 

EL ‘PECADO’ DEL ‘PECOSO’

Todo esto justificó el abucheo final del público. “Cosas raras ocurren en nuestro medio. Al dueño de casa victorioso se le rechifla, al vencido visitante se lo aplaude”, acotó Expreso. El 1-0 a favor era casi una derrota. Qué tiempos aquellos.

El gol de 'Pitín' Zegarra vía penal que dio el triunfo a Perú aquella tarde de mayo de 1965 (Recorte: diario Expreso)Muy pocos fueron los que dieron algo de reconocimiento a este triunfo. Unos 700, aproximadamente. La Crónica editorializó al respecto en una nota intitulada “No seas tan peliculero, Pecoso”. Esta cuestionaba duramente que el animador robara continuamente flashes en desmedro de los jugadores, pero sobre todo el que su vestimenta reluciera los azules y amarillos en lugar de los colores patrios.

Pero, al fin y al cabo, y al margen de los cuestionamientos a su figuretismo profesional, Ramírez fue un incomprendido. Su barra ¡VAMOS PERÚ! fue el solitario islote de aplausos en medio de pifias ensordecedoras.

Por eso urge su presencia este sábado, 43 años después de una de sus primeras gestas. Si se da un milagro ante Venezuela, hasta podrían reavivarse otras viejas costumbres futbolísticas, naturalmente adaptadas a los nuevos tiempos del país. La Caravana del Empate, por ejemplo, sería muy festiva.

 

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