Argentina - Bolivia: Los pobres también ríen
La impresión que dejó Bolivia en las primeras fechas fue de un equipo destinado a perder y que su ubicación en la tabla de las Eliminatorias estaba al fondo. La imagen que dejó en la Copa América se fue al tacho en cuestión de dos partidos, más allá de la tibia reacción que tuvo frente a Colombia en La Paz. Por lo contrario, Argentina parecía haber ordenado las cosas en casa bajo el mando de Alejandro Sabella, pues la seriedad y seguridad que reflejaba el estratega albiceleste indicaba que los oscuros tiempos se habían alejado aparentemente. Pero precisamente volvió a enfrentar al rival que le amargó el debut en el certamen continental que organizó. El resultado fue el mismo de aquella ocasión, incluso, con un trámite bastante similar.
Para el individual: Ícono de un gran trabajo
Gustavo Quinteros señaló durante la semana que, para enfrentar a Argentina, había que cortarle todos los circuitos posibles y no solo marcar a un jugador en especial. Así, Bolivia se plantó en el Monumental de Buenos Aires con las líneas muy pegadas, de modo que existiera mayor posibilidad de contrarrestar el juego de los albicelestes. En ese sentido fue Walter Flores el abanderado para llevar a cabo dicha labor junto a Jaime Robles, para así conformar el primer muro a derribar por los gauchos y otorgarle un porcentaje extra de respiro a la línea defensiva. El volante estuvo muy fino para quitar balones y mostró sentido de ubicación para cortar el juego rival. Si bien no anduvo del todo bien en la entrega del esférico, su actuación fue por de más aplaudible.
Para el táctico: Pasa si puedes
El planteamiento altiplánico no constó de sorpresas. Si bien jugaron con el mismo sistema que emplearon en Montevideo en la primera fecha, la gran diferencia fue el reagrupamiento de las líneas en pocos metros. Por eso dio la impresión, por momentos, de que Bolivia jugaba con dos líneas de cuatro; sin embargo, los volantes de los costados tuvieron funciones ofensivas cuando los verdes se encontraban en posición de contragolpe. En ese sentido, cabe remarcar el óptimo despliegue físico de Edivaldo Rojas y Rudy Cardozo, quienes aportaron en la marca. Asimismo, la labor de Pablo Escobar fue igual de importante para atorar el tránsito del balón en el medio sector, así como para ser el soporte de Marcelo Martins.
Para el emotivo: Apareció desde el banco
El elogiable desempeño de Bolivia llegó a su pico en el golazo de Marcelo Martins, quien dejó regados a Martín Demichelis y Nicolás Burdisso para romperle el arco a Sergio Romero con un potente remate de zurda. No obstante, Ezequiel Lavezzi ingresó unos minutos después y, con apenas algunos segundos en el campo, emparejó la cuenta tras una exquisita definición. La alegría no le duró mucho a los altiplánicos y el silencio en el Monumental que generó el gol de la visita se canjeó rápidamente por gritos ensordecedores. Sin duda, el '7' albiceleste se convirtió en el salvador de la tarde. Habría sido fatal que los gauchos sucumbieran en su casa frente a un rival al que, por contexto histórico, debería ganar siempre.
Para el estadístico: Tiempo de críticas
Pocos podrían entender que un equipo que dispara 16 veces al arco no gane un partido. Lo que le faltó a Argentina fue contundencia. Diez de esas 16 situaciones sucedieron en el área grande, lo cual brinda la lectura de que los albicelestes tuvieron una excelente producción ofensiva. Lionel Messi fue muy sacrificado por derecha y, en ciertos pasajes, fue opacado por Javier Pastore, quien asumió por ratos la conducción de la zona ofensiva. Con el ingreso de Ezequiel Lavezzi se generó más desorden aún. Y es que ante el resultado adverso no quedaba otra que intentar desde cualquier sector del campo. El conjunto argentino se fue repudiado por su propio público.
Fotos: AFP, Reuters, AP
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