Aprendizaje forzoso

Quien suscribe estuvo presente este año, en representación de DeChalaca.com, en las dos salidas de la selección nacional en sus partidos eliminatorios jugados en el exterior. De ambas experiencias puede extraerse una lista de lecciones prácticas que vale la pena considerar para la aventura de los próximos dos años.
LOS CLÁSICOS SE JUEGAN COMO CLÁSICOS. Perú enfrentó de visita a las dos selecciones con las que, tanto por temas futbolísticos como históricos, tiene mayor rivalidad en el planeta Tierra. Ante ellas, afrontó el partido con mucho temple y coraje en ambos casos, pero sin la misma conciencia de clásico con la que tanto Chile como Ecuador saltaron a las canchas de Colo-Colo y el Atahualpa. ¿A qué se hace referencia con esto? Pues a que en un clásico hay factores que influyen decididamente para escribir la historia: goles en el primer instante de cada tiempo o la recurrencia a jugadores distintos de esos que cambian un partido -Méndez-. A Perú le faltó eso: la vuelta de tuerca, el chorrigolazo que trastocara el libreto. Que si Fernández atajaba el penal en Santiago o que si Chiroque la embocaba en esa corrida hacia el arco Sur en Quito. Como fuere, faltó el factor diferencial.
AL RIVAL HAY QUE RECIBIRLO CON EL CUCHILLO ENTRE LOS DIENTES. Sobre la cancha, claro está, para que esto no se confunda con la estupidez mayúscula que se promovió hace algunos años de que a los chilenos o a los ecuatorianos no había que dejarlos dormir en sus hoteles o que había que hostilizar sus buses. Nada de violencias; acá se habla de la agresividad que hay que tener sobre el campo de juego. Esa que hizo que Chile estuviera 2-0 arriba antes de los 20' o la que explicó que en los primeros 25' del segundo tiempo fueran para Ecuador una especie de pelea ochentera de Tyson en la que le pegabas y le pegabas al rival hasta que apareciera un 'Chucho' Benítez que forzara el jab del KO. Ni mapochinos ni norteños tuvieron sobre el verde a sus respectivas mejores versiones de los últimos años -cosa que quizá sí tenga este Perú-; pero si ambos equipos se parecieron en algo al Chile de Bielsa o al Ecuador de Suárez fue en la hostilidad futbolística que hace respetar la casa.
HAY PARTIDOS QUE SE GANAN O SE GANAN. Lo anterior conduce a esto. Tanto en Santiago como en Quito se entendía que no había más chance que ganar el partido; en la conciencia colectiva el escenario de empate o derrota era igual al Apocalipsis. En Chile los taxistas la tenían clara: si Perú llega a empatar o ganar en Santiago, de Macul no sale ninguno bien de ese vestuario de Borghi, decían. En Quito, en tanto, al final del primer tiempo había en las gradas del Atahualpa una sensación de extraña mezcla entre temor porque Perú estaba mejor parado pero a la vez convicción de que en el segundo tiempo, como ocurrió, eso solo iba a ser un obstáculo que complicara más un triunfo que, de la manera que fuera, tenía que acabar llegando, porque en-ca-sa-no-se-pier-den-pun-tos-en-e-li-mi-na-to-rias, ¿cachai, rey? El poder de la conciencia colectiva, que le dicen.
NO VALE LA PENA RELEER LAS PARTES DEL CUENTO QUE YA SE SABEN. Que la cancha de Colo-Colo está pegada a las tribunas y por tanto el público presiona más. Que en Quito hay altura y por tanto en el segundo tiempo falta el aire. ¿Los chilenos o los ecuatorianos se quejan de la humedad de Lima y el efecto que tiene sobre sus pulmones cada cuatro años que nos visitan? Pamplinas: esta Eliminatoria mantiene el fixture hace tres ediciones y, por tanto, buena parte de la historia ya está contada. Hay que aprender a leer cada partido como lo que es: una historia, generalmente táctica, distinta sobre el verde. Eso nos falta como sociedad futbolística.
ENTENDÁMOSLO POR FAVOR: LOS RIVALES TAMBIÉN JUEGAN. Y lo que más nos falta como sociedad futbolística es esto último. Se quiere a veces reducir al buen o mal partido de nuestros jugadores -de nuestros fantásticos jugadores, sobre todo- el resultado final de un partido, y eso acaba siendo un reduccionismo atroz. Chile le ganó a Perú, principalmente, porque tuvo a un Valdivia en fantástico nivel y porque Borghi hizo la lectura correcta de cómo entrarle a Perú por las bandas. Ecuador le ganó a Perú, casi exclusivamente, porque en el entretiempo Rueda leyó bien el partido y se dio cuenta de que no iba a penetrar la zaga por velocidad por los carriles y sí, más bien, con la inteligente cuota de Méndez como distribuidor de balones para que el ocasional ecuatoriano que entrara con la pelota al campo peruano no hubiera tenido que correr con balón dominado 30 metros antes de encarar a los zagueros, sino fresco y libre de presión. Nos ganaron bien, y también estudiaron bien a Perú. Hicieron su tarea; no pensaron que jugaban solos, sino que se prepararon para jugar contra un rival al que respetaron muchísimo, quizá como nunca lo habían respetado en los últimos procesos eliminatorios -y es que un tercer lugar en Copa América vende bien-. De algún modo, agacharon la cabeza para recibirnos. Una buena práctica cuando se es, como Chile, Ecuador o sobre todo Perú, un equipo chico a nivel continental.
Composición fotográfica: Carlos Vela / DeChalaca.com

Markarián incluso lo ha dicho: El antecedente no es la Copa América, el antecedente, son las 2 últimas eliminatorias donde quedamos en el último lugar.
Sin embargo, hay que sacar conclusiones de lo que se tiene que corregir. Muy personalmente, debe corregirse lo siguiente:
1.- Markarián no debe limitar el grupo a los 14 o 15 que ya tiene.
Hay que buscar un universo más amplio de jugadores. Hay jugadores que han demostrado méritos para ser seleccionables: Rainer Torres y Toñito Gonzales.
2.- Debemos asumir claramente que el déficit del equipo está en la volante de contención. Markarián debe centralizar allà su objetivo de búsqueda. Además de Rainer y Toñito, hay que probar con jugadores potencialmente aptos para ese sector: Morales y Ugáz de Vallejo. Rojas y Molina de Aurich; Arisméndi de Melgar, Walter VÃlchez de Alianza.
3.- Ya encontró en ese sector a Retamoso, una verdadera realidad en el partido con Ecuador.
4.- No digamos mentiras y decir que BalbÃn es titular. BalbÃn nunca demostró ahogar en el medio sector. Es un jugador más de las caracterÃsticas del jugador peruano: lento, sin dinámica, sin marca, sin presión. El volante de la San MartÃn ha sido titular por biotipo, más no por función especÃfica. Toñito y Rainer, sin tener el biotipo de BalbÃn, corren, presionan y "raspan" más que el lento volante de la San MartÃn.
5.- No hay que engañar diciendo que cuando salió Lobatón en el partido con Ecuador se perdió marca. Mentira. Lobatón no marca, menos a su edad. Lo que pasa es que Guevara, el sustituto, no hizo nada. El único que marcó en Quito en el medio fue Retamoso.
6.- Sergio MarkarÃán debe trazarse como objetivo que su volante tenga la agresividad, marca, dinámica y presión de la volante uruguaya: "El Ruso" Pérez, Arévalo RÃos (que no tiene el biopito de BalbÃn) y Eguren. Tiene que iniciar la búsqueda y hacer trabajo de campo con los jugadores peruanos que asemejan en su fútbol a los uruguayos, enseñándoles vÃdeos de la volante charrúa. Si ya tiene en su cuerpo técnico a Bengochea y Aguirregaray que tienen funciones especÃficas de diversas zonas del equipo, pues que agregue a Ariel Krasouski, Jorge Barrios o José Battle Perdomo que "metÃan suela" en el medio en sus buenas épocas y enseñen a presionar y "raspar" en el medio.
7.- El secreto está allÃ: Recuperar rápido la pelota, ahogar al rival en el medio, meter pressing y una vez recuperada la pelota, dársela a los de arriba, a quienes la prensa ya no deben llamar "Los 4 fantásticos". Arriba hay potencial, y hay que aprovecharlo. Los de arriba deben preocuparse en el área rival y no andar preocupados en labores defensivas, porque Lobatón, Guevara, Cruzado o BalbÃn no marcan y dejan solo a Retamoso para esa función.
8.- Y por último, hacer cirugÃa mayor: El que no tiene jerarquÃa, afuera. Lo de Revoredo ya no tiene solución. En Chile Beausejour lo pasó como poste en el gol de Vargas, y en Quito, Benitez hizo lo mismo en el gol de Méndez. Si seguimos en ese ritmo y con Revoredo como titular, el 2 de Junio contra Colombia va a ocurrir lo mismo. No podemos seguir regalando goles tan fácilmente. Chau Revoredo, esto no es para tÃ. Lo mismo con Michael Guevara y hasta con el mismo Lobatón.
9.- Markarián tiene 7 meses para revertir este déficit en el medio. Si lo corrige, Perú volverá a tener posibilidades de clasificación. En este fútbol moderno del Siglo 21, tan fÃsico, tan de marca, tan de presión, es suicida tener como déficit falta de marca y de presión en el medio. Si no lo corregimos, tendremos más de lo mismo.
10.- Markarián debe olvidarse que tiene "un grupo de 14 o 15". La búsqueda obliga a bucear más jugadores, y en estos 7 meses de parate debe probar, experimentar con los que hemos mencionado lÃneas arriba.
Dios quiera que sea asÃ.