Aussie new rules
Luis Pérez | @luisperezadrian Redactor |
En el Ahmed bin Ali de Al-Rayyan se dio un choque entre dos vertientes diferenciadas. Por un lado, el esfuerzo por mantener la continuidad: el de Australia, que a la postre consiguió acceder al repechaje ante Perú para para así tentar la posibilidad de disputar su quinta Copa del Mundo al hilo. Por el otro, Emiratos Árabes Unidos, que tras haber estado 32 años fuera de citas mundialistas, tendrá que volver a conformarse con ver el certamen por televisión, así esta vez se dispute más cerca que nunca de sus fronteras.
Testigo de privilegio del desenlace de las Eliminatorias Asiáticas fue toda la afición peruana, expectante del rival para el esperadísimo partido de este lunes 13 de junio. Presencialmente, Ricardo Gareca y su comando técnico pudieron apreciar en el mismo estadio el tránsito de un partido sin demasiadas luces pero en el que sobraron entrega y entusiasmo.
"Es mío", pareció decir Yahya Nader en la acción determinante hacia sus compañeros, quienes además de superar en número a los cinco atacantes socceroos que esperaban el centro en el área, defendían particularmente cerca del arco defendido por Khalid Eisa. No obstante, esa convicción de tomar al rival que había tenido el ingresante pareció esfumarse tras el primer rebote producto del tiro de esquina; y para cuando Nader quiso reaccionar y acordarse de haber elegido a Ajdin Hrustic como objetivo por marcar, la figura australiana ya estaba rematando de volea para así forzar el autogol de Ali Salmin. Tras concentrarse en demasía en cubrir a Jamie Maclaren, al volante central emiratí se le olvidó no obstaculizar la visión de su guardameta, y acabó convirtiendo él mismo en valla propia tras el impacto en su vientre.
¿Pero el gol agónico de los dirigidos por Graham Arnold se condijo con el trámite? Al menos por lo visto hasta el inicio de la segunda mitad, no. Sucede que el 4-trapecio-2 de los canguros -que, por cierto, solamente repetía cuatro nombres de aquel enfrentamiento ante Perú en Rusia 2018- resultaba carente de dinamismo; era, además, predecible en ofensiva y exhibía falencias por la banda derecha, en especial para el retroceso. Entre Nathaniel Atkinson y Bailey Wright nunca tuvieron la sincronización necesaria por dicho carril -algo que seguramente podía ser aprovechado por Christian Cueva o André Carrillo en el duelo de repechaje-.
Por el otro lado, Emiratos Árabes Unidos fue optimizando su rendimiento a medida de que avanzaba el encuentro, pero terminó por experimentar un declive producto de un visible agotamiento físico. Igual, el equipo de Rodolfo Arruabarrena ofreció una loable performance. El 4-3-3 del 'Vasco' canalizó escaso juego por el medio, pero eso se compensó tras la amplitud de sus extremos; fue figura y pieza principal Harib Suhail, quien en más de una ocasión fue el responsable de liderar, asistir, o en su defecto, terminar las jugadas de ataque. No obstante, recayó en eso mismo el pecado emiratí, puesto que el recurso para lanzar el centro atrás no se terminó de usar: ocurría que ni Abdullah Hamad ni -mucho menos- Abdalla Ramadan terminaban por acompañar las transiciones ofensivas.
En este sentido, la jerarquía australiana, respaldada por un óptimo estado atlético, terminó por aflorar en el epílogo del encuentro. Entre Maclaren, Hrustic y Martin Boyle aprovecharon las piernas cansadas que encontraban a su paso y llegaron incluso a triangular por momentos -algo impensado media hora atrás-, lo que generó siempre la sensación de que si por alguna razón el alargue asomaba, sería la bandera azul con el Union Jack y siete estrellas la que terminaría flameando.
Así, Australia y Perú se volverán a ver las caras, aunque esta vez no dentro de la fiesta mundialista sino en procura de poder sentarse en la mesa de Francia, Dinamarca y Túnez, en la que viene sobrando una silla. La lucha por ocuparla está programada nuevamente en Al-Rayyan para el próximo 13 de junio.
Fotos: AFP
Leer más...
La ficha del Australia 2 - Emiratos Árabes 1