Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comHace nueve décadas, el viejo Stadium Nacional asistió a la primera presentación de un seleccionado mundialista en nuestras tierras. No fue ni siquiera la propia selección peruana: se trató de México, que pasó por Lima a su regreso de Montevideo y se midió con Alianza Lima y la Federación Universitaria.

 

Acabada su participación en la Copa del Mundo Uruguay 1930, en la que quedó último tras perder contra Francia (4-1), Chile (3-0) y Argentina (6-3), el seleccionado mexicano llevó una pequeña gira por el continente con fin de medir el nivel de los suyos. Tras corta estadía en Chile, la ‘Tri’ viajó a la capital peruana para disputar dos encuentros amistosos. Los equipos designados para representar el fútbol peruano, tanto por nivel como por el arraigo popular entre la creciente fanaticada nacional, fueron Alianza Lima y la Federación Universitaria de Fútbol (hoy Universitario de Deportes).

Hoy en día encuentros de similares características sería inviable por la diferencia de plantel; sin embargo, en ese entonces la mayoría de los seleccionados blanquirrojos provenían del cuadro estudiantil y del cuadro íntimo. Además, México no era considerada una potencia continental, como sí era el caso de Argentina o Uruguay. Así, pero sin menospreciar el nivel azteca, los aficionados esperaban dos triunfos por parte de los conjuntos limeños.

Alianza Lima 2-1 México: Sorpresa en las tribunas

El viernes 15 de agosto de 1930, las tribunas de madera del Stadium Nacional reunieron gran número de aficionados que esperaban presenciar un Alianza identificado con su historia: uno de estilo bien peruano. Los íntimos tenían el aval de haber contado con ocho representantes en la delegación que había disputado el Mundial en Montevideo, por lo que el encuentro significaba su reaparición luego de esa importante expedición ante un aficionado que no tenía otra chance de verlos que no fuera en el estadio.

Salta el meta Bonfiglio ante la carga de Lavalle. El Nacional estuvo repleto para ver la primera presentación de los mexicanos. (Foto: semanario Sport Gráfico) 

A diferencia del desubicado comportamiento que comenzaba a ser una costumbre en el hincha rioplatense, las gradas del Nacional no solo estuvieron a la altura, sino que además vibraron cuando apareció el seleccionado mexicano con la bandera bicolor en mano. En medio una empatía generada con el público, el árbitro Serra dio inicio al partido.

Los primeros 15 minutos del encuentro fueron de dominio azteca, por lo que la magia de Juan Valdivieso bajo los tres postes empezó a sobresalir del resto de sus compañeros. A pesar de esto, el cuadro íntimo logró reponerse y efectuar ataques que fallaban en definición. La zaga mexicana era superior en defensa, pero el juego ofensivo y técnico de los íntimos siguió generando muchas ocasiones, tantas que en un momento los hinchas empezaron a soltar pifias cada vez que un delantero aliancista desaprovechaba una oportunidad. Los ataques de Alianza eran más, pero la rapidez de los mexicanos convirtió los suyos en más peligrosos, por lo que Valdivieso se consagró como figura en un primer tiempo sin goles.

En el arranque del segundo tiempo, un córner ejecutado por José María Lavalle fue mal despejado por la zaga mexicana y se generó un autogol. Alianza festejó, pero el estadio no estaba conforme con el rendimiento del equipo. Luego, una falla en la defensa visitante permitió que Demetrio Neyra ensanchara la diferencia tras un pase de Jorge Koochoi Sarmiento. Bajo la batuta de Alejandro Villanueva, la victoria se sostenía en el buen desempeño conjunto de Julio Quintana y Domingo García en la medular.

La estirada de Bonfiglio resulta inútil: el disparo de Neyra se ha colado en su arco para decretarse el segundo gol aliancista. (Foto: semanario Sport Gráfico)

El partido transcurrió sin incidencias, aunque pese al resultado destacaba la velocidad del cuadro azteca. Al final, Roberto Gayón logró adelantarse por la izquierda y derrotar a Valdivieso. Increíblemente, el Nacional gritó el gol como propio, en reconocimiento al visitante. El partido culminó con un 2-1 local, más allá de lo cual el público reconoció con cálidos aplausos el buen juego tricolor. Tras el partido, el capitán Manuel Rosas, quien había declarado antes que habían llegado a Perú “para aprender”, elogió la fortaleza aliancista.

Universitario 2-2 México: Un duelo para corregir

El domingo 17 de agosto, apenas dos días después de haber enfrentado a Alianza Lima, México disputó su segundo y último amistoso en tierras peruanas. El partido, más que anecdótico, marcó un precedente, ya que esclareció bastante de lo que había que corregir en el fútbol local. Además, la expectativa del encuentro era mayor, pues el partido contra Alianza había demostrado que los mexicanos tenían condiciones que debían ser consideradas y que contaban con argumentos para vencer a la 'U'.

Tal como se advirtió en el encuentro anterior, la velocidad mexicana resultó apabullante. Esta vez, además, el público se quedó impactado, pues los visitantes corrían con suma destreza a pesar de haber jugado apenas dos días. Alberto Denegri y Eduardo Astengo, dos mundialistas de los también ocho que los merengues habían tenido en Montevideo como representantes, fueron quienes lograron plasmar alguna idea frente a un México reinante.

El 'Toro' Astengo a la carga ante la zaga mexicana. (Foto: semanario Sport Gráfico) 

El segundo tiempo mostró gran mejoría universitaria: mediante pases y jugadas asociativas, el local comenzó a frecuentar el área del portero Óscar Bonfiglio. Sin embargo, le ocurría lo mismo que a su clásico rival: carecía de definición efectiva que capitalizara la jugada en gol. Los cremas equilibraron el juego, aunque el público vio impresionado cómo los rápidos jugadores mexicanos robaban la pelota de los pies de aquellos jugadores de la 'U' que tardaban en decidir el destino del balón. Como reacción, Luis de Souza Ferreira y Mario Pacheco empezaron a desplegar buen juego, sobre todo el segundo, quien se dedicó a jugar más para el equipo que para el público, pues su velocidad era la única equiparable al sprint azteca.

En una jugada que afirmó la lentitud de unos y la rapidez de otros, Arturo Fernández dudó si despejar el balón o retrocedérselo a José Gastañeta, portero crema. Este trató de salir, pero el pase fue aprovechado por la velocidad visitante. Gol. Luego, un tiro mexicano impactó en el poste crema, pero Carlos Lassus demoró en rechazar y fue anticipado otra vez por la rapidez mexicana. El encuentro acabó 2-2, pero desnudó las falencias de un equipo que en el plano local lucía muy sólido, pero al que el contraste con un fútbol visto entonces como exótico le había permitido sacar muchas conclusiones.

Lecciones y contrastes prácticos

Luego del partido frente a Universitario, algunas falencias del balompié nacional habían quedado claras: había que acelerar el proceso de evolución del fútbol. El fútbol es un deporte cambiante, que se renueva constantemente y es propio de los equipos ganosos de competir de renovarse junto a estas tendencias que exige la competencia de alto nivel. La prensa informó entonces sobre la necesidad de un fútbol más atlético, en el que la velocidad dejara de ser un beneficio y se convirtiera en una necesidad. Así, pese a haber sufrido la indiferencia de los dirigentes nacionales, el público había presenciado en directo la relevancia de un recurso indiscutible.

Gastañeta controla el balón ante la mirada del réferi. El golero crema sufrió por algunos yerros de su zaga. (Foto: semanario Sport Gráfico) 

Otro punto y tal vez el más importante fue el ejemplo de la utilidad de la descentralización del deporte. El seleccionado nacional no tenía jugadores de muchos equipos, pues la competición base no abarcaba todo el territorio nacional. Los mexicanos, a pesar de contar con jugadores de clubes solo del Distrito Federal, tenían algunas piezas importantes de otras ciudades: el golero Bonfiglio era de Sonora o el zaguero Efraín Amezcua, de Michoacán, por ejemplo. El público limeño entendió los beneficios de mirar hacia adentro.

Ocurría que hace noventa años no solo faltaban televisores para poder apreciar en vivo a un seleccionado mundialista, sino que mucho de lo que hoy se da por sentado aún no se había empezado a aprender.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: semanario Sport Gráfico


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