Lolo Fernández jugando por Cañete: Cita de origen

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Roberto Gando | @Roberto_Gando Editor |
En julio de 1932 el fútbol en Lima se concentró sobre lo que empezó a suceder en el Stadium Nacional. Con sus tribunas de madera, el principal escenario de la capital albergó la etapa semifinal del III Campeonato Nacional de Selecciones, torneo -ya extinto- que para entonces llevaba tres temporadas sin ser disputado.
Hasta ese mes eran ocho los equipos que aún se mantenían en competencia: Chiclayo, Ica, Lima y Puno formaban parte del Grupo A; mientras que en el Grupo B estaban Arequipa, Callao, Cañete y Tarma. Acceder a tal instancia le permitió a cada cuadro reforzar sus filas con jugadores oriundos de cada zona, aunque los mismos debían estar afiliados a su Liga respectiva.
Creer (no siempre) es poder
La fecha inaugural se jugó el jueves 28 de julio y en ella la selección de Ica goleó 6-0 al representativo de Puno en el partido preliminar, mientras que en el choque de fondo el combinado de Lima -que en realidad era el once de Alianza Lima reforzado con Arturo Fernández, defensa de la ‘U’- batió 4-1 al de Chiclayo.
Un día después la jornada marcó el debut del Callao goleando 6-1 a su par de Tarma, dejando como plato de fondo a la favorita Arequipa, que debía enfrentar a un equipo como el de Cañete que se presumía como inferior en fuerzas. Tal medida se ajustaba al hecho de que los arequipeños contaban con mayor experiencia en la competencia local, pues sus clubes solían realizar giras a Lima e incluso disputaban amistosos internacionales.
En un intento por contrarrestar a su rival, los cañetanos vieron como propicio sumar dos nuevos nombres a su ataque, ambos oriundos de la ciudad y muy bien conocidos en el fútbol limeño: Honorato Charún de Sporting Tabaco y Teodoro Fernández de Universitario. Su presencia fortaleció de inmediato las líneas del equipo, pero al mismo tiempo surgió un problema ya que no estaban inscritos en la Liga de Cañete -sí lo estaban en cambio en la de Lima-.
Por lo irregular de la situación, y tras el reclamo de las Ligas Provinciales de Arequipa, Callao, Ica, Puno y Tarma, en la Federación Peruana de Fútbol se resolvió que ambos no podían actuar en el campeonato. Pese a ello, al salir Cañete a la cancha lo hizo con sus refuerzos y a sabiendas de lo que le esperaba.
Presa de dos
Acicateados quizás por la adversidad, el conjunto cañetano sorprendió a todos durante el primer tiempo por su mejor desempeño en la ofensiva, aunque siempre encontró problemas para superar la defensa compuesta por el arquero José Pardón junto a los centrales Gómez y Juan Alcócer. Tal resistencia duró solo hasta los 22’, momento en el que ‘Lolo’ Fernández surgió como organizador al asistir a Vargas para que éste convierta con remate cruzado.
Los arequipeños salieron en busca del empate, pero lo único que lograron fue que ocho minutos después su valla fuera vencida por segunda vez. El autor del tanto fue el mismo ‘Lolo’, quien tras la sanción de un tiro libre en el mediocampo, tomó el remate mientras en las tribunas se coreaba su nombre. Así, con un violento disparo, el ‘Cañonero’ le volvió a dar pie al cuadro de su tierra para creer en un triunfo que antes parecía imposible.
Antes de acabar el primer tiempo, otro tiro libre le dio la oportunidad a ‘Lolo’ de marcar el tercero de la tarde, pero su remate desde unos treinta metros no encontró la misma dirección. En el complemento, los de Arequipa tardaron cinco minutos en descontar por medio de un cabezazo de Alfredo Alegre, jugador que también señaló la paridad a los 56’ al tomar un balón suelto en el área tras un córner.
En su intento por mantener el resultado, al conjunto de Cañete pareció no quedarle más opción que la de retroceder hacia su campo, aunque tal medida le cortó fuerza a un ataque que además sufrió por una lesión de Charún tras chocar con Vicente Arce. Y ya no hubo más caso, el 2-2 quedó resuelto en el marcador de una historia que para Arequipa acabó en victoria. Al final, el equipo mistiano ganó el grupo y llegó a una final en la que el título lo compartieron junto a Lima y Callao. Para ‘Lolo’, en cambio, aquel fue un episodio inédito, pues al forjar su leyenda en la capital, nunca más tuvo la oportunidad de jugar con los suyos.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: diario El Comercio

