Vale la pena renegar
Sport Áncash estaba empezando con el pie derecho su historia internacional. Incluso cuando la paranoia del fútbol peruano en los minutos finales parecía superada, luego de que Johnny Vegas atajara un penal en los descuentos, se impuso el maleficio. Apareció la cabeza de Osorio en el rebote y Ñublense puso el 1-0 que le da ventaja para el cotejo de vuelta en Huancayo.
Fotos: cronica.cl
La rabia de Johnny Vegas en el minuto final es comprensible, y no solo porque esta crónica estuviera destinada a empezar de otra manera. Se entiende porque en el fútbol es máxima que el esfuerzo sublime de uno sea, al menos en los momentos de clímax en el campo, catapulta del accionar grupal. Atajar un penal en tiempo de descuento y ver que tus defensas se dejan ganar el balón en el rebote es para renegar una noche entera.
¿MALDICIÓN O PERDICIÓN?
El final del Ñublense-Áncash podría sugerir que la maldición de los últimos minutos no está reservada para las presentaciones de clubes peruanos en Copa Libertadores. Pero habría que preguntarse qué tipo de conjuro podría justificar un error como la pifia del ‘Chemo’ Ruiz en un rechazo (¡estaba jugándose el minuto 94’+) que derivó en que López quedara solo ante Vegas y a este no le quedara otra que cometerle penal. Hecha la ejecución por Luis Flores, ‘Chilavegas’ debió salir a buscar él mismo el balón porque a ningún zaguero ancashino se le ocurrió correr antes que Alejandro Osorio. Alguien que mide 1.70 y difícilmente habría anotado de cabeza de otra forma que no hubiera sido un sombrerito como el que pudo hacer dada la salida del guardameta.
TODO POR LA BORDA
Lo irónico -o difícil de entender- es cómo el sistema defensivo de Áncash pudo malograr en dos acciones claves el buen partido que había hecho. Es cierto que Vegas había destacado en atajadas decisivas, como una ante Viveros en la boca del gol. Pero tanto o más importantes habían sido hasta el final los aportes de Regalado en los recortes oportunos o del colombiano Martínez como eje de la zaga. El propio Ruiz había cumplido bien, aunque la contención perdió fuerza desde que Paul Rodríguez -otro de los mejores- dejó su puesto a Carlos Sotelo.
CAMBIO DECISIVO
Quizá la apuesta de Alzamendi con Sotelo era ganar algo de penetración en contragolpe, aunque contrariamente de lo esperado el habitual carrilero no jugó por la banda, sino que se ubicó al medio y más bien ‘Patucho’ Villanueva se mantuvo recostado por la derecha. Sin embargo, para ese momento Ñublense había copado el mediocampo y lo de Sotelo se quedó en correrías veloces sin incidencia en balones para Carty o Calheira.
EL COLLAO NO ESTÁ HECHO DE FLORES
Se esperaba bastante de este reencauchado ‘Kukín’ Flores versión 2008, pero en el Municipal del Collao no pasó de ligeras amenazas con el botín izquierdo. Acabó lesionado hacia el inicio del segundo tiempo y debió dejar paso al improductivo uruguayo Dastés, que hasta ahora no da fuego con chompa de la ‘Amenaza’.
MARTELITO Y MARTELOTTO
Por el lado de Ñublense lo más destacado estuvo en los pies del conocido Fernando Martel, quien intentó de todas las formas posibles inquietar el arco de Vegas -hasta de cabeza, a despecho de su estatura-. La otra figura de la ‘Longaniza Mecánica’ -como es conocido el cuadro de Chillán en su región- fue el argentino Bruno Martelotto, cuyos certeros pases en profundidad generaron la mayor cantidad de acciones de peligro de los locales.
CUOTAS DE ENTUSIASMO
Es indudable que si algo sobró en Concepción, a falta de fútbol atildado, fue entusiasmo y ganas por parte de dos clubes debutantes en lides internacionales. Y que en la vuelta en Huancayo pesarán en la medida en que si hoy hubo un equipo que salió a ganar y otro que lo hizo en búsqueda de conservar el resultado, es muy esperable que el patrón se repita solo que con los roles cambiados. Claro que Áncash, que por peso relativo de conjunto tiene las chances intactas ante un rival que comparte varias de sus virtudes y limitaciones, habría, solo habría, podido llegar un poco más tranquilo.
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La ficha del partido