De Amberes a Johannesburgo
Holanda y España se vuelven a encontrar en una final 90 años después de la primera vez que se vieron las caras. En Amberes, la ciudad belga donde ambos iniciaron su historial internacional, disputaron una medalla de plata. Un relato imperdible lleno de mitos y personajes, incluido el primer DT de Perú en un Mundial.
De Holanda y España se ha dicho que jamás se enfrentaron en una final ni en la fase final de un gran evento, pero eso no es cierto. Sí lo hicieron: fue hace noventa años, en Amberes, Bélgica, en el marco de unos Juegos Olímpicos que, por entonces, eran disputados -a diferencia de la actualidad- por selecciones absolutas. Pero eso no lo es todo: fue un partido lleno de mitos, anécdotas, personajes que lo convierten en una historia imperdible en este contexto especial para neerlandeses e ibéricos.
Capítulo I: El Concurso Mundial
El fútbol había comenzado a ser parte de los Juegos Olímpicos a manera de exhibición desde la segunda edición, París 1900, y oficialmente desde la quinta, Estocolmo 1912. Sin embargo, era un torneo menor que se perdía entre varias competencias y al que le costó ser admitido como deporte olímpico, principalmente porque el Reino Unido quería inscribir a sus cuatro naciones como equipos independientes y el Comité Olímpico Internacional -a diferencia del visto bueno que daría la FIFA años después para esa causa- se oponía a ello.
Solo luego de la I Guerra Mundial, el fútbol olímpico cobró otro tipo de dimensión. Para los Juegos Olímpicos de 1920, en Amberes, se inscribieron en la disciplina un total de 15 países participantes, entre ellos uno no europeo: Egipto. Por eso, se decidió dar a la competición de fútbol de esos Juegos un nombre especial: el Concurso Mundial. Con ese cartel, se dio un impulso decisivo a la globalización de una competencia que, ganada por Uruguay dos veces consecutivas en 1924 y 1928, fue la piedra de apoyo para el lanzamiento de la Copa del Mundo en 1930. Por eso, es factible decir que la primera competición mundial de fútbol -con participación de equipos de más de un continente- se jugó en Amberes.
Capítulo II: La primera España
Aquel Concurso Mundial de 1920 fue el motivo por el cual se convocó, por primera vez, una selección española de fútbol. Se conformó un Comité Seleccionador integrado por representantes de tres regiones de España: Norte, Centro y Catalana. La primera, principalmente representante de los equipos vascos, optó por no enviar a sus jugadores en un inicio, pero luego se resolvió el problema y el equipo acabó siendo convocado tras un partido amistoso jugado entre dos equipos combinados denominados "Los Probables" y "Los Posibles"; una forma más polite de llamar a titulares y suplentes.
El equipo se reunió en Irún, ciudad sede del Real Unión -añejo equipo que recientemente dio la hora al eliminar al Real Madrid de la Copa del Rey-. Allí se dio la lista definitiva de 21 viajeros para Amberes, en la que despertaron críticas puntuales las convocatorias de los jugadores del FC Barcelona, equipo no aceptado por la crítica ni los aficionados. Solo se aceptaba al delantero Sesúmaga, que había sido transferido el año anterior desde el Arenas de Guecho. Los otros tres blaugranas de la selección eran los volantes Sancho y Samitier y un portero llamado Ricardo Zamora.
Capítulo III: Holanda, de vuelta a Amberes
Si España iba a jugar, frente a Dinamarca, el primer partido de su historial internacional en Amberes, pues Holanda iba a los Juegos Olímpicos de 1920 para reencontrarse con la ciudad que, 15 años antes, había sido también testigo de su primer partido internacional. En efecto, en 1905, la 'Oranje' se había estrenado como selección nacional con una victoria de 1-4 sobre Bélgica, precisamente en Amberes.
Ahora, dirigida por el inglés Fred Warburton, Holanda llegaba a Amberes con un equipo mixto entre experiencia y juventud, en el que destacaban las figuras del capitán Leo Bosschart, natural de las Indias Orientales Holandesas (Indonesia) y del zaguero Harry Dénis, quien posteriormente jugaría dos Juegos Olímpicos más y se convertiría en, quizá, el gran emblema del fútbol holandés de los años veinte. También había miembros bizarros, como Oscar van Rappard, que además de integrar el equipo de fútbol era atleta y competía en Amberes en los 110 metros con vallas. Años más tarde, se asimilaría al Partido Nazi de los Trabajadores de Holanda, lo que le valdría una sanción posterior a la II Guerra Mundial para, irónicamente, impedirle intervenir en competencias deportivas.
Capítulo IV: El gran mito
Esa España y esa Holanda se vieron las caras un 5 de setiembre de 1920 en el Kiel-Stadion de Beerschot, Amberes. Y lo hicieron para una final: la que definía al ganador de la medalla de plata de los Juegos Olímpicos.
Es preciso aclarar en este punto algunos mitos que circulan por Internet respecto de cómo españoles y holandeses llegaron a definir la medalla de plata. Se suele encontrar en enciclopedias virtuales y múltiples páginas que en Amberes se produjo esta definición debido a que en la final del torneo entre Bélgica y Checoslovaquia esta última hizo abandono del campo en protesta por el arbitraje, en apariencia favorable a los locales. Los checos fueron descalificados y se dice que, entonces, arbitrariamente se resolvió que Holanda, que había sido eliminada por Bélgica en semifinales, definiera la medalla de plata con España, ganadora de un minitorneo organizado a última hora entre los cuatro equipos perdedores en cuartos de final. Se señala que, así, el Comité organizador atropelló los derechos de Francia, perdedor de la otra semifinal ante Checoslovaquia y que habría tenido más derecho que los ibéricos de jugar por la medalla de plata.
Lo cierto es que lo anterior es bastante inexacto. Sucede que el torneo de fútbol de Amberes aplicaba, como muchas otras disciplinas de esos Juegos Olímpicos, el Sistema Bergvall, un enrevesado esquema de definiciones -digno de los regionales peruanos de los años ochenta- que generaba una serie de repescas y, a la larga, constituía un torneo aparte cuyo premio era la medalla de plata, que no correspondía necesariamente al perdedor de la final del torneo principal por la medalla de oro.
Intentemos explicarlo de modo sencillo: por el sistema Bergvall, los cuatro perdedores de cuartos de final debían jugar un minitorneo de eliminaciones simples que debía arrojar un ganador. En Amberes, ese fue España, que tras caer ante Bélgica en cuartos, quedó como el mejor del minitorneo al vencer primero a Suecia y luego a Italia. Tras ello, debía jugar una nueva repesca ante el perdedor de la final por la medalla de oro, en este caso Checoslovaquia. Y el ganador de ese partido debía enfrentar al ganador de otra repesca formada por el equipo que hubiera perdido en semifinales contra el campeón (en este caso Holanda, que perdió en semifinales ante Bélgica) y el equipo que hubiera perdido en cuartos de final contra el campeón (en este caso la propia España, eliminada en cuartos por Bélgica). En otras palabras, debía haber dos partidos en teoría: España vs. Checoslovaquia y, bizarramente, nuevamente España vs. Holanda. Y los dos ganadores de esos partidos deberían enfrentarse entre sí en una final por la medalla de plata, mientras que el perdedor se quedaría con la de bronce.
¿Qué habría pasado si Checoslovaquia no hubiera sido descalificado y España también le ganaba? Habría tenido que haber una final España vs. España. ¿Entendió? Si no, quizá el célebre Ricardo Miranda Tarrillo pueda explicárselo. Pero felizmente para la historia, Checoslovaquia fue descalificada y el España vs. Holanda se convirtió, automáticamente, en el choque que regalaría medallas de consuelo al ganador y al perdedor.
Capítulo V: El emblemático señor Bru
Volviendo a los protagonistas del partido, hay que puntualizar que la persona que estaba al mando del equipo español y había sido el encargado de hacer la polémica convocatoria era nadie menos que Francisco 'Paco' Bru, natural de Madrid, de padre aragonés y madre alcarreña, pero formado futbolísticamente en Barcelona. Un todas las sangres que tenía consenso, aunque en pleno Amberes el tesorero de la Federación Española, Luis Argüello, quiso darle un golpe de estado y quedarse él a cargo del equipo. No había límites para los cargos en la época: el mismo Bru era, además de técnico y presidente de la delegación, juez de línea en algunos partidos de los Juegos Olímpicos, incluso en los que jugaba la propia España. Otros tiempos, sin duda.
Pues bien, lo interesante para efectos del Perú es que Bru, el primer DT de la historia de la selección española, haría también historia una década más tarde al convertirse en el técnico que dirigiría a la blanquirroja en su primera participación mundialista, en Uruguay 1930. Entonces, fue contratado por la FPF solo 45 días antes del torneo para hacer, a la apurada, una convocatoria que defendiera los colores patrios en Montevideo. Pero esa es otra historia. El hecho es que Bru, que para entonces ya había dirigido, además de a la selección española, al FC Barcelona, alcanzaría éxito años luego al ocupar durante siete temporadas el banquillo del Real Madrid. Todo un personaje.
Capítulo VI: Zamora y Pichichi
No se trata de dos premios de Liga española. O bueno, sí, porque de allí devienen los rótulos que se otorgan cada año al portero menos batido y al delantero más eficiente de la llamada 'Liga de las Estrellas', respectivamente. Ricardo Zamora, el 'Divino', uno de los mejores porteros de la historia del fútbol mundial, tuvo su primera gran actuación internacional en Amberes. Está dicho que su convocatoria por parte de Bru fue polémica, ya que su estilo algo arriesgado lo hacía presa de críticas. "Su estilo es raro: tan pronto devuelve un balón de volea como sale con él en las manos, ejecutando múltiples quiebros. En una palabra, la impresión que deja es de desconcierto", decía de él la prensa de Madrid antes del torneo de Amberes, y reclamaba que goleros como Eizaguirre, de la Real Sociedad, u Óscar, del Real Oviedo, lo desplazaran del titularato.
Meses luego, tras el certamen, todos fueron elogios para Zamora por su arrojo y buenos reflejos. Así como para Rafael Moreno 'Pichichi', gran goleador del Athletic de Bilbao que en el certamen, ya en el tramo final de su carrera, fue más decisivo por su juego vistoso y rapidez para generar opciones en ataque que por convertir él mismo directamente goles. De hecho, solo marcó uno en Amberes. ¿A qué rival? Pues a Holanda.
Capítulo VII: Nace la 'Furia', resiste la 'Oranje'
España, está dicho, debutó en el torneo ante Dinamarca, a la que venció 1-0, y luego cayó en cuartos de final ante Bélgica. En el minitorneo de consolación, le ganó primero 2-1 a Suecia en el partido que, podría considerarse, marca el nacimiento de la llamada 'Furia Española': un violento cotejo en el que, precisamente, los reportes posteriores hablaron de furia pues los ibéricos acabaron con ocho jugadores y los suecos con siete debido al reparto de patadas que hubo, además de la rápida reacción española al voltear el marcador en solo dos minutos con goles de Belaúste y Acedo. Se dice que el concepto se reforzó, también, a partir del recuerdo del saqueo de Amberes por parte del Imperio Español en 1756, conocido coloquialmente como "Furia Española". Lo cierto es que al día siguiente, dos goles de Sesúmaga dieron a España una nueva victoria sobre Italia y el pase a la definición contra Holanda.
La 'Oranje', que entonces no era tal sino que vestía camiseta azul oscuro, había comenzado con victoria 3-0 sobre Luxemburgo y luego, en tiempo extra, 5-4 sobre Suecia. Cayó 4-1 en semifinales 3-0 ante Bélgica y, por lo expuesto anteriormente, acabó jugando por la medalla de plata ante 14,000 espectadores frente a España aquel 5 de setiembre de 1920. Ber Groosjohan, con cuatro tantos, era el goleador del equipo.
Capítulo VIII: Todos los caminos comienzan en Amberes
El partido se comenzó a decantar para España en el primer tiempo. Sesúmaga anotó a los 7' y a los 35' de manera espléndida en el arco del golero MacNeill, y eso acicateó a Holanda, que salió en el segundo tiempo a jugarse todas sus chances. A los 68', Zamora salió rápido a despejar un balón y una serie de rebotes permitió que Groosjohan, quien pululaba por el medio del área, la empujara para marcar el descuento. Pero casi de inmediato, a los 72', aparecería Pichichi, escapándose y embarullándose, para poner el tercero que cerraba el tanteador. Era 3-1 y medalla de plata para España, bronce para Holanda.
Han pasado noventa años desde aquella jornada de y hoy, en Johannesburgo, se escribe un nuevo capítulo de una historia que desde entonces solo se escribió ocho veces más, entre amistosos y partidos oficiales, que totalizan cuatro victorias para cada uno y un empate. Ese equilibrio, quizá, se romperá en el Soccer City, como sí lo hará en definitiva el hecho de que hasta hoy ni Holanda ni España hayan podido ser campeonas del mundo. Será, pues, corona final a la campaña de dos selecciones que comenzaron a andar largos y diferenciados caminos desde un mismo punto de partida llamado Amberes y que este 11 de julio, muchos kilómetros al sur, confluyen para que alguno diga, al cabo de noventa años, misión cumplida al convertirse en la octava selección campeona del mundo.
Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com
Fotos y recortes: Enciclopedia Mundial del Fútbol, Editorial Océano; Enciclopedia del Fútbol, Ramón Melcón y Miguel Vidal; seleccionespanola.files.wordpress.com; teamtalk.com; kb.nl; olympic.org
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