Minuto 83: El 'Burru' que sabía mucho
El 29 de junio de 1986, más de 114 mil personas asistieron al Estadio Azteca de la ciudad de México para ver el partido final del Mundial. Se enfrentaban Argentina y Alemania. Los albicelestes llegaban como favoritos, invictos, superando rivales durísimos y con la gran figura del torneo en sus filas: Diego Maradona. Los teutones apenas pudieron superar la primera etapa, le ganaron por un gol a Marruecos en octavos de final y dejaron fuera por penales al local en cuartos.
El partido estuvo cargado de emociones. A los 55’, Argentina ganaba 2-0 en un partido limpio que apenas tenía amonestados a Maradona y a Matthäus. Sin embargo, la sangre alemana empujó a sus jugadores a empatar el partido en seis minutos cuando solo quedaban diez para el final. Parecía que las acciones iban a alargarse en los tiempos suplementarios. Solo parecía.
Minuto 83
Ya se dijo cómo llegaban al encuentro final ambos equipos. Los sudamericanos eran los “buenos”, y los europeos los “malos”, que además de jugar feo, habían impedido que México se anotara en las semifinales. Cuando empezó el partido todo el mundo estaba seguro de que Argentina ganaría sin problemas. Por eso nadie se sorprendió cuando el ‘Tata’ Brown abrió la cuenta. Quizá el único sorprendido fue el mismo Brown, poco acostumbrado a gritar goles. Más tarde, ya en la segunda mitad, Valdano sacó toda la elegancia que entonces tenía para jugar (esa que hoy tiene para hablar) y marcó un lindo gol que dejaba tranquilos a los dirigidos por Bilardo.
Sin embargo, nunca se puede confiarse contra los alemanes hasta que se termine el partido. A los 74’, tuvieron un córner a favor. Salió el centro y el rebote fue pescado por Rummenigge para marcar el descuento. Eso asustó un poco a los argentinos que se asustaron más cuando a los 80’, tras otro córner y doble cabezazo en el área, Völler mandó la pelota al fondo de las redes.
Maradona arrugó la cara, pero no arrugó. Iba a terminar con las sorpresas y el drama poco después. Exactamente tres minutos pasaron y el ‘Pelusa’ sacó el último conejo del sombrero, que se habían reproducido en gran número a lo largo de la copa. Recibió una pelota sucia en medio de la cancha y la limpió en primera, rodeado de alemanes. Le mandó un pase perfecto a Burruchaga, quien corrió solo por 30 metros y cuando Hans-Peter Briegel, el único defensor que lo siguió, estaba por alcanzarlo, le cruzó de derecha la pelota al portero Schumacher, quien se demoró en salir a achicar. Ya era muy tarde para que cambiara la historia: a Burruchaga lo cambiaron sobre el final, se ganó un 10 de calificación en El Gráfico y Argentina, en aquel minuto 83, terminó de ganar su segunda Copa del Mundo.
Foto: clarin.com.ar
escrito por Juan Alberto Arica Mendoza , March 19, 2010
escrito por giavide , March 22, 2014
Ordenador de juego, de técnica excelsa, de esos volantes que llegan al área y una pegada privilegiada Burru también fue propenso a lesiones graves y a un oscuro episodio nunca esclarecido en Francia cuando jugó por el Nantes sobre supuesto soborno.
Más allá de ello, un grande entre los grandes.