Minuto 72: Bigote de a Luque
Ayer revivíamos gratos momentos para el balompié nacional al recordar el primer gol de Teófilo Cubillas en la historia de los Mundiales, cuando el mundo se rendía ante la riqueza técnica del fútbol peruano. Hoy nos toca revisar la otra cara de la moneda: cuando Perú estuvo en medio de un vergonzoso escándalo en el que se habló de sobornos y hasta de arreglos políticos entre los gobiernos de Argentina y Perú.
Miércoles 21 de junio de 1978, 19:15 hora de Rosario. Se jugaba la última fecha de la segunda fase del Mundial de Argentina. Un rato antes, Brasil había vencido por 3-1 a Polonia en Mendoza, por lo que la única manera de que los albicelestes dejaran fuera de la final con Holanda al ‘Scratch’ era venciendo por al menos cuatro goles de diferencia a su rival de turno: Perú.
Minuto 72
El más optimista de los hinchas argentinos podría haber imaginado que su equipo conseguiría el objetivo, pero nunca que aquella fría noche de invierno podría terminar con un partido tan fácil a favor de los locales. Más si antes de que se jugaran 5 minutos Perú ya había asustado con un tiro al palo del 'Jet' Muñante, y luego con un desborde de Juan Carlos Oblitas. De todos modos, este artículo no está hecho para discutir -una vez más- si hubo o no fraude en ese partido, sino para halagar un gol que catapultó a Argentina a la final de su Mundial y dejó casi sin esperanzas a su eterno rival, Brasil.
Es doloroso recordar en detalle lo que sucedió. Digamos que después del cuarto gol, obra de Leopoldo Luque, el partido ya estaba totalmente definido y era obvio que Argentina se quedaría con los puntos. Quedaban 19 minutos y para que los albicelestes se quedaran sin jugar la final Perú tendría que marcarle dos goles, algo muy difícil pero no imposible si es que se recuerda la clase de jugadores que tenía Perú, incluido el goleador del Mundial hasta ese momento. Pero el destino no le tendría ninguna amarga sorpresa al fútbol argentino: Houseman puso el quinto y Perú no reaccionaría, y terminaría sucumbiendo de forma calamitosa. A los 72 minutos, Raúl Gorriti -quien había ingresado por José Velásquez- erró de modo horrendo en salida al intentar hacer un giro inexplicable con el balón; se lo robó Omar Larrosa, quien desbordó por el medio, cedió a Luque y lo dejó mano a mano con Ramón Quiroga, al que venció con total facilidad.
Con este gol, Luque sumó su segundo tanto del partido y el cuarto en aquel Mundial. El hombre del largo mostacho, nacido en Santa Fe, fue el segundo goleador de Argentina por debajo de Kempes, y en total llegó a convertir 22 goles con la casaca albiceleste, además de 100 tantos clavados en su paso por diferentes clubes argentinos -se identificó más con River Plate-. Lástima que por estos lares, su estampa celebrando un gol con los brazos extendidos en alto sea mucho más que un amargo recuerdo.
Foto: revista El Gráfico Argentina
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