Foto: revista El Gráfico ArgentinaLa historia de Brasil en los mundiales empezó a escribirse sin el brillo de hoy. En Uruguay 1930 perdió en su debut ante Yugoslavia por 2-1, aunque ese primer gol fue logrado por una gran figura: Preguinho, quien practicaba otros siete deportes además del fútbol.

 

El fútbol en Brasil tardó en alcanzar el nivel superlativo que hoy se le conoce. Entre otras cosas, porque tenía dirigentes terribles en sus inicios. Para la primera Copa del Mundo, los directivos de Río de Janeiro no permitieron participar en la organización del seleccionado brasileño a sus pares de Sao Paulo. Por tal motivo, los jugadores paulistas no formaron parte de aquel primer equipo mundialista. Una de las consecuencias fue que no viajó a Uruguay la gran figura de entonces: Arthur Friendereich, de quien se dice era mejor que Pelé.

Quien sí fue a Uruguay, como principal dirigente, fue el señor Afranio Costa. Él ganó la medalla de plata olímpica en 1920, pero de fútbol no sabía nada. El que llegó también, pero apenas unos días antes de que empiece el mundial, cuando los jugadores ya lo esperaban en Montevideo, fue el técnico Píndaro de Carvalho. Además de estas curiosidades, la selección brasileña llegó a Uruguay en el mismo barco que traía a las cuatro selecciones europeas que aceptaron la invitación de participar: aquella nave hizo escala en Río de Janeiro.

En medio de este desorden impropio de una selección que después ganaría cinco títulos, llegó Preguinho, el atleta del club Fluminense. Un deportista completo que representó a su aristocrático club hasta en ocho disciplinas distintas; además del fútbol, practicaba también atletismo, básquet, hockey con patines, natación, waterpolo, remo, saltos ornamentales y vóley. Su nombre real era Joao Coelho Netto y su apodo significaba “uña pequeña”.  Él tendría un espacio no tan pequeño en la historia de su selección.

Minuto 62

El 14 de junio de 1930, en el estadio Parque Central de Montevideo, Brasil enfrentó a Yugoslavia en su primer encuentro en la historia de los mundiales. La temperatura que recibió a ambos cuadros fue tan baja que casi alcanzaba los 0ºC. Al término de la primera mitad, Yugoslavia vencía 2-0 con goles de Tarnanic y Beck. Los europeos se habían adecuado al frío mucho mejor que los brasileños, naturales de una zona tropical.

Durante el descanso, los del país de la samba utilizaron gruesas frazadas para mantenerse calientes y bebieron bastante té caliente. Al parecer esto los revitalizó, pues lejos de ser goleados como se podía prever, al 62’ su capitán Preguinho -jugando con una suerte de boina en cierto modo semejante a la redecilla de 'Lolo' Fernández, como se nota en la foto superior- marcó el descuento y el primer gol de Brasil en la historia de los mundiales. A la salida de un córner, un despeje de Stefanovic fue recogido por Fausto, quien tras eludir a un zaguero yugoslavo, disparó a media altura; saltaron Ivkovic y Preguinho, y este último consiguió poner primero el botín para mandar el balón al fondo del arco del golero Milovan Jaksic.

Preguinho ya había apuntado su nombre con letras doradas, pero lo hizo más grande cuando en el siguiente partido marcó dos veces más en la valla de Bolivia y se consagró como el goleador de su equipo en el Mundial. Aquel partido lo ganó Brasil por 4-0, pero fue Yugoslavia la que clasificó a la semifinal porque también venció al cuadro altiplánico. La primera Copa del Mundo trajo un trago amargo para Brasil, pero Preguinho sí saboreó el dulce del gol. Así como lo hizo otras 128 veces con la camiseta de Fluminense entre 1925 y 1938, cosa pequeña al lado de las 387 medallas que conquistó para el club practicando otros deportes. Quién diría del primer brasileño goleador en un Mundial que no solo el fútbol era lo suyo.

Foto: revista El Gráfico Argentina

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