Foto: junttila.netEn Italia 1990, Holanda no fue ni la sombra del brillante equipo que salió campeón en la Eurocopa de 1988. Desde el arranque cedió un empate ante Egipto, pese a que el mismo jugador que había abierto el camino del triunfo dos años antes repitió el plato: Wim Kieft.

 

Tras haber ganado la Eurocopa de 1988 reivindicando el famoso fútbol total -y aunque ahora tenía en el banquillo a Leo Beenhaaker y ya no al gran Rinus Michels-, Holanda era la gran favorita para clasificar junto con Inglaterra en el Grupo F del Mundial Italia 1990. Se presumía de antemano que Irlanda y Egipto pelearían el tercer puesto. Pero como muchas veces sucede en los Mundiales, todo no fue como se planeaba.

El debut era contra Egipto. El equipo de las pirámides regresaba a los mundiales después de 56 años, y parecía que no tendría cómo hacer frente a los cuatro monstruos de la Eurocopa: Ronald Koeman, Frank Rijkaard, Ruud Gullit y Marco Van Basten. No obstante, los dos últimos no llegaban en su mejor condición física, y eso comenzó a pesar en un partido en el que Holanda se había puesto de arriba mediante un jugador de recambio de perfil bajo que dos años antes había resultado clave en la consecución de la Eurocopa: Willem 'Wim' Kieft.

Minuto 58

Aquel 12 de Junio de 1990 en el estadio Della Favorita de Palermo, la sorpresa fue paulatina. Los egipcios fueron más agresivos en los primeros minutos, y solo les faltó tener la contundencia necesaria para meterla adentro. Los naranjas quedaron asombrados ante el juego tan vertical de los africanos, y en medio de esa perplejidad se irían al descanso.

Para el comienzo de la segunda etapa, Wim Kieft ingresó por Gerald Vanenburg y se hizo notar. A los 58', tras un centro al área, la pifia de Gullit confundiría a la defensa y en eso Kieft, con tres dedos, metió el balón en la valla de Ahmed Shoubier. Era un gol tranquilizador, máxime si se recordaba que dos años antes, en la Eurocopa, el mismo jugador le había anotado a Irlanda el agónico gol que permitió a Holanda clasificar segunda en su grupo para pasar a semifinales, desde donde luego labró su título. Como entonces, Kieft abría el camino del éxito en un momento complicado.

Pero Egipto seguiría atacando y cuando todos esperaban el término del partido, un penal cambió las cosas. Magdy Abedelghani lo concretaría el penal y así sellaría el triste debut de Holanda, que luego solo supo de empates y de una amarga despedida ante Alemania. Por ello, si algún buen recuerdo puede quedarle a la Oranje de aquel paso por canchas del sur de Italia, es la figura de un delantero cumplidor como Kieft, quien jugó 43 veces por la selección holandesa e hizo 11 goles con ella, además de otros 192 tantos en su carrera. Fue considerado jugador clave de la vieja escuela del Ajax, y también jugó en el PSV Eindhoven -con el que ganó la Copa de Campeones de Europa-, el Pisa, el Torino y el Girondins Bordeaux. Ahora es comentarista televisivo, y seguramente espera que a Holanda le vaya mejor en Sudáfrica 2010 que lo que a él le fue contra otros africanos.

Foto: junttila.net

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