Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comSobreponiéndose de sus pecados capitales, Bélgica sacó a relucir su jerarquía en el duelo más intenso y dramático del Mundial: aniquiló la gran proeza de Japón, que a falta de 21 minutos ganaba por dos goles de diferencia, pero con el 3-2 agónico inscribió su nombre en cuartos de final, instancia en la que se va a topar ante Brasil.

    Kenny Romero | @kenny_romero
    Director Periodístico

Cuál historieta animada, el Bélgica - Japón dejó lecciones que bien podrían estar incluidas en un guión de ciencia ficción. Por lo cambiante que resultó, por las resoluciones que determinaron -finalmente- el peso del que tomó la batuta, y por lo dramático de su desenlace. Esto último, tranquilamente, de modo conexo a cuanto capítulo prolongado -y rompecorazón- se acostumbró a ver en el anime Supercampeones, aunque con colofón negativo para su país de origen, que estuvo a un tris de escribir el capitulo más importante de su historia futbolística con una clasificación a cuartos de final.

En contraparte, al pelotón comandado por Roberto Martínez le pudo pasar factura uno de los grandes vicios que normalmente asocian al buen fútbol. El de la reiterada posesión y escasa conclusión. Uno de los grandes pecados capitales de los 'Diablos Rojos' en gran parte del partido escenificado en el Rostov Arena, y que también tuvo tinte de historieta adaptada a su realidad. Tal como dictan Los Pitufos, personajes de ficción e iconos belgas por excelencia. Así, su juego colectivo tuvo mucho de sus grandes protagonistas. Porque lució vanidad (Vanidoso), pero se excedió de gula (Goloso), pecó de avaricia con su falta de gol (Egoísta), demostró pereza (Perezoso) y se perdió en la lujuria (Pitufina), y ello lo hizo caer en una envidia (Filosofo) que casi determina su trance en el Mundial por caer en la soberbia (Fortachón).

Eso fue lo que resumió gran parte del trama más intenso del presente Mundial. Que sin duda tendrá grata recordación por cómo se presentó el compromiso. El atrevimiento, de hecho, fue el arma más poderoso de los dirigidos por Akira Nishino, tal como se avizoró a partir de un lejano remate de Shinji Kagawa y de un posterior cabezazo de Takashi Inui, que puso en aprietos en pasajes del primer tiempo a Thibaut Courtois. Bélgica, aun así, nunca dejó de ser dominador a partir del 3-4-3, aunque no supo traducirlo en ventaja, ni con el aplomo de Axel Witsel (dio la primera clarinada en el arco de Eiji Kawashima) o el recuperado Vincent Kompany (un cabezazo suyo pasó a centímetros del arco rival) ni en los pies del inquietante Romelu Lukaku.

Takashi Inui remata de larga distancia y marca un golazo. Japón se ponía adelante y sorprendía al poderoso Bélgica. (Foto: FIFA) 

Por esa razón es que el mazazo que recibieron los belgas fue más que sorprendente, apenas comenzó el segundo periodo, gracias a aquella estocada de Genki Haraguchi en el pórtico de Courtois tras el notable servicio de Gaku Shibasaki. Y peor aun, de recibir un segundo golpe en una acción previamente al disparo de Eden Hazard en el poste que parecía determinar una nueva sorpresa en el Mundial. Esta vez con Takashi Inui como actor principal, luego de un excelente y colocado disparo desde fuera del área, de un guión que parecía ser extraído del capítulo más pretencioso de la ficción deportiva número uno del territorio nipón. Era un 0-2 impensado para todo el planeta, pero que increíblemente se desbarató con el correr de los minutos.

Todo se empezó a reconstruir para los Red Devils a partir de un cambio de chip más ofensivo luego del ingreso de Maraouane Fellaini, y del crecimiento en la conducción de Eden Hazard, tan diminuto en la cancha como cualquiera de Los Pitufos, pero enorme a partir de esclarecer su visión y de liderar la recomposición del objetivo; ergo, la remontada. Así fue como se produjo el asestazo de Jan Verthongen, con un cabezazo lejano tras un lateral que se coló en arco asiático más por error de cálculo del meta Kawashima. Y luego, cinco minutos más tarde, por otro testarazo, esta vez dentro del área de Fellaini luego de un centro de Hazard. Sin duda un premio a la insistencia.

Pero lo que no aparentaba estar escrito en el guión fue el cierre de persiana, que más pintaba para una prolongación en tiempo suplementario. Incluso hasta por un tema de justicia deportiva por lo desplegado por Japón. Pero esto último no existe en el fútbol. Y Bélgica lo supo gestar con un excepcional contragolpe, desde el saque de Courtois, que tan solo necesitó cuatro toques, que transitó en los pies de Thomas Meunier, que hizo el quiebre con el preciso amague de Lukaku, y que se liquidó con la definición de Nacer Chadli, otro de los ingresados en el periodo complementario. Era la última jugada del partido, y la crueldad convertida en drama para una selección asiática que fue incapaz de romper la maldición de no superar los octavos de final.

Marouane Fellaini gana por arriba y consigue el empate parcial. Más adelante, los belgas celebrarían. (Foto: FIFA) 

Así como le ocurrió en 1993, cuando un gol de Irak lo despojó de la clasificación a su primer Mundial en los descuentos, esta noche en Kazan los samuráis azules sufrieron uno de los golpes similares más duros de su historial futbolístico. Pero en contraparte, la increíble remontada de los belgas no fue más que la confirmación de una selección top a nivel mundial, pero que arrastraba un karma que probablemente se quebró -y para bien- con el 3-2 que lo certificó entre los ocho mejores del Mundial: el de -por fin- sacudirse del descalabro ante la adversidad. El siguiente escollo de los 'Diablos Rojos' será Brasil, en una historia en la que deberá ratificar tal afirmación y ser en serio un candidato de rigor para alzar el máximo trofeo.

After Party

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El Resumen

 

Los Goles

Fotos: FIFA


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La ficha del Bélgica 3 - Japón 2

 

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