Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comFrancia es uno de los candidatos a alzar el título en Rusia 2018. La lista de 23 jugadores presentada por Didier Deschamps muestra dos características principales: la ausencia de jugadores creativos en el mediocampo y la alta presencia de jugadores con origen distinto al francés.

Daniel Orrego | @dorrego1411
Redactor

El título de la Copa del Mundo conseguido por Francia en el certamen que organizó fue el inicio de una relación de idilio entre la sociedad gala y su selección. El equipo liderado por Zinedine Zidane y capitaneado por Didier Deschamps, actual técnico de los blues, alcanzó la fama a partir de una mixtura de razas y ascendencias que fue celebrada a lo largo de los Campos Eliseos por una multitud que no se veía en las calles de París desde la Revolución francesa.

Tras ese momento en el que los galos alzaron el máximo trofeo, pasaron años en los que Francia pasó por la desilusión de irse en primera ronda en Corea/Japón 2002 al adiós de un ídolo envuelto en un polémico cabezazo en Alemania 2006. Actualmente, de la mano de una nueva generación de jugadores, es considerada una de las selecciones candidatas a llevarse el premio principal del torneo.

Liberté

A diferencia de lo visto en Francia 1998, torneo en el que el once de Aime Jacquet dependía de la recuperación del balón en el mediocampo y la magia de ‘Zizou’, el equipo actual mantiene esa zona del campo como un mero espacio de tránsito de defensa a ataque que intenta cruzar lo más rápido posible como si de eso dependiera su éxito.

 

La dinámica y velocidad es la principal característica de la mayoría de jugadores franceses dentro de la lista oficial de convocados por lo que Deschamps les da la libertad de ir hacia el arco contrario sin mucha pausa en el centro. La fórmula es simple: recuperación de balón y pase largo hacia uno de los lados para que Kylian Mbappé y Ousmane Dembelé, quienes irían como extremos en el ataque, aprovechen los espacios vacíos.

El equilibrio de esta vorágine azul tiene el nombre de N’Golo Kanté. El volante del Chelsea se ubica delante de Raphael Varane y Samuel Umtiti para poder retrasar los contrataques rivales y esperar el regreso de Djibril Sidibé y Benjamin Mendy, laterales que se perdieron parte de la temporada pasada debido a lesiones.

Egalité

La mayor crítica del joven equipo galo, que se ubica dentro de las cinco selecciones con menor promedio de edad del torneo, es la inconsistencia que ha mostrado en su rendimiento en los últimos partidos. Puede pasar de refrendar el mote de candidato ante Italia, victoria por 3-1, a generar dudas ante Estados Unidos, empate 1-1.

 

Esta desigualdad es la que provoca una interrogante sobre si Francia será capaz de llegar hasta la final sin contar con un líder que resalte dentro del once azul. El nivel superlativo, a nivel individual, que han mostrado muchos posibles representantes del cuadro galo en sus clubes ha hecho que queden fuera Anthony Martial, Alexandre Lacazette o Adrien Rabiot. En conjunto, calidad les sobra; sin embargo, no todos suelen estar en la misma sintonía, como pasa con Paul Pogba, blanco de las críticas en la tierra de La Marsellesa.

Fraternité

Si algo se hizo más evidente desde el momento en el que los blues alzaron el trofeo de la última cita mundialista del milenio pasado fue la diversidad cultural dentro del plantel, que era reflejo de lo que pasaba en el país. La variedad de colonias que controló el imperio francés han provisto de jugadores a la selección mayor a lo largo de los años.

Esta vez solo siete jugadores tienen raíces locales, patrón que es cada vez más común y que generó una polémica en el periodo de Laurent Blanc al mando de la selección por supuestos cupos raciales que se querían imponer desde las categorías inferiores hasta la mayor. Por un lado están los Antoine Griezmann, Hugo Lloris y Olivier Giroud; por el otro, futbolistas con ascendencia congoleña, filipina, martinica, camerunés, marroquí, malí, española, senegalesa, togolesa, guadalupeña, angoleña, argelina o mauriciana.

 

Jugadores jóvenes, mezcla de orígenes y una idea de juego basada en el vértigo son las armas con las que enfrenta Francia un certamen en el que es considerado como uno de los favoritos, pero en el que su falta de experiencia podría jugarle en contra. La migración, uno de los fenómenos sociales que ha causado controversia en Europa en los últimos años, podría ser el factor principal de un nuevo triunfo en el ámbito deportivo para los blues; una revolución que seguro celebrarán sin oponer resistencia.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com


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