Foto: Historia Mundial del Fútbol, Editorial OcéanoAlemania 1974 vio aparecer a uno de los mejores equipos de la historia del fútbol mundial: Holanda, la 'Naranja Mecánica' de Rinus Michels. Que gracias a su fútbol total pudo hacer abdicar 2-0 en semifinales al campeón Brasil, con gol consagratorio del gran Johan Cruyff.

 

El Mundial de 1974 fue de Alemania, por sede y título. Pero para el hincha que lo vio en vivo y en directo, fue el de Holanda: el de la aparición de la llamada 'Naranja Mecánica' cuyo juego destacaba por su "fútbol total", innovación con el sello de Rinus Michels por la cual todos sus jugadores defendían y atacaban.

La gran prueba que graduó de grande a esa escuela holandesa se rindió el 3 de julio de 1974, en el Westfalenstadion de Dortmund. Ante más de 52 mil espectadores, se enfrentaban por uno de los cuadrangulares semifinales Holanda y el campeón mundial vigente, Brasil. Que hasta aquel momento, simbolizaba la referencia más fiel posible en términos de estilo y técnica. Ya no tenía a Pelé, pero Jairzinho y Rivelino reivindicaban esa explosión característica del título de 1970.

Los holandeses, en tanto, conformaban un cuadro joven que combinaba la eficacia europea con un estilo depurado para tratar el balón. La gran visión de juego de Johan Neeskens, la astucia de Rob Rensenbrink, la rapidez de Jonny Rep y las incursiones en el ataque de Ruud Krol se combinaban para conformar la columna vertebral de un poderoso cuadro que tenía un inigualable director de orquesta: Johan Cruyff.

Minuto 65

La primera parte del encuentro mostró un partido parejo. Holanda comenzó teniendo el balón, pero no despertó del todo hasta el arranque de la segunda mitad, cuando Neeskens recibió un pase desviado de Cruyff desde la derecha y, con un remate certero, superó al portero Emerson Leao. A partir de ello, Brasil, en vez de reaccionar, se vio superado en distintos flancos por el sistema de Michels, que rubricó su funcionamiento con una gran demostración de ataque para sentenciar el encuentro a los 65' de juego.

Un inteligente pase de Rensenbrink hacia la banda izquierda permitió a Krol internarse entre la defensa brasileña. Su gran pase en el corazón del área encontró libre al extraordinario Cruyff, que con una inteligente semivolea venció la valla defendida por Leao. Los verdeamarelhos, aquel día de azul oscuro, se resignaron la derrota: deberían dejar el liderato de la semifinal A a a Holanda y conformarse con definir el tercer puesto con Polonia. La corona cambiaría de dueño, y no faltaron quienes dijeron que el Rey Pelé había abdicado en aquel partido el trono para buscar un sucesor llamado Johan.

Lo cierto es que al final a aquel equipo naranja que se llevó los aplausos de todos le faltó una corona. Acaso, el más grande campeón mundial moral de la historia junto a Hungría de 1954. Cruyff alguna vez explicó el porqué de ese encandilamiento que causó el equipo de Michels: "Holanda no tiene un sistema de juego. Tiene varios y los aplica según las necesidades del partido. Nos importa saber cómo juega el adversario, sus puntos fuertes y sus flancos débiles. Pero sobre todo nos interesa saber qué somos capaces de hacer ". Quizá algún lector sepa explicar por qué nunca llegó más arriba en el podio.

Foto: Historia Mundial del Fútbol, Editorial Océano

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