Foto: storia-mondiali-calcio.itLa primera final de la historia de los Mundiales no solo dejó buenos recuerdos a los ganadores uruguayos. Los subcampeones argentinos también tuvieron un rapto de ilusión cuando se pusieron en ventaja con el último gol del goleador del torneo: Guillermo Stábile.

 

Ya hemos repasado en esta sección un gol de la primera final mundialista: el anotado por el 'Manco' Héctor Castro en el minuto 89, que selló la victoria de Uruguay sobre Argentina por 4-2. Ahora corresponde el turno a un gol anterior; un gol que sugirió que la historia aquel 30 de julio de 1930 podría haberse escrito de otro modo; un gol de un goleador.

Sucede que a pesar de la victoria charrúa, la garra argentina dejaría el nombre de un goleador nato como el de Guillermo Stábile. El ariete viajó a Montevideo como reemplazante de Manuel 'Nolo' Ferreira, estrella argentina de la época que venía de participar en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam. Debido a una crisis nerviosa de otro titular, Norberto Cherro, Stábile terminó siendo titular junto con otro grande como Francisco 'Pancho' Varallo. Junto a ellos, cosecharía una cifra impresionante: 8 goles en 4 partidos jugados.

Minuto 37

En aquella final, las dos selecciones exigieron jugar con su propia pelota de fútbol y el árbitro bélga John Langenus decidió que se jugara un tiempo con cada balón. Lleno absoluto para recibir la primera final de los mundiales entre dos de las selecciones más potentes del momento.

El partido empezaría con bastante violencia, pues por aquella época la permisividad era mucho mayor. Uruguay alegraría a su gente al marcar el primero con Pablo Dorado, pero los argentinos respondieron por su buen dominio de balón con el gol de Carlos Peucelle para poner las cosas parejas. Así, a los 37, llegaría el gol de Guillermo Stábile: fue tras una corrida en la que se llevó a dos defensas y definió en diagonal con su pierna derecha, haciendo inatajable el tiro para el meta Ballesteros.

Como es conocido, Cea, Iriarte y el 'Manco' Castro revirtieron la historia en el complemento. Pero Stábile se quedó con un triunfo personal. El delantero, por aquel entonces jugador del Huracán de su Parque Patricios natal -con el que había campeonado en 1925 y 1928, además de anotar 100 goles en 128 partidos-, alcanzó fama universal y el Genoa italiano lo fichó con buenos augurios. Sí que le rindió: debutó con un hat-trick contra el Bologna y en cinco temporadas anotó 16 goles en 41 partidos.

Luego Stábile pasó al Napoli y al Estrella Roja de París, en el cual se convirtió en técnico, profesión que luego ejercería en Argentina con San Lorenzo, Huracán y Racing, además de la selección nacional, con la que obtuvo seis títulos sudamericanos. El último lo consiguió en Lima, como forjador de aquel ataque que brilló con Maschio, Sívori, Angelillo, Corbatta y Cruz. Como para ratificar que siempre supo despedirse con buen sello.

Foto: storia-mondiali-calcio.it

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