Foto: corazonblanco.comNo es una serie televisiva ni una canción de Elton John: se trata de Nikita Simonyan, autor del primer gol mundialista de la desaparecida Unión Soviética. Fue en Suecia 1958, ante Inglaterra y en un minuto que a él le traería buena suerte para su carrera en el fútbol: el 13.

 

Los soviéticos se estrenaban en los Mundiales en Suecia 1958 con optimismo. Con sus métodos marciales de entrenamiento, habían alcanzado la excelencia en los deportes, así que uno de sus principales logros fue la obtención de la medalla de oro en la Olimpiadas de Melbourne. En su debut, debían enfrentar en Gotemburgo a Inglaterra, que llegaba con ánimo diametralmente opuesto: apenas unos meses antes la plana titular del Manchester United (conocida como los Busby Babes) había desaparecido en un trágico accidente aereo en Munich. Jugadores como Duncan Edwards (quien sobrevivió al accidente pero murió en el hospital 15 días después), Roger Byrne o Tommy Taylor habían clasificado a Inglaterra de manera categórica ante Irlanda y Dinamarca; sin embargo, el destino no quiso que estuvieran presentes en el Mundial sueco.

La disposición de ambas escuadras en la cancha representaba dos estilos europeos coincidentes y divergentes a la vez. Ambos se apoyaban en la velocidad de sus hombres: los ingleses con un fútbol más atildado en el que destacaban Billy Wright, Bobby Robson y Tom Finney, y los rusos -con más fuerza y potencia- tenían al legendario Lev Yashin en la puerta y otros diez capitaneados por un delantero, campeón olímpico en Melbourne, llamado Nikita Simonyan.

Minuto 13

Cuando las acciones se dieron inicio, se esperaba que los ingleses tomaran la batuta del juego. No obstante, llegó aquel número 13 contado en minutos, desafortunado para los de la isla. Tras un centro casi raso desde la derecha del ataque soviético, el portero Colin McDonald cedió un rebote en el corazón mismo del área chica. Ni corto ni perezoso, Simonian ingresó a la carrera y, con decisión, la mandó adentro para quebrar el buen clima entre soviets y lords.

En el segundo tiempo llegaría otro gol de la URSS obra de Aleksandr Ivanov, pero Dereck Kevan y Tom Finney pondrían el definitivo 2-2.  Los resultados posteriores de este grupo de la muerte clasificaron a Brasil como primero, mientras que los soviéticos, a pesar de caer ante el 'Scratch', accedieron a un partido extra contra Inglaterra en el que se sacaron el clavo y clasificaron a cuartos de final al ganar 1-0.

Para Nikita Simonyan, aquel fue el inicio de una racha ascendente. El ariete de origen armenio, que pasó por el Krylya Sovetov de Moscú y el Spartak de Moscú, con los que anotó 142 goles, además de otros 10 en 20 partidos con la divisa soviética, se dedicó luego a la dirección técnica (fue seleccionador nacional de la URSS entre 1977 y 1979) y después a la dirigencia, en la que escaló también a lo más alto: es el actual vicepresidente de la Unión Rusa de Fútbol, máximo organismo del balompié de su país. ¿Quién dijo que el 13 era el número de la mala suerte?

Foto: corazonblanco.com

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