Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com 

A mal tiempo hay que poner buena cara, y la historia de vida de Eduardo Gonçalves de Andrade (Belo Horizonte, Brasil, 29 de enero de 1947) sabe bastante bien de eso. De muy meninho le avergonzaba vestir pantalones cortos, ya que padecía de vitiligo; pero jugaba tan bien al futebol que sus compañeros lo alentaron a superar ese complejo. A partir de eso, fue él mismo quien se encargó de escribir su propia historia de luchas contra la adversidad, como cuando a los seis años de edad sufrió un accidente doméstico en las uñas del pie derecho que le impidió patear el balón con normalidad; él encontró la solución simple, que pasaba por ubicarse en la izquierda de la cancha para emplear solo la zurda en sus disparos.

Por todos esos chamuscos de la vida, lo apodaban con cariño Tostão, como se le decía a una moneda desvalorizada de la época. Así, menudo y valiente, se hizo un lugar en el América Mineiro y de allí dio el salto al equipo que lo consagró: Cruzeiro, con el que ha sido cinco veces campeón estadual de Minas Gerais. Cuando en 1966 llegó a la selección brasileña que disputaría el Mundial de Inglaterra, el preparador físico Paulo Amaral se encargó de corregirle el trauma: lo sometió a un régimen de 200 disparos diarios con la pierna derecha en los entrenamientos. Y lo convirtió en un delantero completo. 'O Rei Branco', para algunos que lo consideran el mejor equivalente de Pelé en el ataque del 'Scratch'.

Pero nada podía ser fácil en una carrera destinada a la lucha. En agosto del año pasado, en un amistoso de la selección brasileña previo a las Eliminatorias frente a Millonarios, en Bogotá, un choque con el defensor Finot Castaño le produjo un fortísimo golpe en el ojo izquierdo. Y menos de un mes después, en un Corinthians - Cruzeiro por el Torneo Gomes Pedrosa, en el 'Pacaembú', un rechazo del zaguero rival Ditão le cayó de lleno en la misma zona, lo que le produjo un desprendimiento de retina. Fue llevado a Houston, Estados Unidos, para ser operado, y las esperanzas de que llegara al Mundial de México eran muy bajas.

Sin embargo, Mário Zagallo lo esperó casi hasta subirse al avión, y la paciencia lo recompensó. Actuaciones superlativas del 'Mineirinho de Ouro' han sido determinantes, como cuando hizo una jugada de maravilla para sacar el pase a Jairzinho antes del gol a Inglaterra. Y contra Perú, Tostão terminó de consagrarse como craque mundial con dos tantos y prolija conducción para vulnerar el arco de Luis Rubiños. Pelé está bien acompañado: su trono, más que un aspirante, tiene un garante que donde pone el ojo, coloca la bala.

Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com


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