Foto: futebolportenho.com.brSin Johan Cruyff, Holanda está a punto de coronar a una gloriosa generación de futbolistas. Tiene la opción de hacerlo de visita, en el Monumental de River y ante 71 mil espectadores. Solo Rensenbrink y sus compañeros saben el desenlace.

 

Con Jorge Rafael Videla en las tribunas, Argentina está por disputar la final de su propio mundial ante Holanda, subcampeona en el 74. En Buenos Aires hace frío, son las tres y quince de la tarde y las madres de la Plaza de Mayo protestan y Cruyff lo ve todo por televisión.  No es que la máxima estrella de Holanda esté lastimada, simplemente no ha asistido a la cita por estar en contra del gobierno militar. Sobre esto último se han tejido varios rumores, pero hay que concentrarse en lo que está por ocurrir.

El partido se inaugura con una lluvia de papeles que sirven como antesala al gol de Kempes. Sin embargo, a los 82 minutos, es Dick Nanninga quien pone la paridad en el marcador. El reloj marca exactamente 90 minutos cumplidos y  Argentina piensa ya en los suplementarios.  Hay una acción peligrosa que es sancionada con tiro libre en salida para Holanda; ejecuta René Van der Kerkhof, sabe que su equipo tiene los minutos contados. Por eso lanza el balón con fuerza, sin perder la calidad, milimétricamente calculado para que Rensenbrink la duerma sobre su botín izquierdo.

 


 

Ya pueden percibirse miradas de angustia en los aficionados argentinos. Holanda ha pasado a tener el control del juego y el 'Flaco' César Luis Menotti manda a Bertoni y Olguín a cortar el avance naranja. Rensenbrink gambetea sudamericanamente a ambos y queda solo frente a la portería de Fillol. Videla no lo puede creer, por los suelos yacenel portero, y las esperanzas argentinas de conquistar su primer mundial. El balón rueda, el papel picado hace su sedicioso trabajo, corta la velocidad del balón y este pega en el poste. "¡Uuuufff!" revienta en todo el Monumental.

Sergio Gonella ha pitado el final de los 90'. En los suplementarios, Argentina vencería a los holandeses por 3-1. Kempes fue la figura con un doblete. Al finalizar el encuentro, los europeos vuelven al vestuario negándose a recibir las medallas por parte de la junta militar. La afición enloquece, aunque siempre quedó ese manto de duda sobre el éxito argentino. Supuestos arreglos en partidos -como el 6-0 a Perú, por ejemplo- y la excusa de organizar un mundial para tapar una serie crímenes militares, terminaron por ensuciar el triunfo albiceleste. 

De nada valieron las declaraciones de Joao Havelange, presidente de la FIFA: "Por fin el mundo puede ver la verdadera imagen de la Argentina”, ni las de Henry Kissinger: "Este país tiene un gran futuro a todo nivel”, ni las de Berti Vogts, capitán de la selección alemana: “Argentina es un país donde reina el orden. Yo no he visto a ningún preso político".Con ello quedó claro: Ganó Videla, perdieron muchos anónimos.

Foto: futebolportenho.com.br

Comentarios ( 1)add
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escrito por Jose , March 06, 2014
Como una jugada y unos milimetros pudieron cambiar el destino de un jugador: Rob Rensenbrink.

Dejando de lado como hubiera cambiado la historia tanto para la seleccion de Argentina como para la de Holanda, si hacía ese gol Rensenbrink hubiera sido goleador del Mundial y seguramente elegido el Mejor Jugador (ambos logros fueron de Kempes) además de muy probable Balon de Oro 1978 (fue tercero detras de Keegan y Krankl, cuando solo europeos eran elegibles) y por la trascendencia del logro y del gol quizá sería la máxima figura hiistórica del futbol holandés o por lo menos estaría casi o la par de Cruyff.

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