Foto: ReutersDesde el 11 de julio de 2010, el fútbol también estuvo en el paraíso para los españoles y el entusiasmo despertado fue su única bandera. Tras 19 ediciones y 80 años, el derechazo de Andrés Iniesta les hizo tocar cielo por primera vez en la final de 2010 ante Holanda.

 

Al entonces campeón de Europa le tocaba medirse contra Holanda en un campo de minas, condenado a gestionar el desquicie en su primera final mundialista. Entre gresca y gresca, el equipo no lograba conciliar su juego. Imposible dar tres pases seguidos. El encuentro exigía más carácter que juego, el libreto era otro, no había tregua para ese fútbol panorámico de Xavi o Xabi. Imposible esa trenza hipnótica para los rivales, un milagro que el balón fuera ese ovillo que siempre rueda y cuyo destino es la mejor virtud española. Una pérdida en la alambrada holandesa era inquietante para España. Con horizonte, Wesley Sneijder y Arjen Robben podían resultar demoledores; a un palmo de Iker Casillas estuvo el segundo a punto serlo.

 

 

“Yo solo pensaba en cómo iba a pegar a la pelota y dónde la quería poner. Desde que la controlo, repito, sé que es gol. Sé que el defensa no llega, que el portero no llega... Solo he de esperar a que caiga, a que se cumpla la ley de Newton. Sabía que bajaba, que le pegaba, que era gol... Esta vez la manzana fue el balón y la cabeza de Newton mi pie.” Su protagonismo no tuvo nada de casual. A partir del minuto 116 que señala la frontera de lo emocionante con lo agónico, Andrés Iniesta proclamó a España, por primera y única vez, campeona del mundo.

La conquista de un Mundial marca la historia de cuantos ya lo han alcanzado y remueve, en consonancia con la ascendencia que tiene este deporte en la sociedad actual, el inconsciente colectivo de quienes tienen el privilegio de disfrutarlo. No deja de ser significativo que la reacción, el retrato final, de esta victoria no fuera una explosión de júbilo (que obviamente también la hubo) sino el llanto. Las lágrimas, sobreexcitadas, de muchísimos españoles que cargaban con el peso de numerosas frustraciones anteriores. Las lágrimas de la única gran nación futbolística que no había logrado aún esta proeza. Un llanto cuya mejor expresión la protagonizaron Iker Casillas y Andrés Iniesta, los dos grandes artífices del triunfo final.

Foto: Reuters; Video: Youtube / Usuario javiVKrack

Comentarios ( 3)add
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escrito por juas , February 16, 2014
Tienen esa jugada que termina mal por que el arbitro no les cobra a Holanda un corner o no recuerdo ahora que. Pero bueno ningun mundial fue arbitrado perfecto, hay tener buen equipo y suerte.

Quien es el que despeja mal y le regala la pelota a Iniesta ?
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escrito por Sergio Zavaleta , February 16, 2014
@juas
El que despeja el balón a medias es el lateral izquierdo, Van Bronckhorst. Pero fíjate que el balón le llega a contrapié, por lo que no es un rechace fácil y en verdad es practicamente imposible rechazar fuerte un balón así.

Es más yo creo que a Torres le sale mal el pase aéreo, él quiere ponerla más larga, que el balón pase por encima de toda la defensa y que Iniesta la baje. Pero le sale lo que le sale y es gol.
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escrito por Anonymous , February 18, 2014
... Las lágrimas de la única gran nación futbolística que no había logrado aún esta proeza...


Siempre dechalaca diciendo una de más. O sea, Holanda no es una gran nación futbolística. Ah ya.
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