Foto: AFPNo, no es el famoso gol de Roger Milla a Colombia luego de robarle el balón a René Higuita. Es el otro, el menos conocido, pero igual de importante que abrió el camino de la victoria camerunesa y depositó por primera vez a un equipo africano en cuartos de final de un Mundial.

 

Ese 23 de junio de 1990, Colombia era mucho más realidad que Camerún. A pesar que los cafeteros habían llegado raspando a la siguiente ronda gracias a una inspiración del ‘Pibe’ Valderrama en el minuto 92 que Freddy Rincón aprovechó a la perfección. No importaba tampoco que Camerún hubiese terminado la primera ronda como líder del grupo en una zona que incluía a Argentina, Rumanía y la Unión Soviética. A los africanos se les seguía viendo como aquel equipo exótico con un goleador exótico que cuando anota celebraba con bailes exóticos. Los sudamericanos, por su parte, parecían tener la senda marcada para dejar su nombre sellado en la historia de los Mundiales. En un torneo de rendimientos mediocres de los grandes equipos, era el turno de Colombia de hacerse un nombre.

Algunos lo llamarán cábala, pero la razón por la que Roger Milla volvió a iniciar ese partido en el banco de suplentes tras su exhibición ante Rumanía era plenamente física. El veterano de 38 años, en el papel, no parecía capaz de aguantar el rigor de más de 40’ de fútbol. Así, Milla ingresó a los 54’ buscando aparecer con la misma explosión que tuvo ante los rumanos. Pasaron los 36’ restantes y el cero seguía en ambas porterías. Milla tendría que llevar su físico al límite en el tiempo suplementario. Los escépticos creyeron que en cualquier momento el experimentado delantero se tomaría las rodillas inclinando la cabeza hasta quedar 90 grados con la cancha, signo de extenuación física.

 


 

Sin embargo, citas tan grandes como el Mundial parecen imbuir de fuerzas extraordinarias a aquellos de los que no se espera mucho. En ese mismo torneo, Salvatore Schilacchi anotó seis goles que lo catapultaron a la fama de la que luego cayó estrepitosamente cuando no puedo reeditar sus actuaciones de aquel junio de 1990.

En ese partido, cuando el reloj marcaba 105 y segundos, una jugada en apariencia intrascendente: Milla recibe de espaldas una pelota cerca del área, pero rodeado de camisetas colombianas. El control le basta para convertir ese pase inocuo en una estocada endemoniada. Pasa menos de un segundo y el camerunés ya está frente al último central del que se deshace con un amague sutil. Solo queda Higuita que luego será ridiculizado, ese momento era para fusilarlo. Milla se olvidó del cansancio y corrió de nuevo al banderín del córner para el baile que ya inmortalizó ante Rumanía. "Cosa seria, ese Camerún".

Foto: AFP

Comentarios ( 1)add
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escrito por KAZUKI ITO , February 26, 2014
RECUERDO AL PELUCÓN DE APELLIDO MAKANAKI, UN RASPADOR DE AQUELLOS, Y SUS PEINADOS EXÓTICOS.
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