Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.comUn repaso a los dos momentos de Luiz Felipe Scolari, Felipao, como técnico de Brasil. Las decisiones, apuestas y resultados de un técnico que supo llevar a Brasil a la gloria y que hoy -injustamente- lo acusan de inútil en su profesión.

 

“¡Burro! ¡Burro!” caía el grito de la tribuna cuando jugaba Brasil y Carlos Alberto Parreira se paraba cerca de la línea de cal con el buzo de director técnico. A la torcida no le gustaba el juego del ‘Scratch’ con Parreira y se lo hacía saber. La figura se repitió con Dunga, el tosco y poco carismático volante defensivo era víctima de silbidos y abucheos. Tras los sucesos ocurridos entre el 8 y 12 de julio, Luiz Felipe Scolari probablemente observe esos tratos con un poco de envidia, hasta pensando que podrían ser elogios. El hombre a culpar, el chivo expiatorio ha sido ‘Felipao’ estos últimos días en el gigante latinoamericano. Los dirigentes de la Confederacións Brasileña de Fútbol lo han ridiculizado en público, los hinchas los han insultado y lo más suave que se la ha dicho ha sido inepto. ¿Tiene la mayor responsabilidad en el desastroso final brasileño? Sí, pero eso no invalida lo que hizo antes con la ‘canarinha’. Ojo que en la quinta estrella, él estaba como técnico.

La primera es más dulce

Ronaldo levanta la Copa del Mundo en 2002 mientras a un costado Luiz Felipe Scolari conversa sin mayor preocupación sobre su gran logro (Foto: elmundo.com.sv)“Cualquier gana un Mundial con Ronaldo, Rivaldo, Ronaldinho, Cafú, Roberto Carlos…” es una mentira que se ha escuchado bastante después de la debacle del anfitrión del Mundial 2014. Muchos parecen -o quieren- olvidar en que situación encontró Scolari a Brasil cuando asumió la dirección técnica en 2001. Después de la final perdida ante Francia en 1998 y junio de 2001, tres técnicos habían perdido la cabeza por la guillotina de la presión. Vanderlei Luxemburgo, Candinho y Emerson Leao habían sido triturados como DTs en una de las peores campañas brasileñas en Eliminatorias. Quedaban seis partidos y el país entero puso su felicidad en manos de ‘Felipao’. La clasificación no pendía de un hilo, pero sí se tambaleaba.

El entonces técnico del Cruzeiro agarró el equipo y poco pudo hacer para levantar a un conjunto de jugadores consumidos psicológicamente por la situación: ganó los tres de local y perdió los tres de visita. Aun así, esos resultados bastaron para llevar a la ‘canarinha’ al Mundial. El trauma ya había pasado. Los siguientes meses tampoco fueron un camino de rosas para la verdeamarelha. Las decisiones de Felipao respecto a convocatorias fueron, por lo menos, polémicas. El DT decidió hacer una apuesta durísima: dejó fuera del equipo a Romário y jugó todas sus fichas en un Ronaldo que en aquel momento caminaba de puntillas por su rodilla de cristal.

Ganar la Copa Confederaciones con Brasil en 2013 pareció ser un buen augurio de lo que podía pasar en el Mundial un año después (Foto: Reuters)El grupo que les tocó en Corea-Japón era sencillo en teoría: Turquía, China y Costa Rica. Países con poca -o ninguna- tradición en Mundiales. Pero nada era sencillo para ese Brasil. Ante los turcos sudaron sangre y temieron lo peor cuando Hasan Sas anotó ante Marcos. Una actuación dudosa del árbitro y la aparición de Ronaldo le permitió al equipo de Scolari empatar el partido para enfrentar lo que quedaba con calma necesaria. La victoria llegó a los 87’ desde el punto de penal y con el sello de Rivaldo.

De ahí en más todo fue cuesta abajo. Las apuestas de Scolari comenzaban a dar réditos. Marcos se afianzaba en el arco, Ronaldo seguía cumpliendo su promesa de anotar un gol por partido y la titularidad le sentaba bien a Ronaldinho. El equipo crecía en cada partido y pasaron Bélgica, Inglaterra y -de nuevo- Turquía antes de llegar a la final con Alemania. El partido en Yokohama fue un homenaje a las decisiones de Felipao. El ‘Fenómeno’ anotó un doblete y consiguió el ansiado pentacampeonato. Scolari había llevado a un equipo muerto a la máxima corona. Nadie dudaba de su capacidad. Entonces, decidió irse. Renunció cuando lo había dado todo. Se iba como una leyenda.

Sálvanos de nuevo, 'Felipao'

Nada pudo hacer el Brasil de 'Felipao' ante la eficiencia de Alemania que lo sacó de la final con una abultada goleada (Foto: AFP)Pasaron los años y los siguientes dos Mundiales Brasil se estrelló con la barrera de los cuartos de final. Asumió Mano Menezes de cara a 2014, pero no convenció a nadie. En medio de la confusión, salió el técnico y Brasil volvió a voltear la mirada hacia Felipao. En una situación muy parecida con la de 2002, confiaban en que Scolari reflote el barco. Y así pareció hacerlo cuando selló la Copa Confederaciones con una goleada espectacular ante la entonces campeona del mundo, España. Brasil se volvió a rendir ante Felipao y confió en sus nuevas apuestas: Hulk, Fred, Paulinho. Neymar brillaba y chorreaba su luz sobre los demás. El hexa era el camino señalado.

Lo que no le dijeron a Scolari fue que el nivel español era un termómetro poco fiable en ese momento. Su actuación no pasaba por una calidad espléndida brasileña sino por la decadencia ibérica. Scolari dejó de buscar nombres y convocó al Mundial a casi los mismos 23 que eligió para la Confederaciones. Afuera quedaron Lucas Moura, Miranda, Filipe Luis, Diego Alves y otros jugadores que hubieran merecido un llamado.

La imagen de Luiz Felipe Scolari quedó con una mancha que será difícil de borrar en su carrera como técnico (Foto: AFP)Sin embargo, hasta esa terrible semifinal, nadie podía calificar de desastroso lo hecho por Brasil en su Mundial. Sí, jugaba feo, pero avanzaba con el paso de campeón. Camerún, México y Croacia pasron con dos victorias y un empate. Sufrió ante Chile y luego demostró casta ante Colombia para colocarse en la semifinal después de 12 años y con el mismo técnico. Sin embargo, la lesión de Neymar y la suspensión de Thiago Silva derribaron el frágil castillo de cartas donde se había asentado la campaña brasileña. Llegó Alemania y la debacle. Los germanos le hicieron siete en un partido inolvidable y después la Holanda de Louis van Gaal le clavó tres en su despedida.

¿Honor manchado?

¿A qué va este repaso, esta comparación? Los dos momentos de Scolari son caras de una moneda. La gloria y el fracaso. Se le ha echado mucho la culpa a Felipao de todo lo sucedido con Brasil, pero lo cierto es que su figura en tierras brasileña permitía poca discusión de sus decisiones. Ya había hecho mucho en una situación complicada cuando convirtió a Ronaldinho, Rivaldo y Ronaldo en un equipo para llevarse el título mundial. Se pensaba que podía hacer lo mismo esta vez, la Confederaciones fue un oasis, un espejismo. Sin embargo, sus malas decisiones y su cuestionable actitud no pueden ser suficientes para desmerecerlo como técnico. En 84 años de Mundiales apenas 18 técnicos han sido campeones. De los varios cientos que han pasado. Felipao manchó su buena imagen, pero no borró lo que hizo. Imposible haberlo hecho. La quinta estrella brasileña sigue cocida sobre su escudo y tiene su sello impregnado.

Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: elmundo.com.sv, Reuters, AFP

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