México redondeó un partido no muy complicado al doblegar a Camerún por la mínima diferencia a pesar de dos goles mal anulados a Giovanni Dos Santos.

 

Este partido hay que verlo desde dos perspectivas: ofensivamente y defensivamente. Sin tanto alarde de buen fútbol terminamos teniendo un partido atractivo. Tal vez se refrescó el ambiente con tres goles anulados -dos de ellos erróneamente- pero la movilidad no desapareció nunca. No hubo tiqui-taca español pero hubo toque constante en busca de espacios. Puede que no haya habido mucha profundidad en ataque -más de México que de Camerún- pero el corazón saltó varias veces con jugadas de peligro de todo tipo. Veámoslo por pasos.

Ofensivamente. México muy bien. Muy bien en el toque, en abrir los espacios, en lateralizar inteligente y velozmente sin excederse en el libreto. Le faltó profundidad pero disfrazó esa ausencia con algunos pases largos rompe-líneas y con el fantasma de los goles que el asistente Humberto Clavijo no quiso concederle a Giovanni dos Santos. Palmas, también, para las paredes que destruyeron el orden defensivo cuando se ejecutaron de acuerdo al libreto. Y para Gio, quien se las ingenió para colarse y sacar un remate que Itandje rebotó para el gol final de Oribe. Ofensivamente. Camerún muy mal. No gravitó el equipo de ‘leones’ que de fieras no tuvieron nada en los 90’. La soledad de Samuel Eto’o arriba terminó por anularlo y la única que tuvo tras el centro de Assou-Ekotto se fue desviada ligeramente con la ayuda del poste. Solo vio fútbol cuando jugó por arriba y casi sin objeciones del rival, aunque tampoco tuvo la convicción propia para sentenciar cuando le regalaron la oportunidad. Si no se grafica, revisar el paradigma Moukandjo y la espectacular volada de Ochoa sobre el final.
México le dio la espalda a la adversidad de los goles anulados para vencer con este tanto de Oribe Peralta en el arco de Camerún (Foto: AFP)
Defensivamente. México muy flojo. Se vio muy inestable en las pelotas aéreas, que fueron el único método de Camerún para causar daño. Por el piso tampoco se vio la estabilidad que se esperaba de una línea de cinco en el fondo. Si no se puede decir más es porque tampoco tuvieron problemas para doblegar el casi nulo ataque camerunés. Para mayor referencia, ver acápite anterior. Defensivamente. Camerún terrible. Jugó con una pasividad nunca antes vista. El primer tiempo esperó al rival en su cancha y no lo presionó hasta que cruzaba los ¾ de cancha. Si el daño no fue mayor fue por gracias a la falta de profundidad de México para concretar en los últimos metros. De cualquier manera, fueron sorprendidos en dos centros que Dos Santos encontró la manera de concretar y que el asistente se las arregló para invalidar. Peor que la defensa, la primera línea de la volante. Song, Mbia y Enoh, jalados en marca y peor en asistencia. Si no, que se los diga Eto’o.

Las circunstancias obligan a mencionar lo que no es parte del espectáculo pero que tuvo impacto desmedido en los dos partidos que se han jugado hasta ahora del grupo A. Lo de los árbitros pasó la barrera de lo insólito y se cuela en lo que solo puede ser entendido dentro de la categoría de Perú Bizarro. Fatal lo del asistente Clavijo que se comió dos goles claramente válidos. Por suerte, el fútbol sigue. México superó la adversidad y emocionó a su gente. Que eso no engañe, hay aún mucho por mejorar. El rival no fue rival, así que debe quedar claro que con Croacia y Brasil no hay margen de error.

Foto: AFP

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