Italia e Inglaterra regalaron el partido más parejo de lo que va del Mundial. Pero la azzurra fue más eficiente y ganó 1-2 en buena parte gracias a la magistral actuación de Andrea Pirlo, el 'Metrónomo' que hizo -más que nunca- honor a su apelativo en Manaos.

 

Cuando los genios aparecen, hay que pararse y aplaudir. No queda de otra. Y eso es un poco lo que, seguramente, hizo el grueso de aficionados de la azzurra que se desplegó hasta la amazonía de Brasil para establecerse en el moderno Vivaldo Lima de Manaos. Señores: este sábado mundialista, en lo que va de la máxima justa, se apreció no solo el partido más parejo, sino también a la expresión de arte colectivo que, en el desenlace final, terminó favoreciendo a Italia. Al gran candidato del Grupo D que, amen a su triunfo, dejó la sensación de estar un escalón arriba de Inglaterra -al que superó-, Costa Rica y Uruguay.

Pero todo tiene un inicio. Un por qué. Y hay que señalar, claramente, que el partido entre italianos e ingleses, de acuerdo con su arranque, no insinuó tener el vertiginoso final que deleitó los ojos de millones de personas que apreciaron este compromiso, de rincón a rincón. Todo lo señalado es básicamente porque las propuestas de Cesare Prandelli y Roy Hodgson aparentaron ser conservadoras y no parecían desnudarse tan fácilmente hasta que apareció la acción de un tocado, el que suele muchas veces hacer jugar a su equipo sin necesidad de tocarla.
Wayne Ronney enfrenta a Giorgio Chiellini en busca de armar un ataque para Inglaterra (Foto: Reuters)
Si adivinó a que acción se hace referencia, pues es necesario el recordaris para hacer más grandilocuente la estampa de Andrea Pirlo, el nacido en Brescia que, a sus 35 años, volvió a recibir el mejor homenaje posible que cualquier futbolista en activo desearía escuchar por el resto de sus días: "que no se retire jamás", como se leyó en las redes sociales y, desde luego, se debe haber murmurado a raudales en Manaos. Un simple abrir de piernas tras el pase de Candreva para desequilibrar a Sturridge y dejar con todo el panorama del mundo a Claudio Marchisio bastaron para que Italia se pusiera en ventaja.

Si bien luego la fantasía de Pirlo fue parcialmente opacada por una acción individual de Raheen Sterling, la gran promesa de fútbol inglés que se salió del molde y, minutos más tarde, le envió un servicio de ensueño a Wayne Rooney para que Daniel Sturridge establezca el empate, lo de la azzurra fue más inteligente en el complemento: apoyó su fútbol en el sector en el que tanto Matteo Darmian y Antonio Candreva la destrozaron, y generó la ventaja definitiva con una desfachatez del extremo de la Lazio que encontró en posición correcta a Mario Balotelli para el 1-2.
El gol de Mario Balotelli que decidió la victoria de Italia tras ganarle por alto a Gary Cahill (Foto: Reuters)
Tras esa ventaja, era obvio que lo de Inglaterra iba a ser adelantar líneas, potenciarse en ataque y tener la posesión del esférico, pero Italia aplicó todos sus recursos genuinos y descargó la puesta en escena de la ofensiva del equipo de Hodgson. Y así fue posible encajar el candado para sumar sus tres primeros tres puntos en Brasil 2014. Desde luego, fuera de la acción del primer gol italiano, hubo más pinturitas que destiló el buen Andrea Pirlo, como el cuchareo para que Balotelli quede a tiro de gol en el primer tiempo o el tiro libre que tranquilamente pudo cerrar el estadio si es que su tiro no se estrellaba en el parante.

Italia, así como se lo conoce a Pirlo, quien en el partido ante los ingleses acertó en 103 de los 108 pases que generó, fue un metrónomo en Manaos. Pero también fue capaz de elaborar genialidades. Cuando se lo propone, así como Andrea cada vez que aprovecha la circunstancia, la azzurra puede hacer entonar a su orchestra y fortalecer la idea de que así está en el camino correcto para obsesionarse con el pentacampeonato.

Foto: Reuters

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