España - Holanda: La libreta mecánica
Demasiadas escenas que quedarán en la historia, todas juntas, como para comenzar por alguna. Vayan disparadas en ráfaga para que el lector se quede con la que elija: Silva fallando un gol y Van Persie anotando, de palomita poco ortodoxa, "el" gol. La lluvia cayendo copiosamente en la cancha donde se escriben estas líneas justo en el momento en que Rizzoli, el árbitro al que le pegaron mucho en redes por un penal que varios decían que no fue pero pareció que sí en una discusión que al final poco importó en un partido de tanta trascendencia, pitaba el inicio del segundo tiempo. Robben, el villano de 2010, volviéndose héroe en la voltereta. De Vrij, el villano del primer tiempo al cometer el penal, volviéndose héroe para afirmar la victoria oranje. Van Persie, el héroe de este día, agachado en el cartel publicitario con la cabeza bañada por la lluvia y el rostro henchido de felicidad. Robben, el que no es el mayor héroe de este tiempo solo porque él no quiere, haciendo un gol maradoniano, o robbeniano como cuando él sí quiere. España y sus héroes de 2010 caídos, derrotados, humillados, vejados, aplastados. Van Gaal convirtiendo a su libreta en la heroína de su propia historia, esa que supo de tantas burlas hacia sí en España.
La anterior es una recopilación heroica e imágenes que quedarán en los anales de la historia mundialista. Los niños de hoy se lo contarán a los nietos de traspasado mañana como el día en que, por primera vez, un campeón del mundo fue goleado en su primera defensa del título. ¡Y por el subcampeón vengándose! Inmejorable historia que por el nivel de abuso mejor correspondería a la crónica de un asesinato en páginas policiales. Pero para eso no ha venido quien escribe a Salvador de Bahía, sino para hablar y de fútbol. Y sobre eso hay que decir que era impensado, hasta el gol errado de Silva y el subsecuente golazo de Van Persie, creer que el partido tendría un desenlace como el que luego vivió.
Impensado porque España manejaba el medio. Porque Xavi, en su función de volante flotador, sopesaba las irregularidades de Silva y el ligero desgano de Busquets. Porque las pelotas a Costa le llegaban con frecuencia para que se ganara los silbidos de todo brasileño que estuviera en el Arena Fonte Nova -salvo la guapa chica que le sonrió a DeChalaca en esta foto-, con mucho más celeridad que ante el arco de Casillas, donde solo Sneijder había tenido un mano a mano. Pero el punto de quiebre del final del primer tiempo abrió paso a un destino catastrófico para los ibéricos: la furia fue la de la lluvia, que se desató para convertir los carriles de Alba y, sobre todo, de Azpilicueta en dos puertas abiertas. Erraron tanto o más que los ahora vapuleados Piqué y Ramos, o que Casillas, que sí fue cómplice en más de uno de los goles.
Impensado también porque Holanda, si bien había mostrado una propuesta clara en la que hasta seis jugadores lograban asifixiar al medio español, no había conseguido el control del centro del campo en todo el primer tiempo. Pero con los goles encontró el camino a su mejor forma. Hubo momentos de Sneijder, Robben y Van Persie sencillamente vibrantes, mecánicos, de Cruyff y compañía; de toque y solera y muchos olés que, irónicamente, bajaron de las tribunas como para toreros pero contra España. No obstante, el cambio principal vino en primera línea: Van Gaal entendió que De Jong y De Guzman estaban demasiado metidos en controlar el juego rival y decidió, casi emulando a lo visto en la inauguración para Modric y Rakitic en Croacia, lanzarlos hacia delante, soltarlos un poco para que pensaran en avanzar y generar. Gracias a eso, los genios holandeses tuvieron la pelota y se mandaron su concierto. Y llegaron a los goles gracias al despliegue por bandas de Janmaat y sobre todo de Daley Blind, un carrilero de los modernos, fuerte y veloz, que participó en la mayoría de los tantos con desbordes mortíferos.
Al final, Holanda dio una especie de vuelta, o más bien caminata, olímpica. Puede haber sido algo exagerado. Pero cuando la historia lea este 1-5 a posteriori, parecerá poca cosa. Esta noche del 13 de junio, en Salvador, la 'Naranja Mecánica' no resucitó: se volvió más bien la libreta mecánica de Van Gaal, esa que reivindicó su utilidad ante el país que tanto se burló de ella y que, al parecer, se había olvidado de que su tiki tiki tenía raíces en la escuela que esta vez, aquí en Salvador, le pegó cinco cachetazos.
Fotos: Reuters, AP
