Jugando a media máquina y sin demostrar lo mejor de su fútbol, Colombia superó sin mayores problemas a Grecia con un 3-0 inobjetable. Los candidatos del grupo C, reafirman su condición.

 

No te extrañaron, 'Tigre'. ¿Qué te puedo decir? Tu ausencia se siente en el grupo y los rivales seguramente respiran aliviados al no tener que marcar a uno de los delanteros que mejor maneja el área en el mundo. Pero tras los 90' nadie pensó en la falta que hacías. Colombia, duele decírtelo, te ha superado. Sin esforzarse mucho y con la cabeza pensando en los duelos más importantes ante Costa de Marfil y Japón, los cafeteros lograron el 3-0 cuando se lo propusieron ante una aguerrida Grecia que quiso suplir la falta de talento con ganas. El problema es que las buenas intenciones no bastan ante equipos tan peligrosos como el colombiano.

Temprano nomás dejó su sello Colombia en el Mineirao. Como Chile el viernes, los dirigidos por José Pekerman quisieron escapar a su historia de fracasos estrepitosos apenas Mark Geiger dio el pitazo inicial. Cambio de juego para el genial Juan Guillermo Cuadrado que se inventó amagues por la derecha la sirvió al área donde James Rodríguez la dejó pasar para Pablo Armero. Suficiente. Gol. Y ese fue el libreto de Colombia en todo el partido. Sin esfuerzo extra, sin minutos mágicos, entregando lo necesario para la victoria. Las inspiraciones fueron -contra la costumbre colombiana- efectivas y justas. Teo poniendo el pie con mucha calidad para el 2-0 y James colocando el balón inatajable para Orestis Kamezis en el 3-0 final. Práctico. Adjetivo raro para Colombia.
Con todos sus años en el fútbol, Mario Yepes comandó desde el fondo el triunfo de Colombia ante Grecia (Foto: EFE)
De Grecia hay poco que rescatar futbolísticamente. Colombia dio dos pasos atrás tras el gol de Armero y no fue necesario para David Ospina exigirse demasiado para mantener el cero en su arco. Apenas un remate de Panagiatis Kone lo llevó a estirarse para salvar a sus compañeros. Si en fútbol no se puede decir mucho de Grecia, en ganas definitivamente los europeos fueron más que su rival colombiano. La entrega de Georgios Samaras tuvo mucho de épica griega al batallar solo en ataque tras la desaparición de Theofanis Gekas. El que podría ser su mejor compañero, Konstantinos Mitroglou estuvo sentado mucho rato en la banca de suplentes y el melenudo delantero tuvo que apañárselas si compañía para complicar a la última línea colombiana.

Diferencia exagerada quizá para un equipo que lo jugó a medio gas y apenas aceleró cuando se sintió en peligro. El pequeño, el luchador ni siquiera tuvo un gol de premio a su esfuerzo. No todo en el fútbol es lucha. La calidad pesa y mucho. Colombia tiene de sobra. En esta nueva aventura mundialista, parece que los cafeteros harán pesar su fútbol. Aunque lo entreguen a cuentagotas.

Foto: EFE

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