Bélgica - Rusia: Caja fuerte ultrajada
Te cuidaste mucho, Fabio. Pusiste dos líneas de cuatro delante de Igor Akinfeev quizá todavía desconfiando de tu arquero tras ese horroroso blooper que tuvo ante Corea del Sur. Lo aislaste a Aleksandr Kokorin en ataque y apenas le llovieron centros que veía como pasaban por encima de su cabeza o eran despejados por Vincent Kompany o Daniel Van Buyten. Sí, tuvo una y ahí quizá no te dirían amarrete sino genio táctico. Pero es difícil ser empático contigo cuando no le diste más de 10’ a Alan Dzagoev y a Aleksandr Kerzhakov apenas le entregaste segundos después que te rompieron el arco. Tienes equipo para intentar mejores cosas, Fabio. Es cuestión que decidas arriesgar. Quizá, ante Argelia, no te quede otra.
Se le puede criticar y con mucha razón a Capello pues conforme avanzaron los minutos fue siendo más notoria esa descompensación que sufría Bélgica. Dries Mertens lo tenía loco a Dmitri Kombarov, pero no había nada más que preocupase a la zaga rusa. Cuando encontraron la manera de tapar al volante del Everton, todo lo que podían insinuar los ‘Diablos Rojos’ se fue diluyendo hasta que su ataque se encontró entre los más inocuos de lo visto hasta ahora en el Mundial. Axel Witsel no podía conducir más de un par de metros y Marouane Fellaini aportaba poco más que su altura. Eden Hazard se condenó solo al ostracismo en la banda y Romelu Lukaku no recibió solo una pelota limpia. Kompany y Van Buyten despejaban todo por arriba, pero sufrían por abajo y eso no lo aprovechó Capello. Lo terminó pagando.
A Denis Glushakov se le encargó la misión de custodiar a todo el que entrar por el medio buscando llegar a Akinfeev, la labor del '8' debía servir para liberar a Oleg Shatov y Viktor Fayzulin con la intención que estos avanzaran junto con Maksim Kanunnikov y Aleksande Samedov para nutrir a Kokorin. Sin embargo, el espíritu de su entrenador pareció calar en los hombres que dispuso en el campo por lo que todos se quedaron con las indicaciones defensivas del italiano. En ofensiva poco más que oos centros ya mencionados y es que se extrañaba la inspiración o el empuje de algún futbolista en ataque. Con nombres propios: se pedía a Dzagoev y Kerzhakov.
El partido durante mucho rato estuvo estancado en una laguna insoportable para el espectador. El calor pareció afectar a ambos equipos y los rusos comenzaron a firmar cada vez más el empate. De forma consecuente, el retroceso era cada vez mayor. Cuando faltaban pocos minutos, Hazard decidió que era hora de ponerse a jugar. Desaparecido durante 85', el belga comenzó a mostrar lo mejor de su repertorio y así de fácil fue para los de Marc Wilmots encontrar los espacios necesarios para hacer daño. En una de las grandes jugadas individuales del '10', Origi lo acompañó con criterio y aprovechó la habilitación de su compañero para poner el único gol del partido. Injusto quizá por lo visto en la cancha, pero justo contra aquel DT que teniendo mucho, decidió renunciar al fútbol.
Foto: AFP