Bélgica tuvo que hacer tres variantes para sacudirse de un partido opaco y demostrar que es capaz de hacer grandes cosas en Brasil 2014. Eso sí, pese a vencer 2-1 a Argelia, demostró que tiene que pulirse en algunos sectores estratégicos.

 

El debut de Bélgica, sin duda, era el de los más esperados en Brasil 2014. Más que nada por el cartel con el que llegó a la máxima justa: el del equipo preparado para sorprender al mundo por la constelación de figuras que posee en casi todas sus líneas, aunque paralelamente esa tan mentada fascinación por la selección de Marc Wilmots no era extraña, por lo que hasta cierto punto resulta discutible su rótulo de outsider mundialista. Lo cierto es que, con esos pergaminos, se dio por descontado un triunfo de los 'Diablos Rojos' ante la Argelia del bosnio Vahid Halilhodžić, al que pocos conocían pero que, amen a lo expuesto en el Mineirao, dejó la sensación de ser un equipo aplicado en lo que se propone, en este caso en la necesidad de neutralizar a su rival y a partir de allí explotar con acierto sus variables ofensivas.

Hay que decirlo: el arranque del partido no fue el que nadie se presupuestó; por el contrario, dejó la sensación de ser el duelo más estratégico en lo que va del Mundial. ¿Por qué? Porque Bélgica, pese a quererlo, fue incapaz de arrollar a su contricante en el primer tiempo y, si bien tuvo la posesión del esférico con el 4-2-3-1 que se plantó en Belo Horizonte, tuvo dificultades para encontrar a su única pieza en ataque, Romelu Lukaku, básicamente porque a Eden Hazard y sobre todo a Nacer Chadli les costó desdoblarse y destacar en el partido. Y esto último, necesariamente, respondió a una apuesta vistosa del banco argelino: presionar en las salidas del rival y reducirle los espacios a los más talentosos. Esto, pues, imposibilitó que Belgica tejiera y, más bien, apueste por otra fórmula, como el remate de larga distancia -solo hubo un intento de Axel Witsel- que no dio frutos.
El penal convertido por Sofiane Feghouli le permitió creer a Argelia en sus opciones de triunfo (Foto: AP)
Para destacar en la vereda de Argelia hay varios nombres: el arquero Raïs M'Bolhi, el más alto valor de los 'Zorros del Desierto', el central Majid Bougherra, que prácticamente anuló a Lukaku, y la primera línea de volantes compuesta por Saphir Taïder, Carlo Medjani y Nabil Bentaleb. Entre todos ellos formaron un circuito defensivo plasmado en el 4-3-2-1 que nubló a Bélgica y, más bien, liberó espacios para que, entre otras cosas, Riyad Mahrez pueda aprovechar un error defensivo y, tras un centro, dar pie a un penal que el mismo sancionó y sorprendió al mundo con el 0-1 parcial antes del descanso.

No había que ser adivinos para suponer que Wilmots miraría el banco para encarar la segunda fracción y, desde luego, cambiar el trámite. A veces suele ligar, a veces no. Pero al DT que, hasta antes de este partido, era el último belga en anotar en los mundiales (a Rusia en Corea Japón 2002), la sucesión de relevos le salió a pedir de boca. Acertó al 100%. Con Dries Mertens ganó vértigo y movilidad por derecha; con Divock Origi más presencia y movimiento de rotación en ataque; y con Maroucane Fellaini laa solución para ganar por alto, jalar marca y, por ende, desarticular el cerrojo argelino. La oncena de Vahid Halilhodžić no fue más la del primer tiempo: se volvió penetrable.
Marouane Fellaini y Dries Mertens comparten la celebración de Bélgica, que con su presencia en el campo sacó adelante un partido más complicado de lo esperado (Foto: Reuters)
Con una sensación afixiante de remontada, lo de Bélgica, ya estacionada en la cancha con un 4-línea-1-1, fue artícular correctamente a sus piezas, liberar más a los talentosos Hazard y Mertens, y vulnerar las redes de M'Bolhi. Y lo logró. En ese sentido, el creativo del Chelsea fue determinante en los tantos que le dieron a Bélgica sus tres primeros puntos en el Grupo H: comenzó la jugada que De Bruyne sirvió para el gol de Fellaini e hizo el quiebre en el contraataque que derivó en el tanto de Mertens, el que selló el 2-1 que desató la euforia.

Todo bien: sin ser el estreno esperado, los 'Diablos Rojos' ganaron y cumplieron con la lógica. Pero ojo con lo que se viene: el once de Wilmots evidenció carencias por los sectores de Alderweireld y Vertonghen, quienes otorgan muchas licencias en sus respectivas zonas de marcación por los costados y no suelen proyectarse, razón por la cual la tarea de los hombres que pululan por el medio tiende a ser más laboriosa. Ante Argelia resultó, pese a la presión a la que se expusieron en el primer tiempo, básicamente por las circunstancias propias del partido. ¿Pero después? Bélgica no es el tapadito ni el outsider del Mundial. El rótulo es inapropiado. Todos lo conocen y está en la obligación de replantear. Su protagonismo en Brasil 2014 no se lo va a ganar producto de una casualidad, sino es casi una exigencia.

Fotos: AP, Reuters

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