A Costa de Marfil le bastó con el ingreso de Didier Drogba y dos minutos de efecto rebote para remontar la historia 2-1 frente a un Japón que no mostró capacidad de reacción.

 

Los grandes nacieron con una estrella diferente. Qué duda cabe. Cuando Japón maniataba a Costa de Marfil en los primeros 45', era difícil imaginar el desenlace del complemento. Más aún cuando los nipones ya se habían adelantado en el marcador, a los 16', por obra de Honda, el jugador más clarito de la selección oriental. Los de Zaccheroni siguieron ofreciendo su mejor expresión colectiva de la mano de un juego asociativo. Kagawa era permanente dolor de cabeza, al igual que las proyecciones de Uchida por derecha y Nagatomo por izquierda.

Sin embargo, todo lo bueno que exhibió Japón en el periodo inicial, de alguna manera, se quedó en el vestuario. El 1-0 era una ventaja exigua y los nipones cometieron el error de pasar a un juego especulativo, sin antes haber asegurado una diferencia mayor. Lamouchi leyó a la perfección el telegrama y, para la última media hora, mandó al ruedo al líder futbolístico y espiritual de Costa de Marfil: Drogba. Y la leyenda africana no tardó en generar un efecto rebote: fortaleció el ánimo de sus compañeros de ataque y los asiáticos confundieron el respeto a sus galones por timidez defensiva.
Japón pareció quedar hipnotizado con la presencia de Didier Drogba, quien tomó la pelota y se puso el equipo al hombro en el triunfo de Costa de Marfil (Foto: EFE)
Así, en un abrir y cerrar de ojos, los marfileños calcaron dos jugadas en ofensiva para derribar la resistencia de Kawashima. Primero, a los 64', un centro de Tioté fue conectado por una palomita perfecta de Bony para el 1-1. Dos minutos después, Gervinho se sumergía en el área oriental para definir con un cabezazo certero. Tras ese rapto de lucidez, generado principalmente por la presencia de su caudillo en el campo, Costa de Marfil replegó y esperó la respuesta de su adversario.

Sin embargo, para sorpresa de ellos y de nosotros mismos, Japón no mostró ni una pizca de capacidad de reacción y le aligeró la papeleta a los africanos para el tramo final. Con el 2-1 ya en el bolsillo, los de Lamouchi transitaron por el camino de la tranquilidad y aseguraron su primer éxito en Brasil. Con muy poco y pese a que figuras como Tioté, Yaya Touré o Kalou no brillaron en todo su esplendor, Costa de Marfil se ilusiona con su pase a Octavos. Si la leyenda Drogba lo quiere, tengan por seguro que así será.

Foto: EFE

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