Chile ganó su primer encuentro del mundial dejando dos caras muy distintas. Un primer tiempo con momentos arrolladores y una etapa complementaria que deja muchas dudas es lo que deja la selección de Jorge Sampaoli en su debut.

 

Paciencia, elaboración, amplitud, asociación, presión y eficacia. Chile mostró eso y más en la primera parte del primer tiempo. Antes de los veinte minutos ganaban por dos goles jugando buen fútbol. Mezclaron sus mejores virtudes del juego con velocidad y precisión, lo que los llevó a volverse de manera inmediata y absoluta el dueño de partido. Australia apelaba a un libreto distinto que se vio reducido rápidamente por su rival. Sus tres hombres de ataque, Cahill, Leckie y Oar, casi siempre se vieron vencidos por la inferioridad numérica en la que buscaban generar peligro. Lo poco que llegaban a generar, además, lo desaprovechaban en la ejecución.

El gran cambio del encuentro nació, justamente, en el primer ataque que lograron aprovechar. Desde el gol de Cahill que significó el descuento diez minutos antes del final del primer tiempo, Australia cambió totalmente su forma de encarar el partido. A los intentos algo solitarios e individuales por las bandas, se le acercó Mark Bresciano para darle presencia por el medio.
El 2-0 de Jorge Valdivia le dio tranquilidad a Chile, que sin embargo demoró en liquidar a un rival asequible como Australia (Foto: EFE)
Australia controló las acciones, adelantó su línea ofensiva y llegó con mucha mayor claridad en el segundo tiempo. Presionaba incluso las salidas, obligando a que Claudio Bravo sacara largo y obligando a rifar el balón en vez de seguir jugando. Nada quedó de ese equipo arrollador que vencía con contundencia. Incluso tuvieron que apelar a dos atajadas magistrales de su capitán para no verse igualados en el marcador. Todo eso hasta que, sobre el final, Jean Beausejour puso el 3-1 final, resultado inmerecido en ese momento e injusto con el trámite de la segunda mitad.

Fueron treinta los minutos en los que Chile pareció Chile. Mostró el libreto bielsista de Sampaoli, sacando lo mejor de esta selección chilena con pasajes de alto fútbol e incluso imprimiendo una dosificación con posesión que no es común en sus equipos. La duda llega por los otros sesenta restantes, donde fue radical el cambio. De un potencial animador del torneo, Chile pasó a ser un equipo dominado y sin ideas, mostrando un rostro desconocido. En la imagen colectiva de la gente quedará este partido sabiendo siempre que la propuesta de esta selección es la del arranque y no la del final. Habrá que ver, simplemente, como lo demuestran en sus siguientes dos encuentros.

Foto: EFE

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