Una nueva noche fatal para la defensa de Alianza acabó por costarle su segunda derrota en la Copa, con tres penales incluidos sancionados por el árbitro.

 

Desde que Alianza quedó dentro del grupo 5 de la Libertadores en el sorteo que realizó la Conmebol en noviembre último, ya se sabía que la visita al Vasco da Gama sería uno de los encuentros más difíciles que le iba a tocar afrontar. Por ello, y por lo visto en su primer partido ante Libertad, no sorprendió que José Soto dispusiera en el São Januário un 4-4-1-1 en el que predominara la defensa por sobre todo lo demás. Lo que si resultó inconcebible es que, pese a agrupar tantos jugadores delante del arco de Salomón Libman, al equipo brasileño le resultó muy fácil causar daño cuando así lo quiso.

Una noche de espanto tuvo la defensa de Alianza ante Vasco, razón principal por la cual su partido acabó en derrota (Foto: Reuters)Ya en su debut copero, los horrores por los costados le costó a Alianza recibir cuatro goles en Asunción. Ahora en Río, la situación fue la misma y con un protagonista que repitió el plato. Por izquierda, Manuel Corrales nunca le encontró vuelta a las entradas de William Barbio, siendo una constante que se repitió toda la primera mitad sin que el marcador blanquiazul, o su técnico, encontraran solución al problema. Sin embargo, no toda la culpa recae en Corrales, ya que Jorge Bazán debió ayudar a cubrir esa zona para que no le resultara tan cómodo a los jugadores de Vasco incursionar en ella. Esa presión ofensiva del rival combinada con la poca cobertura defensiva, acabó por maniatar a toda la retaguardia de Alianza, que cayó en una serie de fatalidad que fue arrastrando uno a uno a sus componentes: un autogol de Christian Ramos; dos amarillas con roja y penal incluidos para Giancarlo Carmona; y una irregular actuación de Walter Ibáñez que, si se salvó de la mala imagen final, fue por lograr el descuento en la segunda mitad. Tema urgente a resolver para José Soto si espera ganar algún partido en este torneo.

Lo que también se va a recordar de este partido es la labor del árbitro Diego Abal que, sin ser la gran cosa, cumplió un aceptable trabajo, aunque no quedó exento de errores. Lo que más se le podría cuestionar, son los tres penales que cobró. El primero, por un brazo de Carmona en el área luego que Libman manoteara el balón ante un disparo rival. El segundo, por una jaloneada de Joazhiño Arroé a Fagner cuando el lateral de Vasco se sumó al ataque. Hasta ahí todo bien, más aún porque Alecsandro estuvo fatal en sus remates. Lo que quedó para la polémica fue el tercero cuando, en un corner a favor de los brasileños, Abal vio una falta de José Carlos Fernández sobre Nilton Ferreira. Sin una repetición de la señal televisiva que dejara apreciar bien la jugada, queda para la duda si hubo penal o no, aunque en el momento de los hechos, pareció que no.

Foto: Reuters

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