Foto: AFPJugando con la solvencia de quien está acostumbrado a situaciones límites y golpeando en los momentos precisos, tanto para adelantarse en el marcador y como para sellar el 2-2 cuando Palmeiras se le vino encima, Boca clasificó a su undécima final de Libertadores. Lo que viene es más que fútbol de primera: es el Superclásico más esperado de una vida entera ante River.

Daniel Reátegui | @danielreateguiw
Redactor

LA MEJOR DEFENSA ES EL ATAQUE. Quien pensó que Boca iba a arroparse en su campo, jugar con la desesperación del rival y sacar rédito de la ventaja en el marcador global que había obtenido en 'La Bombonera', pues se equivocó de pé a pá. Boca no cambió su disposición habitual de tener tres hombres al medio: Nahitán Nández, Pablo Pérez y Wilmar Barrios tejieron una red que maniató a Lucas Lima, al punto que Felipe Melo y Bruno Henrique no lo pudieron encontrar en todo el primer tiempo. Y cuando alguno de los mixtos de Boca no llegaba al cruce, aparecía el colombiano Sebastián Villa para dar una mano, como ocurrió en el primer gol xeneize. Trabó, peleó y ganó Villa una pelota en mitad de cancha, viniendo desde su posición de atacante; cedió a Leonardo Jara y se mostró como opción de pase; se desplegó por derecha y asistió de modo formidable a Ramón Ábila para el primero de la visita, cuando el reloj marcaba 18'.

VISITÓ EL VAR. Antes de ello, a los 10', fue Palmeiras el que tuvo la primera opción de gol. Deyverson, en rápida acción, superó a Lucas Olaza y cedió a Dudú, quien metió el centro al área para la aparición fantasmal de Bruno Henrique: este mandó la pelota la red. Roldán, pitó el gol pero luego de unos segundos fue advertido por el VAR de que en el origen de la jugada Deyverson había partido en fuera de juego.

FELIPE MALO. Con la clasificación cuesta arriba -tres goles abajo en el marcador global-, el brusco volante Felipe Melo bien pudo haber visto la roja directa. A los 26' saltó a pelear una pelota con otro que no aguanta pulgas, Pablo Pérez, y dejó el brazo izquierdo extendido como buscando ganar impulso; luego la imagen de la televisión mostró que su objetivo era evitar que el capitán de Boca ganara la posición. Todo ello sucedió a dos metros del árbitro Roldán quien por poco no pintó de colorado ese duelo de titanes. El saldo del choque fue tarjeta amarilla para el '30' del 'Verdao' y roja para Pérez, pero no una cartulina, sino la sangre que brotaba de sus labios.

Emanuel Villa estuvo intratable por el costado derecho de Boca. Fue el mejor del cuadro xeneize. (Foto: AFP) 

FELIPE BUENO. A los 52', Felipe Melo también fue a buscar una pelota arriba, a la altura de la media luna. Le ganó en el salto a Carlos Izquierdoz, en buena lid, peinó el esférico y la pelota fue a parar al área; allí esperaba, codicioso, Luan, quien se había quedado por esa zona luego de que el tiro libre que originó todo fuera bloqueado por el fondo azul y oro. El zaguero del 'Verdao' empalmó la pelota de derecha y su remate fue imposible de barajar por Agustín Rossi, quien minutos antes le había sacado un derechazo a Lucas Lima con el pie derecho en esforzada intervención.

VERDE ESPERANZA. Con el ímpetu por el empate logrado, Palmeiras cargó aún más; y otra vez Luan fue el protagonista, pues incursionó en el área para pelear una pelota y acabó siendo trabado por Izquierdoz. Roldán sancionó penal y el zaguero paraguayo Gustavo Gómez ejecutó la falta: envió la pelota a la mano izquierda de Rossi, quien se había arrojado al palo opuesto. Corrían 60' y enloquecía el Allianz Parque, pues restaban dos goles para alcanzar la hazaña y aún quedaban por jugar 30'. A esa altura del partido, el verde era el color esperanza.

DARÍO 'BENEDETTO'. "Bendito seas" en español y "Benedetto" en italiano. El héroe de 'La Bombonera' había ingresado a los 62', apenas 2 minutos después del tanto de Gómez. Ello revela que Guillermo Barros Schelotto no optó por conservar el resultado, que lo favorecía; por lo contrario, sacó a Ábila, quien había soportado durante una hora a los dos backs centrales del 'Verdao' y puso a Darío Benedetto. Tal vez el 'Pipa' no tenga la potencia de 'Wanchope', pero sí cuena con mayores recursos y es más ligero para la contra. El goleador ratificó el rol protagónico que le deparó el destino en esta serie: apenas 8' después de haber ingresado, recibió de Pablo Pérez en las inmediaciones del área y, con espacio, remató rasantemente de derecha para anidar la pelota en el ángulo inferior derecho de Weverton. El tanto liquidó el ímpetu local y silenció el Allianz Parque.

Aunque Palmeiras le pudo algo de emoción, Boca era consciente que con los tantos de visita era suficiente para ir a la final. (Foto: AFP) 

LA FINAL DEL AFICIONADO. Los 20' restantes se jugaron en modo mute, pues los aficionados del 'Verdao' no salían de su asombro por el empate del cuadro de la Ribera. Y mientras en el banco xeneize los jugadores y el cuerpo técnico -sin el mellizo Guillermo, quien dirigía desde un palco por estar suspendido- saltaban y bailaban, el continente entero ya palpitaba la final de la Libertadores, esa que cerrará de inmejorable modo la era de las finales a doble partido. Habrá morbo; es inevitable y hasta divertido. Ruéguese, eso sí, que haya fútbol, pues ambos equipos lo tienen y lo demostraron con una diferencia de 24 horas nada menos que en el país del futebol, al que ahora pueden pedirle que les diga qué se siente.

Fotos: Clarín


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