Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comLa salida de Oscar Ibáñez de la dirección técnica de Real Garcilaso, más allá de haberse dado en buenos términos, da pie a una premisa que está presente en el modus operandi de muchos clubes en el fútbol peruano: la intolerancia a los proyectos, en ocasiones avaladas indirectamente por los mismos entrenadores.

    Kenny Romero | @kenny_romero
    Director Periodístico

Luego del subcampeonato nacional de 2017, Real Garcilaso trazó el mejor camino posible para su performance en la presente temporada con la elección de Oscar Ibáñez como director técnico. Ese, al menos, fue el discurso que manejó la directiva desde la llegada del exarquero de la selección peruana a tierras cusqueñas. No obstante, la irregularidad en el Torneo de Verano ya hacía suponer que la historia del DT en el 'Vendaval' tenía fecha de caducidad.

Aunque resulte increíble, dicho modus operandi de Real Garcilaso, que aparentemente dicta el "si pierdes mal, te vas", ya se había instalado desde hace algunas semanas en el seno de su institución. De hecho, el triunfo ante Santos, en el debut copero, amortiguó de alguna manera tal determinación. Sin embargo, la goleada recibida de manos de Estudiantes de La Plata le puso fin al cortísimo proceso que intentó implantar Ibáñez, más allá de que su salida, como se observa en las redes sociales del club cusqueño,  se dio en buenos términos.

Si alguna conclusión se puede rescatar de la breve estancia de Oscar Ibáñez en Real Garcilaso, pero sobre todo de las reiteradas determinaciones que adopta la entidad celeste con sus entrenadores, esta es sin duda aluna negativa. Porque no se respetan los procesos y simplemente se trata de revertir los malos momentos con una nueva imagen al frente de la institución. De manera contradictoria, tal propuesta no le ha resultado perjudicial al club cusqueño a lo largo de los últimos años, ya que sus objetivos deportivos medianamente se han cristalizado, lo cual hace suponer que dicho accionar (el de cambiar entrenadores a la prepo), con respaldo económico de por medio, trae buenos dividendos. El aspecto negativo es que solo está focalizado en el cortoplacismo.

La derrota en La Plata marcó el fin del proceso para Ibáñez con Real Garcilaso. (Foto: prensa Real Garcilaso) 

Aunque el caso de Real Garcilaso es emblemático, dicho modus operandi está instalado en el sistema del fútbol peruano, y por lo general se produce porque los mismos directores técnicos no hacen respetar las condiciones en las que fichan por determinado equipo. Por ende, facilitan a las cabezas de los clubes a romper abruptamente los contratos y optar por el comando técnico que, más allá de su capacidad, también llegan con las mismas condiciones contractuales. Entonces, el circulo vicioso se mantiene perenne.

Pronto se debe conocer quien es el sucesor de Oscar Ibáñez al frente de Real Garcilaso, el mismo que debe estar sujeto a los buenos resultados y al mínimo margen de error. Es lo que dicta el controversial sistema.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com


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