Cristal, Táchira, After PartyCristal no definió lo que el juego indicaba: una victoria cómoda ante Táchira que, finalmente, se convirtió en un 1-1 que no sirve en los cálculos, pero tampoco minimiza sus opciones.

El alumno que salió en primer lugar los últimos tres años de colegio va a dar el examen de admisión; el que se quedó a mitad de tabla, pero estudió igual, tiene la misma prueba. Dentro del aula, cuando toca definir, la confianza -jerarquía- se convierte en un pro para el acostumbrado a salir ganador. Lo contrario sucede con quien hizo el mismo esfuerzo, pero tiene distintos antecedentes. La costumbre es importante.

Las buenas costumbres

El equipo celeste al mando de Ahmed ha demostrado que genera opciones de gol en Lima, Asunción y cualquier otro país. Su valentía no se reduce a nivel local. Hay, entonces, una convicción en las ideas que supera el temor escénico. Además, el atacante y volante de Cristal no desconoce el área y se ubica en situaciones de gol. Ese es un pro para “tener gol”, el otro es la técnica y a Cristal le sobra buen pie para definir. Es una costumbre de equipo protagonista.



Correcciones

Cristal protagoniza, ejecuta su propuesta, genera acciones de gol y neutraliza al rival. Cristal retrocede, regala espacios, duda en el fondo, diluye su protagonismo con los minutos y se ve superado por el rival. Son dos caras de una misma moneda. Ante Táchira la primera brilló más y se sostuvo mejor durante todo el partido. La otra cara apareció a cuentagotas.

Las malas costumbres

La peor cara de la moneda es el Cristal que pierde jerarquía sobre el juego. Por exceso de confianza o de dudas, los celestes tienen a todos en una montaña rusa. Llega en picada a lo más alto y puede tener una caída de golpe duro. Dominan y cuando no lo hacen, sufren. No obstante, el juego de ayer tuvo situaciones que no se prevén. Cerca del segundo con el 1-0 y un penal a los 92’, con el 1-1, para finalmente quedarse solo con un punto. Duele más cuando las explicaciones no se encuentran con facilidad. Pero el juego tiene ese factor impredecible gracias a los pequeños detalles incontrolables que puede influir en el destino del marcador. ¿Qué le queda a Cristal? Seguir por el mismo camino con las correcciones que seguro se harán. Pero, sobre todo, seguir mereciendo ganar para conseguirlo y así acostumbrarse a ello.

Foto: José Salcedo / DeChalaca.com



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