Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comAlianza tuvo 90’ más de agonía ante Huracán. Esta vez, ante un rival relajado y con mayor cuidado que en la ida, rescató un empate a cero en un partido parejo.

¿Cómo pedir que un plantel golpeado desde todos los frentes se convierta en un equipo con todas sus letras? Les escupen, insultan y golpean quienes dicen ser hinchas. Piden a todos que se vayan. Los hostigan. No hay respaldo de la dirigencia del club que, por el contrario, pretende hacer descuentos en los salarios por un partido mal jugado. Una medida absurda para quien entienda el fútbol como un todo y no solo un negocio. Con todo ello, el plantel de Alianza, jugadores y comando técnico, tenían que salir a competir por el club. Así lo hicieron, con templen y con lo que tenían como equipo que aún es poco. Le alcanzó porque Huracán con el resultado de la ida y lo demostrado por Alianza, no esperaba mucho. No hubo una marcada superioridad de alguno.

A lo seguro

En momentos de presión el futbolista saca lo interiorizado en lo colectivo y lo aprendido en lo individual. Entonces, en el contexto complicado que se le presentó a Alianza, demostró una versión 2014 mucho más conocida para el plantel, donde Guevgeozián identifica su propuesta. En simple: agresividad, mucho trajín, amplitud y lanzamientos largos.  Luego, hubo poco por destacar en lo colectivo, menos en lo individual. Si nos tenemos que quedar con algún detalle, apuntamos a los veinte segundos de protesta de los futbolistas. Un acto que en estos tiempos es complicado de entender, porque el futbolista está en la obligación de satisfacer a todos menos a sí mismo y al deporte.
Romero Gamarra volvió ser un peligro constante en la zaga aliancista. Sin embargo, un mejor trabajo defensivo y una propuesta cuidadosa permitieron que Alianza rescate un empate a cero en el Tomás Adolfo Ducó (Foto: Daniel Méndez / prensa CA Huracán)

¿Cómo encontrar la luz al final del túnel?

La situación de Alianza es rara para su historia. Lo de ‘íntimos’ no fue gratis y hoy es un mal chiste ante la desunión, explicada en las situaciones descritas líneas arriba. Dirigentes, futbolistas, comando técnico e hinchas tienen sus propias razones o sinrazones. Incluso los delincuentes camuflados tienen voz dentro de Alianza. Los mismos que mandaron al club que “defienden” a jugar lejos del Alejandro Villanueva y afuera de Lima durante cinco meses. Esta es una de las tantas consecuencias de empoderar a personas equivocadas por un poco de popularidad y respaldo dentro de los clubes hace más de dos décadas.

Así, pues, todo luce quebrado y llega una etapa post-traumática de Libertadores de la cual los equipos peruanos no suelen salir de manera veloz. El nombre del rival, pues, fue premonitorio. Por Alianza pasó un huracán pequeño y aun así se lo llevó de encuentro en la cancha y fuera de ella. Hay incertidumbre, no se sabe quién tiene autoridad sobre quién. Y para conseguirla las distintas partes amedrentan, no concilian. ¿Cómo termina Alianza? Sancionado, primero sin público en su cancha, ahora cinco meses fuera de su casa, y avergonzado frente a todo el continente. No es por los resultados, sino por la facilidad con que el club puede ser tomado.

Fotos: EFE, Daniel Méndez / prensa CA Huracán


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