Foto: José Salcedo / DeChalaca.comHuracán fue mejor que Alianza de inicio a fin y prácticamente tiene asegurada su presencia en la fase de grupos de la Copa. El silencio de Matute graficó una noche negra de los blanquiazules.

La ilusión por una nueva participación copera se convirtió, rápidamente, en pesadilla. Apenas 5 minutos tardó Huracán en enrostrarle al fútbol peruano que representa a uno de los países más débiles del continente. Y que los problemas van más allá de un DT, de un mal planteamiento o del error puntual de un jugador. Van más allá: son estructurales.

Este martes 4 le tocó a Alianza darse un duro golpe contra la realidad. El ‘Globo’ le metió cuatro cachetazos y, sobre todo, una lección de fútbol: fue mejor de inicio a fin, y hasta dio la impresión que pudo anotarle algún gol más. 

Cambio anulado

A diferencia del año pasado, Sanguinetti intenta que su Alianza versión 2015 tenga más juego, posesión y elaboración -aunque ante Huracán eso solo quedó en intención-. Y es que el ‘Globo’ presionó a Guizasola, Trujillo y Albarracín en salida, e impidió que los íntimos le llegaran a la última línea, y con eso los anuló. Los dejó sin profundidad, y los obligó a lanzar balonazos, mecanismo ante el que Eduardo Domínguez y Echeverría le ganaron siempre a Guevgeozián. Se nota que Apuzzo estudió bien a su rival, y le ganó por goleada la partida táctica al ‘Topo’.

Peor sí es posible

Para el complemento, Alianza metió dos cambios, varió de sistema, y le fue peor. Regaló el mediocampo -Costa, Cedrón y Cueva no apoyaron nunca a Míguez en funciones de marca-, y eso lo aprovecharon Toranzo y Romero Gamarra para darse un banquete. No por poner más delanteros vas a atacar mejor, y sí puedes terminar de desarmar a tu equipo -y sentenciar la eliminatoria-. Faltó actitud en muchos jugadores, y cabeza fría dentro y fuera de la cancha.  

Alianza con el gol

Obviamente la referencia es a Huracán, que no perdonó los errores defensivos de Alianza y los transformó en goles. Ojo, no se trata de quitarle mérito al ‘Globo’, que elaboró con criterio para generar las jugadas previas. Pero también está claro que no es normal que te hagan dos goles de huacha, que tu volante central pierda un balón en salida por no poder controlarlo, que tu mejor zaguero (Araujo) pierda la posición cuando ya la tenía ganada y, mucho menos, tener una desatención tan grosera como la que le pasó a Miers y Trujillo en el gol de Romero Gamarra. ¿No larece? Una cosa no quita la otra: Huracán jugó bien y Alianza, claramente mal.

A pesar de las variantes, Alianza Lima jamás encontró el camino ante Huracán   (Foto: José Salcedo / DeChalaca.com)

¿Volando se fue? 

 “Es un resultado saca técnicos”, se leyó por todas las redes sociales en las últimas horas. Y eso repiten muchos hinchas blanquiazules. ¿Sanguinetti es el único culpable directo de esta derrota? La respuesta es no: el fútbol peruano está en un hoyo, y Alianza no es la excepción. Lo mismo se vio cuando otros clubes locales enfrentaron a equipos de jerarquía como LDU, Emelec, Deportivo Cali o Danubio: fueron superados de inicio a fin. Eso sí, es total responsabilidad del DT el no haber elegido a un sparring adecuado: ¿Fénix podía darte una pauta de lo que iba a ser el estreno copero? Claramente no: los violetas pegaron mucho y jugaron poco, y Huracán goleó en Matute casi sin hacer faltas. Su arma letal fue tener el balón y administrarlo bien.

Figurita repetida

Si hay algo que se necesita aprender en el Perú, con urgencia, es a no subestimar a los rivales. De Huracán se dijo que venía de la B y casi no se habló que, estando en esa categoría (la Segunda del fútbol argentino), ganó la Copa Argentina dejando en el camino a rivales de la talla de Boca Juniors, Banfield, Estudiantes de La Plata, Atlético Rafaela y Rosario Central (todos de Primera División). Además, hoy es un equipo de la máxima categoría argentina, y claramente es una liga superior a la peruana. Un poco de ubicación nunca viene mal. A los rivales no hay que temerles, pero si respetarlos. Y desde la humildad y trabajo intentar competir y ganar. Parece obvio, pero no lo es: varias veces tropezamos con la misma piedra.  

Fotos: José Salcedo / DeChalaca.com


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