En 1975, Colombia escribió una página memorable de su historia futbolística al golear a Uruguay en Bogotá, resultado que luego le permitió jugar por primera vez una final de Copa América. Su conductor y figura, Willington Ortiz, participó de esa fiesta con un tanto a los 70'.
Auspicio Hyosung Perú

 

BOGOTÁ, COLOMBIA, 21 DE SETIEMBRE DE 1975. El Nemesio Camacho está abarrotado, como muchas otras veces pero con más pálpitos y nervios que nunca. Colombia juega por primera vez una semifinal de Copa América y el rival es de categoría: Uruguay, pese a jugar con uno menos desde los 17' por expulsión de Alfredo de Los Santos, se hace exigir bastante durante el primer tiempo, que finaliza en blanco con llegadas en ambos pórticos. Para el complemento, el 'Caimán' Efraín Sánchez echa mano de todo el repertorio: va al campo Édgar Angulo por Ponciano Castro, y Colombia cobra mediante el ingresante. La ventaja está clara, pero no es suficiente.
El grito a todo pulmón corresponde a Willington Ortiz, autor del segundo tanto colombiano sobre Uruguay (Recorte: diario El Tiempo de Colombia)
El que entiende mejor que nada eso es la figura del equipo. Un cerebro en el ataque: algo así como tener al conductor pilotando la generación de goles. Es el producto icónico de esa fábrica de futbolistas llamada Tumaco, en el estado de Nariño: se llama Willington Ortiz, y gambeta ha comenzado a hacer estragos en la zaga celeste. Sin embargo, para los 70' él tenía claro que su función era tan importante como simple: era hora de meterla. Corre Ernesto Díaz por la derecha, como en el primer gol, y saca el centro raso. Willington la mide y se olvida de los lujos: la toca con lo justo y descoloca al portero Walter Corbo, quien se queda sentado. Colombia gana, ahora sí, por un holgado 2-0 que sabe a suficiente para tentar la hazaña en la vuelta en Montevideo.

La fiesta cafetera fue aún mayor porque sobre la hora Díaz redondeó su faena con el tercer tanto, en el cual Willington dejó el traje de '9' para ponerse el de asistente y colocársela para una palomita estupenda. En la vuelta, Colombia soportó la derrota 1-0 y clasificó, por primera vez en la historia, a una final que acabaría perdiendo ante Perú en partido extra pero que no empañó una histórica campaña solo superada por el título de 2001. Y que tuvo como símbolo a Ortiz, el hombre de Tumaco que convirtió 12 goles en los 49 partidos que disputó con su selección, y que en los anales de la historia del fútbol colombiano tiene un lugar reservado junto a Carlos Valderrama -y quien sabe si en un tiempo con James Rodríguez- como el mejor de todos los tiempos.

Recorte: diario El Tiempo de Colombia


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