Minuto 64: Conejo a la chiclayana
CHICLAYO, PERÚ, 7 DE JULIO DE 2004. El estadio Elías Aguirre, abarrotado por la expectativa de tener por primera vez una Copa América en la Ciudad de la Amistad, asiste a un partido muy parejo por el arranque del Grupo B. La Argentina de Marcelo Bielsa se ha puesto en ventaja muy temprano a través de un penal del 'Kily' González, pero Ecuador, aun representado por aquella generación comandadad por Álex Aguinaga -ausente en este cotejo-, le hace pelea y llega al empate a través de una escapada del inacabable Agustín Delgado. Es, hasta entrado el segundo tiempo, un partido previsiblemente luchado.
Pero a lo 64 minutos, se produce un punto de quiebre. Que se genera a partir de un pase aparentemente inocuo que acaba siendo muy inteligente: un servicio hacia atrás de Javier Saviola. El 'Conejo' contraviene la teoría: cuando no puedes de frente, déjasela a alguien que puede organizar. Ese es Lucho González, quien metros atrás recibe el esférico y lo larga, a la inglesa, con pase alto hacia la izquierda, donde recibe el otro González, el 'Kily'. Este también piensa: no la centra rápido, sino que ve entrar proyectado a Juan Pablo Sorín y se la toca para que entre a la carrera; y el 'Juanpi' también piensa, pues en vez de atropellar ve mejor ubicado a D'Alessandro. El 'Cabezón', en otro rapto de lucidez, cambia de pie y toca atrás para que Lucho vuelva a organizar; y el volante devuelve la cortesía hacia la entrada del área, donde recibe Saviola de vuelta, para hacerse un autopase y definir hacia un costado de Geovanny Ibarra. Golazo, producto de una combinación que transformaría el partido.
Y sí: lo transformó de tal manera que los 26 minutos que vinieron en adelante resultaron en un concierto argentino. En la interpretación abusiva del bielsismo perfecto. Un concierto trepidante en el que la albiceleste se despachó con dos goles más de Saviola, quien llegó al hat trick y tuvo en aquella ocasión su mejor jornada con la selección argentina, en la que hasta hoy suma 11 goles en 39 cotejos. Y también con otros dos goles más, obra de D'Alessandro y de Lucho González para cerrar un 6-1 contundente cuyas consecuencias fueron mayúsculas: le bajaron la persiana a una generación ecuatoriana entera y al propio exitoso proceso del 'Bolillo' Hernán Darío Gómez, quien acabó renunciando luego de quedar, contra todo pronóstico, último en el certamen con la selección tricolor. Para los norteños, fue producto una mala pata de 'Conejo'.
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